Una década demorará el Parque Nacional Alejandro de Humboldt de Cuba en su total recuperación tras el incendio que afectó 1.896 hectáreas y del que aún se desconocen los detalles de cómo se originó, publicó el diario oficial Granma.
Un grupo de especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) recomendó eliminar de los bordes de los cortafuegos y caminos reales los árboles pirofílicos (que fomentan la propagación de incendios) y sembrar especies endémicas, de mayor índice de humedad y bajo potencial combustible.
Así, ejemplares con esas características, entre ellos el abey de monte malo, uvillas, ocujes colorados y robles negros, típicos de bosques pluvisilva, poblarán un 60% de las áreas dañadas, dijo Yamilka Joubert, directora general de la Unidad de Servicios Ambientales del Parque Nacional que abarca grandes extensiones del oriente de Cuba.
Los expertos prevén que el 40% restante de la superficie dañada se restablecerá por regeneración natural, a partir de la capacidad de resiliencia de la propia naturaleza.
Sin embargo, los primeros frutos empezarán a verse en dos años, y solo una década después de apagado el fuego se podrán apreciar los mismos atributos arrebatados por el incendio, extinguido el 9 de mayo, tras 22 días consumiendo.
Según el medio oficial, en breve los especialistas volverán al terreno para evaluar con mayor precisión la magnitud de los daños, que son, hasta ahora, preliminares.
Joubert dijo la UNESCO ha manifestado la disposición de aportar fondos para el empeño de repoblación con las especies propuestas, que cuenta con el apoyo de la ONG Oro Verde. Las posturas saldrán de las propias áreas del Parque Nacional, donde se incrementan los viveros tecnológicos con esa finalidad.
Las 1.896 hectáreas dañadas por el desastre representarían más de la mitad de la superficie total (3.700 hectáreas) afectadas en Cuba por los 365 incendios forestales (27 de ellos en Guantánamo) registrados en lo que va de 2021.
Ocujes colorados, manajús, robles negros, inciensos, pinares y árboles de copal sufrieron los efectos de la candela desatada el 17 de abril. También alcanzó charrascales, poblaciones de cordobán, palmas pajúas, orquídeas y otras especies de menor porte en los bosques de coníferas del lugar. Los daños fueron menores entre los adultos de alta talla, según valoraron los expertos.
La hoguera también devoró helechos arborescentes en el sector de Ojito de Agua, núcleo de las Cuchillas del Toa, refugio de más de 1.200 especies vegetales, joyas botánicas con alto nivel de endemismo, que representan el 2% de la flora total del planeta.
Tocororos, cotorras, cateyes, gavilanes, palomas, aves migratorias y residentes, exponentes de la microfauna (la más dañada por el incendio), lagartos, majaes, moluscos, invertebrados como la polimita picta, así como el primitivo y nocturno almiquí, en peligro crítico de extinción, viven en ese nicho ecológico que atesora 16 de las 28 formaciones vegetales identificadas en Cuba, reporta la mayor biodiversidad y endemismo de la Isla, e integra la principal reserva de biosfera del Caribe insular.