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Educación

Guarderías infantiles privadas: la única opción para las madres trabajadoras cubanas

A la falta de plazas en círculos infantiles, la ministra de Educación responde con la alternativa de las Casas Infantiles.

La Habana
Niños en un círculo infantil.
Niños en un círculo infantil. Granma

Durante décadas las madres trabajadoras cubanas han tenido que confrontar las consecuencias del déficit de capacidad de círculos infantiles en el país, y el cúmulo de promesas gubernamentales que repiten cada año las autoridades del Ministerio de Educación.

Considerados por gran parte de la población en la Isla como "la cenicienta" del sistema educacional, las asignaciones de círculos infantiles, en muchísimas ocasiones, no se consiguen de inmediato sin tener que recurrir al soborno o "la palanca".

Las guarderías privadas, hoy conocidas como "cuidos", han sido la única opción para millares de madres trabajadoras. Muchas de estas madres tampoco cuentan con familiares que puedan hacerse cargo de los niños que todavía no están en edad escolar.

"Por qué las abuelas tienen que cargar con una responsabilidad que corresponde al Estado: garantizar a cada mujer trabajadora la asignación del círculo infantil una vez que salga embarazada", cuestiona Maribel Rojas, joven trabajadora que desde hace tres años espera por la asignación del círculo infantil de sus dos hijas jimaguas.

"Para el Estado es muy fácil decir que la familia tiene que colaborar, pero cada tema tiene su límite. El límite entre las obligaciones de la familia y las obligaciones del Estado. Por otra parte está la cuestión monetaria, pues los cuidos, por supuesto, nunca son baratos. Es un servicio que en todas las épocas ha sido caro para las madres que solo dependemos de un salario estatal. En mi opinión, ni siquiera a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) les ha importado mucho cómo se las arreglan las madres trabajadoras que no pueden pagar un cuido", fustiga Rojas, quien actualmente paga 800 pesos por cada una de sus hijas en una guardería privada, lo que representa casi la mitad de su salario mensual.

En dependencia de la calidad del servicio, atenciones personalizadas y la edad de los niños, los precios de las guarderías privadas actualmente oscilan entre los 800 y los 2.500 pesos mensuales por cada niño, sin incluir la alimentación.

El pasado mes de marzo, Ena Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, informó que en febrero del presente año se graduaron 6.294 maestros de las escuelas pedagógicas para la educación primaria, la especial, la primera infancia, y la enseñanza técnica y profesional. Aseguró además que se graduaron profesores de secundaria básica en las especialidades más deficitarias, 593 de técnico superior y 1.676 licenciados en Educación de las universidades.  

En referencia a los círculos infantiles Velázquez Cobiella admitió que "aunque es insuficiente lo logrado, incrementamos en más de mil las capacidades de círculos infantiles porque se abrieron nuevas instituciones en Granma, Villa Clara, Guantánamo y Santiago de Cuba, y se lograron reparar 194 círculos infantiles". Y sobre las solicitudes comentó que existen más de 150.000 solicitudes en el país a las cuales el Ministerio no ha podido dar respuesta, "debido a que la situación nacional no permite construir todos los círculos necesarios, y desde el mes de febrero comenzó el proceso de otorgamiento de círculos infantiles, para lo que están previstas más de 6.000 plazas".

Sin embargo, la ministra no ofreció declaraciones sobre el por qué se acumulan las solicitudes para círculos infantiles, en tanto este trámite puede realizarse desde el comienzo mismo del periodo de gestación, dato que desconocía la totalidad de las madres trabajadoras encuestadas.

Luego de años pagando guarderías privadas, Arletis Castro Sánchez logró inscribir a su hija, a los cuatro años de edad, en un círculo infantil. Su relato, lejos de ser lo que el régimen cataloga como "hechos aislados", es similar a casos de otras madres trabajadoras que se dan por vencidas y simplemente se resignan a que sus hijos cumplan los cinco años que se requieren para iniciar el preescolar.

"Cuando me personé ante la directora del círculo asignado, me preguntó si mi solicitud era como caso social. Le expliqué que durante todos estos años yo había presentado tres solicitudes, así que no sabía con exactitud por cuál de ellas me había llegado la asignación. La planilla de aprobación que ella tenía era de principios de 2018, pero no me supo decir por qué se me notificaba cuatro años después, aunque quiso insinuar que quizás 'el retraso' era a causa de la pandemia. Ni siquiera se percató que la pandemia comenzó dos años después, es decir, en 2020", relata Castro Sánchez, a quien ni siquiera le avisaron que su hija debía comenzar en el actual ciclo.

"La administradora me pidió entonces que buscara un certificado médico, con carácter de urgencia, para poder justificar que mi hija estaba ausente desde hace 15 días, pues ella corría el riego de una sanción laboral severa y mi hija perder la asignación del círculo. Es decir, la población es quien tiene que justificar su mal trabajo, encima pagar las consecuencias, y sobornar a un doctor para conseguir el certificado médico. Realmente es inaudito: una cosa informan en la televisión y otra cosa bien distinta ocurre en la realidad."   

Según le informó esta administradora, alimentos como leche, yogurt, carne de res y pollo están garantizados en los círculos infantiles, por lo cual a la familia se le notifica que "está totalmente prohibido reforzar la dieta de los niños". Entre las exigencias actuales para cada niño que ingresa al círculo infantil está: jarrito y cucharita de aluminio, catre, cepillo dental, peine pequeño (no grande), tres nasobucos, una bolsita de tela.

"Espero que sea realidad que tanto la higiene, la calidad de los alimentos y la profesionalidad de las cuidadoras esté a la altura de lo que exigen y promueven", dice Castro Sánchez.

No pocas madres trabajadoras señalaron las contradicciones en las declaraciones que ofreció la ministra. Según la funcionaria, en referencia al estado constructivo de las instalaciones educacionales, "en todas las provincias hay un plan de mantenimiento y reparación", y enumeró que durante 2021 "fueron reparados 1.373 centros, para un 115% de cumplimiento".

"Esas afirmaciones, supongo, no incluyen a La Habana", ataja Brenda Orellana, madre trabajadora con tres hijos menores, uno de ellos de tres años de edad.

Desde hace al menos 15 años, coincide Orellana, "círculos y jardines infantiles han cerrado por distintas razones, ya sea por falta de mantenimiento o porque los convirtieron en viviendas temporales o definitivas para damnificados de huracanes. Pero no son unos cuantos, sino muchos y eso se puede corroborar si caminas La Habana entera".

"Construir nuevos círculos o jardines infantiles está bien, pero el sentido común te dice que también puedes rescatar aquellos que dejaron en el abandono, o lo usaron con otros fines. Por eso muchas madres trabajadoras ya ni creemos en lo que dice el Ministerio de Educación cada año porque es más de lo mismo, y mientras tanto, las madres que quieren y necesitan trabajar solo tienen la opción de los cuidos. A mí me ayuda mi familia que vive en el extranjero, y puedo pagar los 1.500 pesos que me cuesta el cuido del más chiquito de mis hijos, pero más de la mitad de las familias no pueden darse el lujo ni del cuido más barato", enfatiza Orellana.

El programa de Casas Infantiles

La solución a la disponibilidad de círculos infantiles no parece estar a corto ni a mediano plazo si analizamos la alternativa que propuso la ministra de Educación luego de ofrecer las cifras de graduados, reparaciones y construcciones: el programa de Casas Infantiles.

"Tal y como señaló la propia ministra, las Casas Infantiles serán una opción a las madres trabajadoras para el cuidado y educación de sus hijos. Y una se pregunta: no es mejor dejar de inflar con cuántos maestras se graduaron, cuántos escuelas o círculos se repararon o cuánto se construyeron, e ir directo al asunto: que las madres que trabajan tienen que joderse", apostilla Dalia Salazar, otra de las miles de madres trabajadoras que "estamos más cerca de ver a nuestros graduados de la universidad que de verlos entrar al círculo".   

El programa de Casas Infantiles, explicó la titular de Educación, "pueden abrirlas unidades presupuestadas, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, empresas mixtas, organizaciones sociales, políticas y de masas, como una variante de atención educativa. El Ministerio de Educación tiene la responsabilidad de aprobar, asesorar y garantizar el personal que atenderá a los niños". Sin aclarar si ya se había concretado este programa en la práctica, Velázquez Cobiella destacó que, la entidad que abra una casa infantil puede atender los niños de las madres trabajadoras de esa institución, pero también puede atender casos sociales que estén cercanos a la comunidad, y nos quedarían plazas en los círculos infantiles para seguir ofertando.

"Increíble, por un lado dicen que gradúan miles de maestros y por otro lado recurren al asesoramiento de personal que atienda a nuestros hijos en locales, supongo, habilitados en los centros laborales. Algo que es realmente preocupante para cualquier madre, porque la palabra asesoramiento no me convence. Cuidar y educar niños es una vocación con la cual se nace, no se asesora. En fin, que no sabemos a ciencia cierta qué es lo que escasea: si las educadoras o los círculos infantiles, o si están preparando alguna cruzada contra los cuidos particulares. En Cuba nunca se sabe", concluye Orellana.

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2 comentarios

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Profile picture for user Pedro Benitez

Sirvió

Profile picture for user Weston

Guarderías, restaurantes, en fin, negocios privados. Eso es lo que hace falta. Esa crítica por todo no ayuda. Todo el mundo sabe que el país no funciona con socialismo.