Autoridades cubanas rechazaron el martes un informe de las Academias Nacionales de Ciencias de EEUU que atribuyó a microondas de alta potencia una serie de incidentes de salud sufridos por sus diplomáticos en La Habana.
El Comité Permanente, creado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU, concluyó la semana pasada que la energía de radiofrecuencia pulsada y dirigida es el "mecanismo más plausible" para explicar los misteriosos incidentes ocurridos a sus diplomáticos en Cuba y en menor medida en China, recordó un reporte de Reuters.
"La Academia de Ciencias de Cuba discrepa sobre la conclusión final acerca de las causas de los padecimientos, aunque reconoce que el reporte avanzó en definir la caracterización médica de las causas y emitió recomendaciones válidas", dijo Luis Velázquez, su presidente.
En una declaración leída a periodistas, el neurólogo dijo que "el informe no proporciona evidencias científicas de que existieran ondas de radiofrecuencia de gran intensidad en el área donde se ubicaron los diplomáticos" y apuntó que se podría considerar una hipótesis "poco probable, y ciertamente no un hecho demostrado".
Una nota del diario oficial Granma sobre el tema añadió que la Academia de Ciencias de Cuba, además de discrepar sobre la conclusión de las causas de los padecimientos, "rechazó la politización del tema, e hizo un llamado a la colaboración entre ambos países para solucionar el asunto".
En septiembre de 2017 el Gobierno de EEUU decidió retirar de su Embajada en Cuba a todo el personal no esencial y sus familias debido a que varios diplomáticos experimentaron síntomas como mareos, vértigo, confusión mental, sordera parcial y lagunas de vocabulario básico, supuestamente provocados por la exposición a sonidos persistentes de origen desconocido en sus casas o habitaciones de hotel.
La hipótesis de un ataque cobró fuerza tras la difusión de una grabación de audio, realizada por personal diplomático estadounidense en La Habana y publicada por Associated Press (AP), en la que se escuchaba un molesto zumbido agudo semejante al de un grillo.
La Habana rechazó desde el comienzo las acusaciones y las describió como una "calumnia" por parte de la Administración de Donald Trump.
El Gobierno cubano destinó desde 2017 a unos 2.000 expertos para que estudiaran lo incidentes, pero "la investigación sobre esos padecimientos de salud ha sufrido falta de comunicación fluida entre científicos estadounidenses y cubanos", según dijo Velázquez el martes.
A finales de 2018, un artículo publicado por la prestigiosa revista estadounidense The New Yorker vinculó a Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro y hasta entonces jefe de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, que asesoraba a su padre, con los presuntos ataques acústicos que afectaron a dos decenas de diplomáticos estadounidenses y canadienses en La Habana.
El reportaje, titulado "The Mystery of the Havana Syndrome", señala que el departamento del Ministerio del Interior cubano que dirigía Castro Espín habría sido desmantelado en fecha cercana a marzo, justo cuando su no inclusión entre los nominados a sustituir a su padre al frente del Gobierno cubano levantó varias rumores.
El Gobierno cubano reiteró en octubre que tras los hechos "hay especulaciones políticamente motivadas". El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, dijo que tiene la voluntad de cooperar en la investigación de los misteriosos problemas de salud, y volvió a acusar a Washington de negarse a compartir información.
Mi pregunta sería : ¿Qué rayos sabrá la Academia de Ciencias de Cuba sobre esta implementación de potentes sistemas transmisores de OEM si ninguno de estos teóricos de "café con leche" tienen acceso , ni remotamente a las aplicaciones que hace la contrainteligencia a "troche y moche"? Sencillamente ,dieron su apreciación por orden de "arriba" sin conocimiento de causa.
Puede ser obra de Putin para evitar el acercamiento con el gobierno americano, y el hijo de Castro II puede haber cooperado en eso, o haber fallado en detectar el trabajito de los rusos en La Habana.