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Sucesos

Inundación sobre crisis y pandemia en barrios pobres de La Habana

'Toda la ropa de mis tres hijos está casi inservible, lo muebles que ya pedían auxilio terminaron de morirse bajo el agua', comenta una cubana damnificada.

La Habana
Afectados por las inundaciones en el barrio habanero La Victoria secan sus colchones al sol.
Afectados por las inundaciones en el barrio habanero La Victoria secan sus colchones al sol. DDC

Centenares de habaneros fueron afectados por las inundaciones del pasado 9 de septiembre, provocadas por intensas lluvias. Las barriadas de Pueblo Nuevo, La Victoria, Tallapiedra y Colón estuvieron entre las más dañadas. A pesar de ser consejos populares acostumbrados a este tipo de sucesos, la alarma de sus residentes se multiplicó debido a la actual situación en la Isla.

"Lo último que nos faltaba era que nos quedásemos sin nada en medio de la pandemia", dijo Laritza Zamora, quien tendrá que reparar tres colchones dañados por el agua.

"Y esas reparaciones no cuestan centavos, casi te puedes comprar otro colchón antes que reparar el que se te jodió", apuntó Armando, su esposo, mientras improvisaba una tendedera pues la ropa de toda la familia quedó bajo el agua.

"Llevamos años quejándonos del sistema de alcantarillado porque con remiendos de tres por kilos no se acabarán nunca las inundaciones y sufriremos cada vez que llueva con tanta fuerza", dijo Zamora.

Cinco años después de que intensas lluvias casi arrasaran con el barrio Pueblo Nuevo, la familia de Marta Fusté Rodríguez volvió a llevarse la peor parte. En mayo de 2015 perdieron todos los muebles, junto a casi todos "los trapitos, los zapatos, e incluso los ahorritos que tenía en una cajita".

Con una población aproximada a 29.479 habitantes en 0,90 kilómetros cuadrados, este consejo popular representa el 19% del total de Centro Habana. Por su posición, al igual que Tallapiedra, la intensidad de las lluvias puede causar inundaciones en grandes áreas. El record histórico —tres metros de altura en las calles de Oquendo y de Santa Marta— se registró en abril de 2015.

"Imagínate, ahora en medio de esta situación, con el coronavirus, Asistencia Social no tiene nada en absoluto para ofrecer a los damnificados. ¿De dónde sacamos el dinero o los recursos para suplir al menos lo básico si en esta familia todos estamos interruptos?", dijo Fusté Rodríguez.

Aunque los efectos electrodomésticos de Tania Alvarado, vecina de La Victoria, no sufrieron daños, sí perdió muebles y otros bienes.

"Toda la ropa de mis tres hijos está casi inservible, lo muebles que ya pedían auxilio terminaron de morirse bajo el agua. También toda la comida que no necesita refrigeración la perdimos. Este país no es fácil, todas las calamidades siempre le caen juntas. Cuando crees que tendrás un poquito de paz, agárrate: pandemia, ciclones, tornados", lamentó Alvarado, quien desde hace tres meses se encuentra interrupta en su centro de trabajo.

Aunque no se han reportado derrumbes a causa de las intensas lluvias en La Victoria, al menos una veintena de familias perdieron pertenencias que no van a poder recuperar ni a corto ni a mediano plazo.

"Estos son barrios de personas con bajos recursos, obreros que solo tienen su salario como único sustento. A quien se le pierda un par de medias se lo siente en el alma", dijo Nelson Julio Depestre, ayudante de carpintería.

La inundación afectó severamente su vivienda, que ya estaba en pésimo estado constructivo, sus herramientas y material de trabajo, con los cuales se ganaba el sustento y el de sus cuatro hijos.

"Ahora, cuando salga el sol, es cuando las paredes y placas se resienten", comentó temeroso de un derrumbe. "¿A dónde me llevo a mis hijos mientras tanto? Es verdad que son desastres naturales que no se pueden evitar, pero cuando ocurren es que con más contraste te das cuenta de cómo está este país", señaló Depestre.

También temen a los derrumbes en la barriada Colón. Este consejo popular se encuentra entre los peores en cuanto al estado constructivos de sus edificaciones. También fue una de las zonas con más inundaciones durante las intensas lluvias recientes.

"Con toque de queda, sin comida casi y con el horizonte en casa del carajo… aquí uno no levanta cabeza ni convirtiéndose en Dios", lamentó Mabel López, jubilada de 71 años de edad.

"Todo se me mojó. No he querido ni encender el refrigerador, la batidora y el televisor, que también se mojaron cantidad, porque ahí sí que me ahorco. Los vecinos me guardan lo que necesita refrigeración. Los muebles y la ropa no me interesan tanto", concluyó López.

Funcionarios en la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social de Centro Habana informaron a decenas de afectados que, hasta ayer jueves, no tenían indicación siquiera de censar las damnificaciones del territorio. Aunque no ofrecieron más detalles, advirtieron que colchones y electrométricos no habrá en largo tiempo.

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2 comentarios

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Los colchones y electrodomésticos solo para los que tengan doláres y los militares y policías

....los lunes al sol...