Cuba podría sufrir el impacto de al menos un ciclón tropical en la temporada ciclónica que comienza el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre y que los expertos pronostican como activa.
El doctor Ramón Pérez Suárez, investigador auxiliar del Centro del Clima del Instituto de Meteorología (INSMET), dijo en la Mesa Redonda del jueves que la cercana temporada ciclónica en el área del Atlántico Norte, el Golfo de México y el Mar Caribe, podría traer la formación de 16 organismos ciclónicos tropicales, y ocho de ellos podrían alcanzar la categoría de huracán.
Asimismo, del total de ciclones tropicales, diez se desarrollarían en el área oceánica del Atlántico, tres en el Mar Caribe y otros tres en el Golfo de México.
Pérez Suárez dijo que las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en el Caribe, y de que uno de procedencia atlántica penetre en esta área, son altas, con un 60% y 70% respectivamente.
"El peligro de que Cuba sea afectada por al menos un ciclón tropical es alto, con una probabilidad de un 85%, y de ser afectada por uno con vientos superiores a 118 kilómetros por hora (huracán), es moderado, con un 45% de probabilidad", señaló el más reciente pronóstico del INSMET.
Según el especialista, estas previsiones se basan en que durante el primer trimestre del año se observaron temperaturas más cálidas de lo normal en las aguas del Atlántico tropical, las que fueron más significativas en el Mar Caribe.
"Este calentamiento pudiera persistir durante la temporada ciclónica e influiría favorablemente en la formación y desarrollo de los ciclones tropicales. La temperatura superficial del mar en el Pacífico ecuatorial oriental ha estado por debajo del promedio, pero con una tendencia a situarse dentro de su rango normal. En adición, los indicadores oceánicos y atmosféricos han sido consistentes con las características de un evento La Niña Oscilación del Sur (AENOS) débil y se prevé el tránsito hacia condiciones neutrales a partir de mayo", añadió el informe recogido por Cubadebate.
La circulación atmosférica regional sobre el Atlántico Norte, además, ha mostrado indicios de un comportamiento activo durante los meses de marzo y abril, en particular desde la superficie hasta los seis kilómetros de altura.
Por otra parte, los meteorólogos han observado anomalías relacionadas con la posición e intensidad del anticiclón del Atlántico Norte, la intensificación y orientación de la cuña de altas presiones, el desplazamiento e intensificación de la vaguada polar sobre el Atlántico central, así como el enfriamiento existente entre los diez y doce kilómetros de altura.
Finalmente, el informe del INSMET presentado por Pérez Suárez señaló que "las condiciones atmosféricas y oceánicas antes descritas, junto a las previsiones de las condiciones neutrales del evento El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) en el Pacífico ecuatorial oriental, serán los principales factores favorables para la actividad ciclónica tropical en esta temporada".
Cuba sufrió la temporada ciclónica pasada el impacto de las lluvias dejadas por Eta, que provocaron daños en cultivos, inmuebles, viales y dejó a pueblos aislados en noviembre del año pasado. También en agosto Laura dejó afectaciones tras un recorrido que tocó varios puntos del territorio cubano.