La propaganda del régimen de La Habana está enfocada en los barrios marginales tras las protestas pacíficas del pasado 11 de julio. El "maquillaje político" a Miguel Díaz-Canel continuó con una supuesta reunión para "preocuparse" por las zonas marginales de La Habana, según reseñó el diario oficial Granma. El dirigente aclaró este miércoles que el Gobierno "va a apoyar los barrios no a intervenirlos".
"Hay que definir bien y potenciar el papel de la Asamblea Municipal del Poder Popular y de la figura del presidente del municipio porque esa es la figura fundamental del Estado y Gobierno en los municipios, ratificando el concepto de que nosotros (el Gobierno) no vamos a intervenir los barrios, vamos a apoyar los barrios y tiene que salir el diagnóstico del barrio, las propuestas tienen que salir del barrio, las ideas tienen que salir del barrio. Nosotros vamos a ayudar a canalizar todo eso y a trabajar con las personas, con los actores que están en el barrio", dijo Díaz-Canel.
El dirigente llamó a distinguir "qué tiene y qué no tiene" la comunidad. "Lo que no tiene en el menor tiempo que lo podamos a hacer y lo que tiene cómo lo mejoramos no solo estéticamente sino para que funcione bien".
Pese a que Díaz-Canel pidió "potenciar la capacidad de oír lo que nos plantea la población para atender y facilitar lo que nos están proponiendo como proyecto, ideas, sugerencias y también insatisfacciones", el régimen sigue oyendo solo a quienes son afines con el proyecto de Fidel Castro y obvia a quienes piden cambios más profundos en Cuba.
En La Habana se realizan acciones constructivas y de otro tipo "en 62 comunidades de mayor complejidad" después de las protestas del 11J, entre ellas en el barrio La Güinera donde falleció la única persona reconocida por las autoridades cubanas durante las manifestaciones.
Otro de los barrios donde el régimen "no interviene" es El Fanguito, ubicado en el municipio de Plaza de la Revolución, "que está siendo atendido por el Ministerio de Comunicaciones para remediar dificultades con el suministro de agua", puntualizó Granma.
Díaz-Canel llegó a pasear incluso por el barrio donde se creó el Movimiento San Isidro, que lleva ese nombre, cuando el artivista Luis Manuel Otero Alcántara está detenido. El dirigente fue a San Isidro rodeado de personal de seguridad y dirigentes.
El Partido Comunista de Cuba (PCC) insiste en limpiar la imagen de Díaz-Canel después de que llamó al enfrentamiento entre cubanos el pasado 11 de julio. Sin embargo, los ciudadanos no se olvidan de la orden dada por el dirigente a los revolucionarios a tomar las calles.
"Si la implementación de los nuevos decretos y medidas por el Ministerio de Comunicaciones tiene por objetivo verdadero castigar a quienes en los medios sociales impulsen al odio, la agresividad y el crimen, el presidente del país Miguel Díaz-Canel Bermúdez debe ser sancionado tras sus belicosas palabras ante las cámaras de televisión en la tarde del 11 de julio, por haber dado la orden de combate frente a las manifestaciones populares", dijo el escritor independiente Pedro Junco López en Facebook sobre el nuevo Decreto-Ley 35 que restringe la libertad de expresión de los cubanos en internet.
Díaz-Canel contradice sus propios palabras de "potenciar la capacidad de oír lo que nos plantea la población para atender y facilitar lo que nos están proponiendo" al no escuchar los llamadas hechos para no aplicar dicha normativa. La Habana optó por hacer oídos sordos y tildar de "mercenarios" y "contrarrevolucionarios" a quienes usan el hashtag #NoAlDecretoLey35 en las redes sociales.
Esa "orden de combate" no se la quita nadie de arriba al puesto a dedo. Ni la propaganda oficialista ni la campaña mediática de lavarle la cara.
Demasiado bárbaro ese llamado a la guerra civil en pleno siglo XXI. Ya no estamos en tiempos de monarquías y reyes, e incluso los tiranos intentan guardar las formas.
Fidel lo hizo muy bien, pero una careta no se sostiene demasiado tiempo.