Destituidos los dirigentes sindicales de la Construcción y la Cultura

Nadie duda de que Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC),  desea conservar su puesto en el Buró Político del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC). Y comoquiera que se acerca la fecha de celebración del VIII Congreso de esa organización, el próximo mes de abril, el obediente dirigente sindical mueve a sus peones con tal de ser bien mirado por las altas instancias gubernamentales y partidistas.

En ese contexto era lógico que De Nacimiento  reaccionara ante el berrinche de Díaz-Canel y Ramiro Valdés debido al no cumplimiento, un año más, del plan de construcción de viviendas por subsidio, denominado Células Básicas Habitacionales (CBH). Estas son viviendas que deben edificar las brigadas estatales para beneficiar a las personas más necesitadas —ahora les llaman vulnerables—, algunas en espera de un hogar desde hace varios años.

En la reunión donde se analizó la situación, y tras informarse que el plan de las CBH del 2020 solo se había cumplido al 61%, el comandante Ramiro Valdés se quejó de que las autoridades territoriales "no le están dando la atención debida" a esa tarea; mientras que Díaz-Canel se lamentó al cuestionarse: "¿Por qué cuesta tanto trabajo terminar las CBH?".  Y a renglón seguido comentó que los materiales destinados para ese fin pudieran estar desviándose para otros objetivos.

Entonces, ni corto ni perezoso, el mandamás de la CTC organizó un Pleno del Sindicato Nacional de Trabadores de la Construcción, en el cual fue destituido Carlos de Dios Oquendo, que ocupaba su secretaría general. Como casi siempre sucede en estos casos, la versión oficial indicó una sustitución como parte de la política de renovación de los cuadros. Sin embargo, es difícil separar la destitución de la debacle constructiva de las CBH.

Y algo parecido iba a ocurrir en el peliagudo sector de la Cultura. Tras los agitados sucesos de San Isidro y los dos plantones de jóvenes artistas a las puertas del Ministerio de Cultura, el pasado lunes el mandatario Díaz-Canel se reunió en el Palacio de la Revolución con un grupo de artistas e intelectuales, con el anunciado propósito de dar seguimiento a los acuerdos del IX Congreso de la UNEAC celebrado a finales del 2019.

La cita sirvió para que él se refiriera a los acontecimientos recientes que han hecho temblar los cimientos de la cultura oficialista. Díaz-Canel insistió en "la necesidad de fortalecer nuestras organizaciones, algunas aún anquilosadas en viejos esquemas, y anteponer el acervo cultural de la nación al escenario apocalíptico que se pretende crear en torno a ella".

Después de eso, Guilarte de Nacimiento, tal vez al sentirse aludido por aquello de "organizaciones anquilosadas", corrió a poner en orden sus fichas. Otro pleno sindical, este del Sindicato Nacional de la Cultura, decidió destituir a Nereida López Labrada como su secretaria general. Igual que en  el caso de la Construcción, el hecho es calificado como "una simple renovación de cuadros".

De continuar con semejante política de destituciones, el jefe de la CTC tendrá pronto que cambiar a buena parte de su tropa, pues es sumamente difícil hallar algún sector de la economía cubana que marche a buen ritmo.

El pasado lunes 8 de febrero, el periódico Trabajadores informaba de la visita de Guilarte de Nacimiento a la Empresa Combinado Lácteo de La Habana, donde se producen importantes renglones como el queso, la mantequilla y el yogur. Esa entidad trabaja actualmente solo al 40% de su capacidad debido a la escasez de leche por las insuficientes entregas del Ministerio de la Agricultura. En ese sentido, el dirigente castrista le realizó "una llamada de atención" a los dirigentes sindicales de ese sector para que busquen la manera de cumplir con las entregas de leche a la industria,    

Guilarte de Nacimiento dirá que, antes de que lo boten a él, serán muchas las cabezas que hará rodar por tierra.