En rechazo a unas declaraciones del recién electo presidente brasileño Jair Bolsonaro, el Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) ha decidido retirar a los médicos cubanos que mantenía trabajando en Brasil.
"No es aceptable que se cuestione la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los colaboradores cubanos que, con el apoyo de sus familias, prestan actualmente servicios en 67 países", afirma el comunicado oficial.
Todavía sin ejercer el poder, Bolsonaro avisó que condicionaría la participación cubana en el programa Más Medicos a que cada profesional obtuviera la reválida, recibiera íntegramente el pago por sus servicios y pudiera reunirse en Brasil con su familia.
El punto de esas declaraciones que más tuvo que molestar a La Habana fue la cuestión de los sueldos. Bolsonaro pretende desmantelar las condiciones de neoesclavitud diseñadas para los médicos y, en caso de que estos recibieran íntegramente su pago, la nomenclatura castrista perdería hasta el 75% de cada uno de esos salarios. Se le acabaría en Brasil la trata de profesionales de la cual saca tan jugosa tajada.
El comunicado del MINSAP se pronuncia de este modo sobre las condiciones económicas de esos trabajadores: "A los colaboradores se les ha mantenido en todo momento el puesto de trabajo y el 100% de su salario en Cuba, con todas las garantías laborales y sociales, como al resto de los trabajadores del Sistema Nacional de Salud".
Habla de los sueldos pagados en Cuba, en pesos cubanos, y nada dice de los dólares ganados y escamoteados en Brasil. Alardea de pagar un bajo salario cubano para disimular el saqueo de miles de dólares mensuales del cual son víctimas esos trabajadores.
Con su comunicado, La Habana intenta plantear el siguiente dilema a la opinión pública internacional: de un lado, el ultraderechista y acusado tantas veces de fascista Jair Bolsonaro, y del otro, el altruismo de la Revolución cubana. Y si Bolsonaro se ocupa del destino de unos profesionales cubanos, La Habana habla en nombre del pueblo brasileño.
Todo esto constituye una partida que no ha hecho más que empezar, de populismo contra populismo. Existen también declaraciones de Bolsonaro acerca de la ruptura de relaciones con la dictadura cubana, y las relaciones entre ambos países dependen de momento de la permanencia o retirada del personal médico cubano.
El presidente brasileño necesita cumplir sus amenazas y promesas, mientras que el régimen cubano no puede perder su despliegue de "altruismo" en una América Latina sin guerrillas mediante las cuales operar y con el Foro de San Pablo en tan calamitoso estado.
Ese altruismo, hipócrita como el recién publicado comunicado del MINSAP, se basa en la explotación económica y la violación de derechos humanos de los cubanos, vistan o no bata blanca.