El sindicato del régimen apoya la represión en Cuba y condena a los manifestantes del 11J

Mientras los sindicatos en la mayoría de los países del mundo se solidarizan con las protestas populares contra la inflación, las malas políticas gubernamentales y la miseria en general, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), una vez más, sigue la línea contraria. Su apoyo desde el mismo 11 de julio, día en que miles de cubanos salieron a las calles de decenas de ciudades de Cuba en protestas antigubernamentales, ha sido para la represión y para la descalificación de los manifestantes.

Aunque quienes se manifestaron y sufrieron a manos de policías y parapolicías fueron integrantes de hogares de trabajadores, muchos del sector informal de la economía, cuentapropistas semiquebrados por las restricciones y los altos impuestos, y estudiantes hijos de trabajadores, la CTC, único sindicato legal en la Isla, apoyó a su jefe, el Partido Comunista, que en su condición de Partido-Estado-Gobierno es el mayor empleador de Cuba.

"CTC condena manifestaciones de desorden en ciudades cubanas", fue el titular publicado por la prensa oficial de la Isla para reproducir un comunicado de la organización.

El sindicato del régimen no solo rechazó las protestas, las consideró "ilegítimas". Asimismo, dio "su apoyo incondicional a la respuesta revolucionaria y patriótica", en referencia a la represión violenta contra los manifestantes pacíficos.

También asumió la CTC discurso oficial a la hora de culpar a Washington de ser el autor intelectual de las protestas, otra forma de intentar desacreditar la actuación del pueblo cubano, hastiado tras 62 años de fracasos del sistema totalitario y estatista de partido único.

Alfredo Vázquez Pérez, secretario general de la CTC en La Habana, ha reconocido en entrevistas con la prensa oficialista haber formado parte de los grupos de choque que junto a la Policía enfrentaron a los manifestantes, que eran "inicialmente pacíficos", dicho con sus propias palabras.

El dirigente de la CTC sitúa el giro de los acontecimientos en las 4:00 de la tarde del 11J, precisamente la hora del llamado de Díaz-Canel a que "los revolucionarios y los comunistas" retomaran las calles.

Ese llamado se tradujo en despliegue de fuerzas especiales y turbas armadas con palos, que propinaron golpizas a manifestantes y practicaron detenciones violentas.

Vázquez Pérez dijo que "como parte de ese enfrentamiento revolucionario" para impedir que los manifestantes "se dirigieran hacia el Malecón", recibió una herida de siete puntos en la cabeza.

Aunque no contó detalles, en sus palabras quedó claro que la violencia se produjo cuando las fuerzas gubernamentales y las turbas de "revolucionarios" que las apoyaban quisieron detener con represión y coacción a los manifestantes. Según el funcionario, una vez fue atendido en un puesto médico, volvió a las calles, al lado de los represores.

En toda Cuba la CTC estuvo el 11J junto al Gobierno, reprimiendo y estigmatizando al pueblo trabajador que se lanzó a las calles para exigir enérgicamente "Libertad" y gritar "¡Patria y Vida!".

Haciendo gala de la conocida desvinculación de la CTC con el sentir de los trabajadores, al funcionario repitió también el argumento del régimen que apela al nacionalismo: "Sabemos que el país tiene problemas (…), pero esos problemas los resolveremos nosotros, no nadie de fuera", dijo.

Desvirtuar el clamor popular intentando mostrarlo como un intento de Estados Unidos de provocar un estallido social en Cuba es parte de la traición habitual del régimen a las aspiraciones de los cubanos, en la cual, otra vez, participa la CTC.