La prensa independiente reporta desde varias provincias del país situaciones de salud alarmantes debido al dengue hemorrágico, una cuestión crítica que ya ha cobrado varias vidas sin que los medios oficiales lo informen. Aunque el sistema de Salud Pública enfrenta al mosquito transmisor en batalla campal, son muchos los obstáculos en el camino.
"Cómo se van a acabar los mosquitos si esto es un vertedero tras otro, abarrotados en las esquinas, y pasan días y más días sin que los recojan", comenta una habanera a sus clientes mientras vende dulce de coco en su carrito. Y tiene toda razón, los vertederos son parte del paisaje citadino habitual.
Para Maykel, un técnico de Higiene que chequea la calidad de la fumigación en la capital, "es una realidad que nos golpea, porque mientras no exista un trabajo eficiente en la recogida de desechos sólidos, será casi imposible eliminar el mosquito y otros vectores".
"Los que más afectan son los microvertederos improvisados. Como no están incluidos en la ruta de recogida, demoran mucho más en eliminarse y el mosquito puede cumplir su ciclo de desarrollo completo y multiplicarse", explica.
El Gobierno se ha mostrado incapaz durante décadas de proveer servicios básicos como el de la recogida de basura. El problema es más crítico en las ciudades grandes, principalmente en la capital. La Habana podría llamarse "Ciudad de la Basura", en vez de "Ciudad Maravilla", por lo comunes que son los vertederos abarrotados que ocupan varios metros de numerosas esquinas.
"El fumigador y otro trabajador que lo acompañaba tocaron a mi puerta y me pidieron el 'visto'; lo firmaron y ya se iban. Les pregunté si no fumigarían y me respondieron '¿tú quieres que fumiguemos?, es que estamos en la lucha, tú sabes'", cuenta David, un residente de Lawton.
Elia, del reparto Eléctrico opina que "los muchachos del Servicio Militar fumigan mejor".
"Hasta en el patio y en la casita de desahogo se meten. Pero los 'mosquitos' (trabajadores de la Campaña Antivectorial) siempre andan de prisa, es como para salir del paso", añade.
Los bajos salarios son una de las causas que atentan contra la calidad del trabajo, mientras contribuyen a la pérdida de valores asociada a la necesidad de supervivencia.
José Ramón, un trabajador de la campaña, comenta mientras echa el abate en una cisterna: "ganamos poco más de 500 o 600 pesos, depende de si hacemos horas extras. Es una miseria, no alcanza para nada. Hay que vivir del invento".
"Yo quisiera dejar esto, pero estoy a punto de jubilarme; me da miedo cambiar a estas alturas. Trato de salir temprano porque me da más resultado trabajar de tarde en una dulcería particular donde me pagan 50 pesos en media jornada".
Otra irregularidad es que existe déficit de los productos químicos empleados en la batalla contra el mosquito Aedes aegypti.
La fumigación y el control químico larval se están realizando en pocas casas alrededor de un foco detectado o un caso sospechoso de dengue, cuando deben aplicarse en 100 metros a la redonda, que es el área probable de desplazamiento del vector.
Solo si el caso de dengue es confirmado, a los ocho días, se procede a cubrir toda el área. Pero es un tiempo en que la enfermedad se puede propagar mucho más y el control no resulta adecuado.