Ya tenemos crisis de gobierno con Miguel Díaz-Canel. Como si quisiera coger el toro por los cuernos, y cuando falta poco más de un mes para la fecha de la votación de la reforma constitucional, Díaz-Canel se lleva por delante a dos ministros de la vieja guardia, y a juicio de quien esto escribe, de los que han tenido una peor ejecución de las políticas a su cargo.Además, con competencias muy sensibles en materia económica.
Por un lado, la señora Lina Pedraza es relevada de un ministerio que carece de justificación en un sistema de economía de mercado, al menos con el nombre tan largo que tiene —Ministerio de Finanzas y Precios—. Posiblemente, cuando los comunistas cubanos se den cuenta que controlar los precios en una economía es someterla a una permanente camisa de fuerza de incompetencia, y abandonen dicha práctica, muchas cosas podrán cambiar. Pero no. Díaz-Canel no ha querido esperar ese momento y sustituye a la señora Pedraza, por la señora Meisi Bolaños Weiss, que era viceministra desde abril de 2007 y que por edad, 48 años, pertenece a su generación.
En cuanto al otro departamento con cambios, la noticia puede ser buena. Se trata de Transporte, donde el señor Adel Yzquierdo, de 73 años, ajetreado por absurdas presiones ideológicas, ha sido incapaz de resolver el problema que tiene el país, y enfrentarse a todos los boteros de La Habana, en demanda de sus justas reivindicaciones. En este caso, Yzquierdo ha sido sustituido por un nuevo en esta plaza, por Eduardo Rodríguez, de 52 años, de la generación de Díaz-Canel.
¿Cambios estéticos o cambios necesarios? ¿Cambios electoralistas? Hay para todo tipo de versiones.
La ministra de Finanzas y Precios ha sido especialmente obstinada en mantener los controles de precios en los mercados que acaban provocando la escasez de alimentos, como por ejemplo, el pan a finales de este año. Es evidente que desconoce el significado de cadena de valor, según el cual, si se trastoca el precio de un escalón, los demás sufren sus efectos. Al final, es un departamento que carece de justificación, que detrae importantes recursos para subvencionar a los productores estatales ineficientes, y que no ha sido capaz en ningún año de conseguir la estabilidad de precios. Basta con ir a un establecimiento en moneda fuerte y ver los precios a que se venden los productos.
Por lo que respecta a las finanzas, la señora Pedraza será recordada por su obsesión, errónea, por aumentar la carga fiscal sobre los trabajadores por cuenta propia que comienzan sus negocios. Grave error, si los impuestos, tasas y gravámenes recaen con fuerza sobre estos emprendedores que tienen escasa capacidad, por no decir, nula, financiera, sus proyectos quedarán frenados. La señora Pedraza tampoco ha querido ser consciente de ello. Su misión era recaudar, y así le han ido las cosas.
Ojalá su sustituta la señora Bolaños, tome buena nota de estas lecciones prácticas de economía, y adopte medidas para facilitar una mayor libertad en la formación de precios, reduzca las subvenciones de explotación y rebaje la presión fiscal sobre los emprendedores. Como sé que no lo va a hacer, pienso que su gestión acabará siendo más o menos lo mismo, y las consecuencias ya las podemos aventurar.
En cuanto al señor Yzquierdo, su nómina de fracasos de gestión ha sido, igualmente elevada, pero mucho más mediática. La breve nota informativa de Granma no alude a su parte de responsabilidad en el accidente de aviación en Cuba durante el pasado año, que costó la vida de 112 personas. Uno de los peores que se recuerdan, y además, en condiciones difíciles de explicar y asumir. Muchos cubanos recuerdan las vagas e inadecuadas explicaciones ofrecidas por Yzquierdo tras el accidente, y sobre todo, la indignación al ver cómo culpaba al embargo de los defectos de seguridad de la compañía encargada de los vuelos por su ministerio.
Como ya he señalado, Yzquierdo se marcha con el honor de haber sido el primer ministro comunista de Cuba que ha afrontado una huelga de trabajadores del taxi, los boteros, indignados por el escaso o nulo apoyo que les otorgan las autoridades a pesar de la necesidad de sus servicios.
"Liberados" de sus tareas la señora Pedraza y el señor Yzquierdo, sus relevos tienen que asumir el pésimo estado en que se encuentra la herencia recibida, y hacer algo por mejorar las condiciones de vida de los cubanos.
Si la señora Bolaños no lo tendrá fácil, como ya hemos señalado, Eduardo Rodríguez lo tiene más complicado aún. Y aunque se cita su experiencia en el sector desde 2006, una vez más tenemos que subir algunos peldaños en la escala para tratar de descifrar realmente quién es el responsable del desastre de gestión y administración de las políticas públicas de transporte en Cuba. Se prima el transporte menos sostenible, el ferrocarril o el cabotaje se encuentran abandonados y no existen redes de servicio de transporte adecuadas a los patrones de distribución de la población. Al sector privado se le autoriza a cuenta gotas. La inversión extranjera, ni se acerca. Mal, muy mal la herencia recibida.
En cuanto a Díaz-Canel, relevar ministros suele ser una estrategia que mejora la popularidad presidencial, sobre todo cuando los que son sustituidos presentan un balance pésimo en su gestión. En Cuba, donde la permanencia comunista en el poder desde 1959 ha permitido consolidar las trayectorias administrativas y políticas más largas de la historia mundial (Ramiro Valdés, Machado Ventura, el propio "Gallego" Fernández hasta hace unos días, son buenos ejemplos), este tipo de relevos "políticos" parecen una novedad. Pero no conviene hacerse ilusiones. El timonel, sin que sepamos muy bien quién es, sigue siendo el mismo, el que pone palos en la rueda para que nada cambie, y solo aspira a ganar tiempo. Tiempo, ¿para qué?
Este artículo apareció originalmente en el blog Cubaeconomía. Se reproduce con autorización del autor.