El Ministerio de Salud de Cuba inició la entrega de las píldoras de profilaxis preexposición (PrEP) para prevenir el contagio del VIH en personas sanas, un programa que por el momento se encuentra en fase de prueba.
Las pastillas, que reducen en un 90% la probabilidad de adquirir el virus, se ofrecen desde el pasado 6 de marzo a 28 personas del municipio de Cárdenas, en la occidental provincia de Matanzas, territorio donde viven 234 personas con VIH y cada año se registran unos 30 casos nuevos.
Estas personas fueron seleccionados para el plan piloto en Cárdenas, por tener "una conducta riesgosa y, por consiguiente, alta posibilidad de contraer la enfermedad", explicó una de las jefas del proyecto, Niura Pérez, citada por el diario oficial Granma.
El tratamiento, aplicado en la Isla de conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es relativamente nuevo en América, donde hasta 2018 solo Bahamas, Barbados, Brasil, Canadá y Estados Unidos lo ofrecían como parte de sus políticas públicas.
La PrEP "viene a complementar los esfuerzos de años en la prevención de la infección en Cuba", aseguró Pérez, quien insistió en que a pesar del éxito del procedimiento, se recomienda el uso constante del condón como "método más seguro" para evitar el contagio de enfermedades de trasmisión sexual.
"Nosotros lo consideramos (al PrEP) como una terapia combinada con el objetivo esencial de cambiar comportamientos de riesgo", señaló la especialista.
La profilaxis preexposición incluye la administración diaria de fármacos antirretrovirales de forma continuada a personas seronegativas al VIH con riesgo superior al promedio de contraer el virus.
Hasta el momento, el único medicamento recomendado para esta terapia es Truvada, una combinación de emtricitabina y tenofovir disoproxil fumarato.
En 1985, cuatro años después de ser descubierta la enfermedad, se detectó en Cuba el primer caso de VIH/Sida en un cubano que había estado durante dos años en Mozambique, África.
Desde esa fecha han sido diagnosticadas en la Isla más de 28.000 personas con el virus.
Al inicio de la epidemia, los enfermos cubanos eran recluidos en instalaciones semi carcelarias alejadas de las ciudades donde se les ofrecía tratamiento y se les prohibía la salida, salvo contadas ocasiones, para evitar la propagación de la enfermedad. Pero con la aplicación de nuevos tratamientos y enfoques, esta práctica terminó.
De acuerdo con los últimos datos disponibles, en Cuba viven actualmente unas 23.283 personas con VIH, con una tasa de mortalidad del 17%.