"Entre más escucho las explicaciones más me preocupa ese nuevo Código de las Familias. Uno cree que todo lo nuevo y moderno es bueno pero no siempre es así, eso podría traernos más problemas que soluciones", comenta Ignacio, un trabajador gastronómico de Holguín.
"En estos tiempos los padres cada vez tenemos menos control sobre nuestros hijos. Se nos van de las manos por muchas razones: por lo que aprenden en la escuela, dentro y fuera de las aulas, teniendo en cuenta el relajamiento que hay y la mala calidad de los maestros y profesores; está también el asunto de internet y los teléfonos con esos los juegos que los tienen locos y parece un crimen no dejarlos jugar. Ni criarlos ni disciplinarlos es algo fácil. Dígame usted si, aparte de todo eso, la ley nos quita fuerza sobre ellos. Va a ser un problema", opina.
A Raúl, que es cochero, también lo tiene preocupado: "Yo leo todo eso en las redes, donde hay mucha oposición al Código de las Familias, principalmente los religiosos. La mayoría de lo que leo es en contra. Dicen en la televisión que es una campaña política desde afuera, pero yo veo que es la gente la que no está de acuerdo porque a la mayoría no le agrada ver a homosexuales casándose como si fueran hombre y mujer, o adoptando niños, les choca eso. Y por otro lado, tienen miedo de perder la autoridad sobre sus hijos. Esa es la realidad".
"Y ahora que los niños y jóvenes lo saben todo, hasta mejor que uno mismo porque mientras estamos trabajando ellos están viéndolo todo en el teléfono, se intercambian información con mucha habilidad. A veces no los entendemos y ellos quieren siempre imponer su voluntad, gobernarse antes de tiempo, eso siempre ha sido así y ahora es mucho peor", afirma.
"Por eso hay muchos conflictos familiares que ahora se resuelven, bien o mal, con un poco de autoridad. Veremos qué sucede cuando comiencen a amenazar a los padres con ir a los tribunales, habrá conflictos mayores, eso creo", termina.
El Proyecto de Ley del nuevo Código de las Familias en Cuba fue aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular el pasado 21 de diciembre y publicado en la Gaceta Oficial el 12 de enero. El acuerdo parlamentario incluye el debate y "consulta popular" antes de su aprobación final como Ley, entre el 1 de febrero y el 30 de abril del presente año.
Un análisis objetivo del texto arroja que pretende ser inclusivo, dar herramientas para combatir la violencia intrafamiliar y proteger los intereses de los niños y niñas en primer orden, ampliando el concepto de la familia y de la responsabilidad parental. Lo cual, si bien es celebrado por la comunidad LGBT y especialistas del Derecho y las Ciencias Sociales, despierta reacciones de preocupación y rechazo en no pocos padres, religiosos e incluso opositores al Gobierno.
Estos últimos, temen que por la ausencia de un Estado de derecho con separación de poderes, el nuevo código pueda ser usado como arma política del régimen para diezmar la voluntad de luchar por el cambio democrático, como hace con otras leyes interpretadas con evidente sesgo político. Máxime si es un tema de mucha sensibilidad.
Según Imaray, madre de tres hijos, "el nuevo Código de las Familias no es nada popular, esa es la verdad. Es difícil toparse a alguien que esté de acuerdo o que al menos no esté asustado o preocupado con él. Yo soy cristiana metodista y no estoy de acuerdo. Converso con mucha gente fuera de la iglesia, en la calle, porque hemos salido a preguntar a la gente sobre esto como parte de nuestra prédica, y salvo raras excepciones, a la gente no le agrada".
"Aunque no sean religiosos, se oponen a los matrimonios homosexuales por considerarlos un mensaje ideológico antinatural, un mal ejemplo a seguir. Porque una cosa es ser tolerante y respetuoso con las diferencias, y otra bien distinta es asumir que todo es igual y normal. Y los jóvenes siguen la moda, más allá de que tengan esas inclinaciones naturales; les gusta ir contra la corriente, y ahorita la moda va a ser volverse transgénero o casarse personas del mismo sexo y luego adoptar niños. Ese es el temor", explica.
"Tampoco es del agrado de los padres perder la patria potestad sobre sus hijos, porque la situación se puede poner más difícil de lo que ya está en el interior de las familias con la educación y el control de los hijos", considera.
Danny Azahares, que es opositor al régimen, opina que "la dictadura sabe que la familia es el punto más débil y sensible de cualquier persona y se está armando para usar también esta ley como chantaje a los opositores. Eso viene por ahí".
"Tampoco existe el supuesto debate, porque en la televisión no vemos a nadie que defienda el por qué tanta gente cree que no se debe aprobar ese código, solo ponen a los que tratan de convencer al pueblo de que es algo bueno. No es debate, es manipulación, y aun así la mayoría no se convence. Creo que es horrible lo que están haciendo", afirmó.
Todavía hay quiénes dicen que el pueblo cubano toma decisiones... ¿Cuáles? Es un código impuesto, como lo será próximamente el ya aprobado para asuntos penales. Todo lo que contienen esos códigos, es para beneficio del régimen y veo muy poco para el pueblo.
Dato curioso. El Sr. Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, dijo en televisión que sería sometido a consulta popular, horas más tarde, el Granma lo contradice, argumentando que no serán realizadas tales consultas ni debates en torno al asunto. Después no faltan los que se molestan cuando se dice que este señor no es solo un puesto a dedo, sino que es menos que un Don Nadie.
Días atrás salió la noticia de "Mariela Castro dice que el nuevo Código de las Familias será resultado de 'avances' en el sistema político cubano". Obviamente quien se lea el nuevo Código de las Familias, se percataría inmediatamente del gran avance. Es más bien un gran negocio para el régimen y encima, permitirá la emancipación sin control de la juventud. ¡Bravo!