Los tenderos de la parte superior del Mercado de Cuatro Caminos muestran tedio, miran sus celulares o conversan entre ellos. La sección de Electrónica parece un cementerio lleno de luces y artefactos. El silencio es sepulcral porque las ofertas en exhibición son inalcanzables para la mayoría de los cubanos. Solo hay televisores de grandes pulgadas, lavadoras y aires acondicionados´y todos superan los 600 CUC, en un país donde el salario promedio no llega a los 40 dólares.
A esto se suma que la sección de Ferretería fue cerrada para reacondicionarla, la mercancía que allí se encontraba fue trasladada para el centro comercial de Carlos III y —en una fecha aún por determinar— en ese lugar se venderán motos y partes y piezas de auto, informaron a DIARIO DE CUBA de manera extraoficial dos trabajadoras de la tienda.
De igual manera la sección de Cárnicos y Embutidos por estos días presenta una cola larga, pero en su interior sus estantes están todos vacíos. No hay ni un solo embutido, la causa de tan apabullante fila es que a falta de cárnicos venden huevos. Una vez que se acaba tan buscado alimento, el inmenso local cierra.
La sección de Frutas, Vegetales y Cereales también presenta una pobre actividad, hay muy pocas personas comprando y no hay necesidad alguna de hacer cola. "Días atrás subieron los precios, una libra de tomate cuesta ahora 15 pesos, cuando en otros lugares la encuentras más barata, no venden nada diferente a otros agromercados cercanos, por eso casi nadie viene, la mayoría de las personas mira mira y se va", comenta Maray González, quien acostumbra hacer algunas compras en este mercado.
Cuando pregunto el porqué en la tienda de Aseo se puede entrar con facilidad Lázaro Díaz no vacila en decirme: "Eso es que no han sacado detergente, sino la cola es larguísima. Cuando aparezca, la gente no va a entender de quedarse en casa o mantener la distancia, porque el detergente está perdido".
Donde aún la vida de este centro comercial no ha muerto del todo es en la sección de Alimentos. Los clientes deben seguir un estricto protocolo, usar nasobucos, mantener la distancia de un metro en la cola y lavarse las manos con desinfectante una vez entran a la tienda. Pero el tiempo de espera para entrar se ha reducido porque muchas personas entran y enseguida abandonan esa sección, que no puede ocultar estantes vacíos.
"Yo vine el día de la inauguración y la cantidad de personas era impresionante, todos esperando a que abriera por fin el nuevo mercado, el despliegue policial fue inmenso, nunca había visto cosa igual. Verlo así, tan decaído por el desabastecimiento pocos meses después me da pesar, pero así siempre ha sido con las cosas que inventan aquí", se lamenta como un triste epitafio un hombre entrado en años, que no quiso identificarse y me deseó suerte.
Un pueblo que sin colas ya no puede vivir, le resultaría extraño ''allá adentro''... son 61 años de adoctrinamiento y la asignatura ''COLAS'' es un capítulo de la clase...