Durante cinco semanas consecutivas, Camagüey ha reportado las tasas de incidencia de dengue más altas de Cuba, lo que unido a la crisis provocada por el Covid-19 convierte a este territorio en el epicentro de las dos enfermedades más letales que han afectado a la Isla las últimas décadas.
Yasnaya Prada Noy, subdirectora de lucha antivectorial en el territorio, informó a la prensa oficial que las demarcaciones de ·Minas, Guáimaro, Florida y la cabecera provincial "presentan la mayor afectación, aunque los 13 municipios notifican casos" de dengue.
Aunque la funcionaria no mencionó la cifra de pacientes ingresados, ni el tipo de dengue que circula, dijo que el escenario epidemiológico es tenso y muy complejo, debido a que coincide en tiempo y gravedad con el coronavirus, que ha contagiado a 64.000 personas y en el último cuatrimestre provocó 502 muertes en Camagüey.
El índice de infestación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, "está muy por encima de lo permisible, y en estos momentos se tiene una focalidad elevada, lo cual también posibilita la transmisión", comentó Prada Noy a la estatal Agencia Cubana de Noticias.
Para intentar revertir el caos, las autoridades pretenden revisar en el mes de octubre la totalidad de las zonas urbanas y el 50% de las rurales, mientras que la otra mitad de ese último segmento será chequeada en noviembre con el apoyo de los soldados del Ejército Juvenil del Trabajo, jóvenes del Servicio Militar que sin el conocimiento necesario permanecen expuestos al contagio de Covid-19 y otros peligros.
Con la pretensión de recuperar la credibilidad y frenar la repulsa popular generada por la falta de transparencia con que el MINSAP ocultó la expansión del dengue, Prada Noy dijo que en los municipios de mayor complejidad se efectuará el "tratamiento adulticida", contra los focos de mosquitos, cuando desde hace un año ni se fumiga y tampoco se vierte abate en los depósitos de agua de las familias.
En medio de ese contexto, la Intendencia implementa el retorno a la "nueva normalidad", afectada también por la inflación, el desabastecimiento, la insalubridad y la escasez de medicamentos.
A pesar de la conmoción que produjo el reconocimiento del nuevo riesgo sanitario, el viceprimer ministro Jorge Luis Perdomo, de visita en el territorio, se concentró en exigir el reinicio del curso escolar y el trabajo social en la comunidad, la última de las pantomimas en que se desgastan los dirigentes.
Camagüeyanos, indignados con la crisis y la falta de transparencia
La postura de los políticos y las autoridades sanitarias disparó la indignación popular, pues a muchos camagüeyanos les pareció poco ético que se justifique el desastre, no se ofrezca una información fidedigna y solo se descorra a medias el velo de la censura.
"Lo que han hecho es tapar el sol con un dedo. Los hospitales parecen terminales. Es mejor quedarse en la casa que en esas salas llenas de infecciones. Ni los médicos saben de qué se muere la gente. Yo entré con Covid y terminé con dengue", comentó Leonor Varona.
"La población debería estar informada", añadió. "Al final, la verdad se destapa, y por lo general divulgan la catástrofe cuando casi no tiene arreglo".
Por su parte, Juan Navaroli consideró que las autoridades "llevan meses inventando causas de muerte".
"Mi hermano se murió con los órganos sangrando y en el certificado de defunción le pusieron que lo mató la Covid", relató.
"Yo me salvé de chiripa, gracias a que mi prima es enfermera y me dijo que ni jugando fuera al Hospital Amalia Simoni, que allí había de todo menos medicina", dijo Alicia Saceiro.
Otros consultados coincidieron en que a golpe de omisiones no se acabará con las epidemias, sino con la paciencia y la salud de los camagüeyanos.
Las autoridades no han informado sobre la cantidad de focos existentes de mosquitos Aedes aegypti, agente transmisor de dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla.
En Camagüey la mayoría opina que los salideros, el incremento de micro vertederos y la baja percepción del riesgo, unido a serias fallas en la exigencia y el control de la campaña antivectorial, son el detonante del actual brote.
Aunque las autoridades mantienen un mutismo absoluto respecto a posibles defunciones y bloquean las informaciones incomodas al régimen, el personal que labora en la línea roja alerta sobre la letalidad de esta enfermedad salida de control y resalta que no hay recursos para combatirla.
La Organización Mundial de la salud considera al dengue entre las 10 enfermedades de mayor importancia a escala global y estima que más de la tercera parte de los habitantes del orbe se encuentran en riesgo de padecerlo.