Desde que tomara una edificación estatal abandonada en la calle Figura, en Centro Habana, a mediados de mayo del pasado año, Rachel Díaz, una joven madre con un niño de seis años muy enfermo, vive bajo la constante amenaza de ser sacada del lugar por la fuerza.
El local, una inmensa nave abandonada hace años, tiene muy malas condiciones constructivas, poca ventilación e iluminación, mucha humedad y filtraciones en el techo; pero, aún así, Díaz obtuvo en ese lugar algo de lo que había carecido toda su vida: privacidad y espacio donde estar con su hijo.
"A los tres meses más o menos de estar aquí, fue que me dejaron tranquila, y a los seis el intendente del Gobierno de Centro Habana me prometió que me construirían un apartamento, algo que no han cumplido; pero la delegada de la circunscripción de la zona, Noelia Concepción, siempre ha deseado sacarme de aquí, y ahora me hizo una denuncia a la Policía por supuestos daños, pues me vi en la necesidad de poner unas vigas de madera en la puerta para protegerme de varios intentos de robo", explica Díaz sobre el calvario que ha vivido en el último año como madre "okupa".
"El intendente Rodolfo volvió a cambiar su discurso, y ahora, a principios de junio, me dijo que yo estoy aquí de custodio, y que pronto vienen a sacarme, pero yo no pienso irme de este lugar porque no tengo para dónde, y ellos no tienen en cuenta que tengo un niño con varios problemas de salud graves", narra esta madre.
"Mi hijo se autoagrede en ocasiones, es muy irritable, tiene frenillo, no tiene control del esfínter, presenta problemas de la vista y aprendió a caminar a los cinco años. Los médicos nunca me han dado un diagnóstico certero de por qué tiene todos esos padecimientos. Yo he pedido ayuda muchas veces para atender la salud de mi hijo y nunca he recibido nada, para mí es muy inhumano que hagan eso conmigo", apuntó Díaz.
El fenómeno de las "madres okupa" se ha ido extendiendo por toda Cuba debido a la escasez de viviendas que padecen muchas familias o el peligro de derrumbe de sus casas tras décadas sin mantenimiento.
Muchas de estas mujeres no encuentran ubicación en los albergues estatales, colapsados por la cantidad de familias que se han quedado sin vivienda y que esperan desde hace décadas una solución para sus casos.
Es en la capital del país, por su densidad poblacional, donde más ocurren estos sucesos, especialmente en La Habana Vieja y Centro Habana, debido a la antigüedad de la mayoría de las edificaciones, muchas incluso construidas en el siglo XIX.
En dependencia del interés estatal por los locales vacíos que las madres ocupan, son sacadas por la fuerza o, después de amenazas e intentos de desalojarlas, finalmente las dejan en el lugar.