Cuatro profesionales de la salud cubanos integrantes de las cuestionadas "misiones médicas" del Gobierno en el mundo han fallecido de Covid-19 durante los últimos meses de la pandemia, confirmó este jueves el jefe de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), Francisco Durán García.
"Tenemos que informar que lamentablemente hemos tenido durante este periodo de pandemia el fallecimiento por Covid-19 de cuatro colaboradores internacionalistas que se encontraban cumpliendo misión en diversos países", dijo Durán en la conferencia diaria sobre el comportamiento del coronavirus en la Isla.
El funcionario precisó que no son integrantes del Contingente Brigada Henry Reeve, cuyas brigadas ha enviado La Habana a varias latitudes a raíz de la pandemia.
Se trata de tres enfermeros y un médico, que forman parte de los más 29.000 profesionales y técnicos desplegados en "lugares recónditos" de 68 países.
Durán confirmó que el médico estaba destinado en Angola, pero no reveló su identidad. Tampoco ofreció detalles de las identidades, ni el país o países de destino de los tres enfermeros fallecidos.
El domingo pasado murió el médico cubano José Alberto Alonso Méndez, integrante de la brigada que el Gobierno cubano tiene trabajando en Angola. En las redes sociales, pacientes, amigos y conocidos del especialista en Anestesiología, residente en Placetas, Villa Clara, lamentaron su deceso.
Durante la pandemia han sido varios los profesionales cubanos de la salud en el exterior que han sido reportados como fallecidos por el coronavirus, según fuentes no oficiales.
La mayoría de los decesos que han salido a la luz pública han tenido lugar en Venezuela. Uno de los casos más sonados por su juventud, fue el del médico cubano Leonel Rafael Batista Hierrezuelo, de solo 28 años, que no estaría incluido en la estadística de este jueves del MINSAP y sin embargo fue confirmada su muerte por el periódico Sierra Maestra.
La exportación de servicios profesionales, fundamentalmente médicos, es una de las principales fuentes de ingreso del Gobierno cubano, que se queda con al menos el 75% de lo que pagan los países de destino en concepto de salarios. En 2018 esta actividad generó ingresos de 6.400 millones de dólares a La Habana, muy por encima del turismo.
Además de tener que entregar como mínimo las tres cuartas partes de sus salarios, los profesionales de la salud cubanos enviados a misiones en el exterior son sometidos a una fuerte vigilancia y restricción de libertades fundamentales.
