Marino Murillo habla de subida de salarios, pero no de inversión

"Durante los últimos años la política de Acopio [monopolio estatal de compras agrícolas al por mayor] fue subir precios para estimular la producción… pero hay una ruptura, un cambio, ¡el presupuesto del Estado no está para financiar productores agrícolas! ¡Eso sí se quitó! Los subsidios a los productores se quitaron porque le subimos los salarios a la población, entonces los productores tienen que mirar para el mercado que le va a comprar sus productos y empezar a sacar sus cuentas."

Con este discurso televisivo, Marino Murillo —encargado por los Castro para intentar hacer económicamente viable su sistema ahora que no tiene a quién ordeñar fuera— trató de justificar parte de los sinsentidos que la Tarea Ordenamiento trae para la agricultura cubana, la cual sufrirá un importante cambio de política. Una ruptura con el modelo anterior, según afirmó el influyente ministro sin cartera.

Entre los "subsidios excesivos" que el Gobierno está eliminando están los agrícolas, donde había productos como el maíz o el arroz que se estaban pagando a los productores nacionales más caro de lo que hubiese costado importarlos desde el exterior con la intención de estimular su producción, un objetivo que no se logró.

Según Murillo, la política de pagar sobreprecios a los productores nacionales no causó el efecto esperado —aumento en la producción—, y por ello se va a eliminar. Sin embargo, él lo explica de forma tal que el público lego entenderá que falló por una de dos razones: o porque la teoría económica que afirma que un aumento de demanda expresada en un aumento de precios aumenta la producción es falsa, o porque los campesinos cubanos son unos vagos descarados que viven del erario público.

Descartando lo segundo porque en Cuba los vagos y descarados que viven del erario público terminan como altos cargos del Partido y no como campesinos, podemos ver que el propio Murillo y todo el Gobierno siguen dando por buena la teoría de que, a mayor demanda, mayor precio y mayor producción, pues ese es el núcleo de la Tarea Ordenamiento: subirle el salario a los trabajadores para que sean más productivos.

¿Entonces por qué no ha habido un aumento de la producción de maíz o arroz cuando el Gobierno los ha estado pagando muy por encima de su precio internacional? ¿Falla la teoría? Como diría un buen marxista de los que aún enseñan en las universidades cubanas: hay razones objetivas y subjetivas.

La subjetiva es el fallido diseño de la economía centralizada cubana. La objetiva es la falta de recursos como químicos, semillas de calidad, combustibles y todo lo que implica la agricultura moderna. Y, siguiendo en la vena marxista, diríamos que la infraestructura estatal cubana determina una superestructura extremadamente ineficiente en la que el castrismo nos tiene viviendo hace 62 años y que no funciona.

Lo interesante aquí, la enorme contradicción, es que dentro de la Tarea Ordenamiento se elimine el subsidio agrícola porque no causa el efecto deseado, para ahora subsidiar —con supersalarios nominales— a todos los trabajadores cubanos, algo que fracasará por las mismas razones antes explicadas. Es cosa de locos… o marxistas… o descarados.

La Tarea Ordenamiento pretende aumentar la productividad pagándole más a la gente, pero el efecto monetario es un revulsivo de muy corta duración. Lo único que está comprobado que aumenta la productividad es el uso de más y mejor tecnología. Es decir, la inversión de capital. ¿Y alguien ha escuchado de los capitales para invertir en Cuba?

La diferencia entre ser rico o pobre está en la productividad, que no depende de la laboriosidad de los trabajadores, sino del capital invertido en maquinaria, infraestructura y know-how. Pagándole más a los trabajadores sin antes permitir la acumulación capitalista  —que solo podría venir de la inversión extranjera y la liberalización de la empresa privada nacional— no se aumentará la productividad en Cuba. Y en el fracaso de los subsidios agrícolas tiene el Gobierno su propio ejemplo.

Pero para no reconocer algo tan obvio, dice Murillo que dejarán de subsidiar a los campesinos porque "el presupuesto del Estado no está para financiar productores agrícolas". Pero, ¿sí está para financiar burocracia partidista, organizaciones de masa, batallas de ideas, sindicatos subordinados y vacaciones de la familia real en el Mediterráneo?

Según el economista del PCC, la nueva política es dejar de estimular a los productores "porque le subimos los salarios a la población", así que los "productores tienen que mirar para el mercado que les va a comprar". Cierto que le subieron el salario a la población, pero eso da igual a los agricultores, ¡porque han topado los precios de sus productos! ¿De qué mercado está hablando Murillo?

A veces parece que no, que no pueden ser más cínicos, pero en este sentido el castrismo parece no tener límites. ¿Y por qué iba a tenerlos cuando son los dueños de todos los medios de comunicación y nadie puede señalarles públicamente sus contradicciones?

Ciertamente es fácil gobernar sin oposición, pero como dijo Lord Acton, envilece.