El palmiche, fruto de la palma real, era junto al maíz en grano el alimento animal por excelencia en Cuba antes de que, hace más de dos décadas, se generalizara el uso de "piensos" a base de maíz y soya. Ahora, con la escasez de alimento animal, el Gobierno vuelve a estimular su uso.
Al oficio de trepar y cosechar palmiche en lo alto de las palmas, que pueden alcanzar entre 25 y 40 metros de altura, se le conoce como "desmochador" y, aunque parezca increíble, en Cuba para ejercerlo de manera legal hay que tener una licencia de Trabajador por Cuenta Propia (TCP).
Se trata de un oficio casi olvidado por varias razones: es muy peligroso y, si se cobra lo justo por el riesgo y el trabajo, no da la cuenta al dueño de la palma. Por otra parte, no aparecen sogas o cuerdas para trepar a las palmas, ni siquiera en el mercado negro. Y tienen que ser sogas de calidad, porque se arriesga la vida.
En los últimos meses se le ha dado mucha cobertura en la prensa estatal a la cosecha de palmiche para extender su uso en la cría porcina, específicamente para rescatar los cerdos criollos de capa oscura, que son los que más se adaptan a los alimentos tradicionales. Pero si se pretende potenciar su uso, deberían resolver los problemas que entorpecen la actividad de los recolectores.
"He visto los reportajes en el Noticiero, pero nadie habla de las sogas, ni de quitar la licencia" que el Gobierno exige pagar. "Una cosa es coger muchachos del Servicio Militar, que están obligados, y otra es conseguir gente que quiera libremente trabajar en esto y que le dé negocio", comentó Felo, uno de los pocos desmochadores que quedan en el valle de Mayarí.
"Soy un desmochador que ahora está sin sogas y, claro, sin licencia", dijo. "Soy como un soldado sin fusil. El jefe de la cooperativa me dijo hace años que tenía que sacar la licencia para poder venderme las sogas, pero yo me reí y le dije 'le zumba el mango que tenga que hacer tantos papeles y pagar para desmochar palmas, esto es lo nunca visto'. Aparte de arriesgar mi vida, me quieren cobrar".
"Que yo sepa —continuó Felo— nadie nunca ha sacado esa licencia, porque no es algo estable. Hay meses de cosechar y otros que son flojos. Y si quieren poner una multa es fácil, porque nadie puede salir corriendo de lo alto de una palma cuando viene el inspector", bromeó.
"Me conseguí un trabajo en otra cosa y desmocho los fines de semana, cuando puedo. La gente me trae loco porque el palmiche se le gotea. Pero no doy para más y ahora hace más de un mes que no 'subo' porque las sogas que tengo están muy malas ya. No me puedo arriesgar tanto".
La licencia de desmochador es de solo 20 pesos, al igual que la de trabajador agrícola, más el pago de la seguridad social, con un mínimo mensual de 87.50 pesos. En total, 107.50 pesos mensuales. Pero los trámites son engorrosos y no hay quien evite asombrarse cuando se entera de que existe el permiso de desmochador. Para la mayoría resulta ridículo.
No habrá seguramente muchos desmochadores con licencia en Cuba, y hay que tener en cuenta que muchas veces esos permisos "raros" para trabajar "por cuenta propia" son utilizados para esconder otras actividades no autorizadas o simplemente justificar un empleo ante las autoridades.
En estas circunstancias, cuando vemos bajar los racimos de palmiche de la cima de una palma, además de un acto arriesgado y pintoresco estamos también posiblemente viendo una ilegalidad.
Ahora que el Gobierno cubano habla de eliminar las trabas que dificultan el desarrollo de la agricultura, sería prudente que pensara en flexibilizar también la actividad de desmochador y que la licencia pase a ser opcional, tal como hizo recientemente con los jornaleros mediante la Resolución 24 del Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social.
Al crearse la licencia de Desmochador hace más de una década, al igual que la de Trabajador agropecuario, de manera automática muchos jornaleros y recolectores del fruto de la palma real, que hasta entonces trabajaban libremente y sin compromisos, pasaron a ser "ilegales". Liberar la actividad de desmochador sería un acto de cordura.
Y hasta para Kgar. Terminaria yo, el titulo del articulo. Sigan quejandose, se vuelve vicioso, me quejo, te quejas, y ni te Kgas.
Por qué tanto problema, es más fácil importar palmiche de Rep Dominicana o Haití,
y se ahorra la importación de sogas y arreos.
Y se amarran los cochinos en las palmas para que coman lo que se desgrane
No quieren dar sogas buenas, no sea que a los esclavos se les ocurra utilizarlas para otros menesteres como sería colgar a unos cuantos jo... en alguna guásima.
¿Quien lo duda? En el socialismo lo que no esta estrictamente autorizado queda terminantemente prohibido. Así de simple. Por el camino que van en la plantación, unos de estos días descubren la rueda.
Como se trata de eliminar importaciones y ahorrar lo que sea, ahora el régimen está estudiando (todo lo estudian) cuántas personas caben en una cueva para suplir el déficit de viviendas. Ah, y el palmiche se venderá a bajos precios.
¡¡A desmochar palmas y comer palmiche, cubanos carneros!!