Cubanos condenados por 'sabotaje': 'Fuimos sometidos a fuertes presiones para arrancarnos una confesión de culpabilidad'

El 25 de mayo de 2019 un tren que cubría la ruta Habana-Mariel descarriló y varios de sus vagones se volcaron a un costado de la vía férrea. Aunque inicialmente la prensa oficial reportó el suceso como un accidente, a finales del año siguiente, en un contexto de represión y linchamiento mediático a los miembros del Movimiento San Isidro, los medios del régimen cubano volvieron a mencionar este suceso para presentarlo como un sabotaje a la economía del país.

La prensa estatal no reveló que desde finales de 2019 las autoridades habían detenido a cinco supuestos implicados. Esperó hasta diciembre de 2020 para tratar de presentar el descarrilamiento como un supuesto sabotaje financiado por un ciudadano de origen cubano residente en Estados Unidos, a quien calificó de "terrorista".

Por esa acción, Joaquín Camejo Corrales fue sentenciado a 24 años de cárcel; Miguel Ángel Batista Rodríguez, a 20 años; Raidel Sánchez Mayedo, a 18 años, y Lázaro Yerson Ramos Salín, a 17 años, por el delito de "sabotaje". Mientras, Yoandris Ortiz Meriño fue sancionado a tres años de cárcel por "otros actos contra la seguridad del Estado".

DIARIO DE CUBA tuvo acceso a la sentencia del caso, que las autoridades manejaron como un tema político. También obtuvo testimonios de dos de los principales acusados.

"Cuando me detuvieron y me llevaron preso para Villa Marista yo siempre les dije la verdad, que no tenía nada que ver con el descarrilamiento del tren. Al verme firme en mi posición, comenzaron los chantajes: que si yo me dedicaba a matar vacas, porque mi trabajo era como camionero en la Empresa Nacional de Ganado Menor", dijo a DIARIO DE CUBA Raidel Sánchez Mayedo.

"Me enseñaron una foto de mi mujer vestida de presa y me decían que ella me encubría, y que por eso ella podía ser encarcelada. También me dijeron que el satélite me ubicaba en el lugar de los hechos, y hasta me dijeron que los inspectores iban a acabar con la cafetería que tenía mi hermana. Eran todo tipo de presiones de manera constante para que me declarara culpable", según Sánchez Mayedo.

"Fueron muchas horas y días de interrogatorios que terminaron por arrancarme una confesión de culpabilidad en un vídeo expuesto en el juicio. Si me declaré culpable —aun siendo inocente— fue para proteger y salvar a mi familia, pero yo en verdad no tengo nada que ver con el descarrilamiento de ese tren", declaró.

Según Miguel Ángel Rodríguez Batista, a él también lo "presionaron todo el tiempo" para que se "declarara culpable".

"Ellos nos decían que habían recibido orientaciones muy precisas de que los culpables de haber zafado la línea debían aparecer. Después de muchos interrogatorios en Villa Marista y amenazas, me declaré culpable, pero yo no hice nada", añadió Rodríguez Batista.

En declaraciones a DIARIO DE CUBA, la esposa de Sánchez Mayedo defendió la inocencia de su pareja y expresó que "jamás en su casa se recibió dinero alguno" de parte de Luis Mario Vela Reyes, residente en Estados Unidos, a quien las autoridades señalaron como el supuesto patrocinador y autor intelectual del descarrilamiento.

"En el registro de mi casa las autoridades no encontraron dinero ni nada que pudiera incriminar a mi esposo, porque no había nada", dijo la mujer.

La versión hecha pública por la prensa oficial señaló que los autores de los hechos iban a recibir un pago total de 1.000 dólares por esa acción, pero que por no haberla filmado finalmente solo recibieron 500. Los acusados y familiares cercanos de Sánchez Mayedo y Batista Rodríguez que dieron declaraciones a DIARIO DE CUBA negaron haber recibido dinero alguno y todos afirman ser inocentes.

Según la sentencia del caso, la mayoría de los abogados defensores se mostró en desacuerdo con la cantidad de años solicitada por la Fiscalía por considerarla excesiva. En el caso de Joaquín Camejo Corrales su abogado pidió la absolución de su defendido. Debido a que Camejo Corrales contaba con registro de antecedentes penales, recibió la condena más alta.

Con relación a Camejo Corrales, el documento señala que en juicio este acusado dijo que "las manifestaciones que aparecen como suyas en el proceso instructivo las brindó bajo la presión de los oficiales del Ministerio del Interior". También que realmente el día del descarrilamiento "se encontraba en una cafetería cerca de su casa a la hora que se dice ocurrieron los hechos, y que nadie le propuso nada con respecto a eso, desconociendo por qué aparece una huella olorosa suya en uno de los objetos encontrados".

Una de las técnicas de investigación más utilizadas por las autoridades cubanas es la prueba de olor, para supuestamente demostrar que el sospechoso no solo estuvo en el lugar de los hechos, sino que cometió el delito.

La abogada Laritza Diversent, directora de la consultoría legal Cubalex, opinó que "la huella de olor es una prueba muy endeble para demostrar la comisión de un delito pues, aunque se demuestre que la persona estuvo en el lugar de los hechos, no se puede tomar como una evidencia definitiva para demostrar su culpabilidad".

"Muchas huellas de olor se recogen en el ambiente y se confunden o mezclan con otros olores". Sin embargo, "en la actualidad los tribunales cubanos aceptan las huellas de olor y cualquier otro procedimiento por parte de la instrucción como pruebas concluyentes de la culpabilidad del acusado", dijo la jurista.  

Luis Mario Vela Reyes, el residente en Estados Unidos señalado como el patrocinador y autor intelectual del descarrilamiento, reaccionó en su momento a las acusaciones del Gobierno cubano.

"Todo el que me conoce sabe que nunca me he metido en política y que soy incapaz de hacer algo así. Me da mucha pena saber que el Gobierno de Cuba tiene necesidad de culpar a inocentes como yo para poderse limpiar la basura que tienen encima", dijo entonces.