Especialistas cubanos involucrados en las investigaciones del incendio desatado en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt señalaron a la minería ilegal artesanal como la causa del fuego que el 17 de abril se detectó en las inmediaciones del río Yarey, en el Departamento de Conservación Ojito de Agua, en el área declarada Patrimonio de la Humanidad.
El máster en Ciencias Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento de manejo del fuego del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, perteneciente al Ministerio del Interior, informó a través de la televisión nacional que las conclusiones se basan en huellas recientes de actividad humana halladas en la zona donde inició el fuego, precisó un reporte del periódico oficial Venceremos.
Precisó que, a unos metros del río, se encontraron un refugio rústico, latas con restos de alimentos, muestras de piedras, huellas de personas, movimientos de tierra, así como mechones artesanales que habrían sido usados como fuente de luz y de calor. Estos elementos fueron asociados a la minería furtiva para la extracción de oro.
Especialistas de Guardabosques y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Guantánamo habían encontrado condiciones favorables para la propagación del incendio en la escasez de lluvia y las altas temperaturas, las características de los pinares, la presencia de vientos leves y moderados y suficiente carga de material combustible, unas 45 toneladas por hectárea.
A estas alturas, expertos de ambas instituciones todavía evalúan los daños medioambientales en las 1.896 hectáreas que abarcaron las llamas del siniestro, el más grande reportado en el Parque, la mayor reserva natural de Cuba y considerado un paraíso del endemismo y la biodiversidad. Las fuerzas implicadas en la extinción del fuego tardaron 22 días para lograr sofocarlo.
Una inspección preliminar tras el incendio concluyó que el Alejandro de Humboldt demorará una década en su total recuperación. Un grupo de especialistas del CITMA recomendó eliminar de los bordes de los cortafuegos y caminos reales los árboles pirofílicos (que fomentan la propagación de incendios) y sembrar especies endémicas, de mayor índice de humedad y bajo potencial combustible.
Las 1.896 hectáreas dañadas por el desastre representarían más de la mitad de la superficie total (3.700 hectáreas) afectadas en Cuba por los 365 incendios forestales (27 de ellos en Guantánamo) registrados en lo que va de 2021.
Ocujes colorados, manajús, robles negros, inciensos, pinares y árboles de copal sufrieron los efectos de la candela desatada el 17 de abril. También alcanzó charrascales, poblaciones de cordobán, palmas pajúas, orquídeas y otras especies de menor porte en los bosques de coníferas del lugar. Los daños fueron menores entre los adultos de alta talla, según valoraron los expertos.
La hoguera también devoró helechos arborescentes en el sector de Ojito de Agua, núcleo de las Cuchillas del Toa, refugio de más de 1.200 especies vegetales, joyas botánicas con alto nivel de endemismo, que representan el 2% de la flora total del planeta.
Tocororos, cotorras, cateyes, gavilanes, palomas, aves migratorias y residentes, exponentes de la microfauna (la más dañada por el incendio), lagartos, majaes, moluscos, invertebrados como la polimita picta, así como el primitivo y nocturno almiquí, en peligro crítico de extinción, viven en ese nicho ecológico que atesora 16 de las 28 formaciones vegetales identificadas en Cuba.
¡Qué crimen!