"Tenemos al menos una persona fallecida por dengue, decenas de casos confirmados y cientos de sospechosos permanentemente", dijo un directivo del Centro Municipal de Higiene y Epidemiología de Mayarí, Holguín, que pidió mantenerse en el anonimato y calificó la situación de "muy especial".
"Gracias al trabajo que estamos haciendo no tenemos mayor mortalidad, aún cuando la morbilidad es alta. Infelizmente, aparecen constantemente focos del agente trasmisor, el mosquito Aedes aegypti, y el dengue es una enfermedad peligrosa", lamentó.
Andando por las calles de la cabecera municipal es fácil percibir que hay una emergencia sanitaria. En todos los barrios se hacen pesquisas casi diarias, dirigidas desde el Consultorio del Médico de la Familia, que funciona como puesto de mando intermedio.
En el trabajo participan el médico, la enfermera, técnicos de Higiene y Epidemiología, y especialmente los trabajadores de la Campaña Antivectorial. También, estudiantes de Medicina.
Los más activos en las calles son los "mosquitos", como llama la población a los trabajadores de la Campaña Antivectorial. Están por todos lados con la "bazuca" de fumigación al hombro y constantemente chequean los hogares e imponen multas allí donde descubren un nuevo foco con larvas del Aedes aegypti. Lo que se penaliza es el descuido sanitario.
"Todos los días aparecen nuevos focos de Aedes, hasta decenas en un solo Consejo Popular, como pasó ayer en el 26 de Julio, por ejemplo. La tranquilidad del pasado, cuando lo teníamos a raya, se acabó. Ahora es endémico como en todas las ciudades grandes del país", dijo un técnico de la campaña.
"El año entero tenemos focos y, si aparece un caso de dengue, enseguida se complica la situación epidemiológica, como ha pasado ahora. Bastante suerte hemos tenido hasta el momento, teniendo Holguín el dengue desde hace tiempo. De allí proviene el contagio. Con el flujo de personas que hay todos los días era inevitable".
El periódico oficial holguinero Ahora reconoció en septiembre la existencia de una situación "tensa" en la provincia, con transmisión del dengue en al menos siete municipios.
La oficina de Correos de Mayarí tuvo que parar sus servicios todos los días durante una semana a partir de las 10:00AM hasta la 1:00PM, y ETECSA cerró a las 3:00PM para que se realizaran fumigaciones.
Es una especie de guerra a muerte contra los focos de mosquitos en un radio de varias manzanas alrededor del lugar donde se halla el vector o aparece un caso de dengue.
"Aquí casi todos estuvimos ingresados y algunos compañeros fueron diagnosticados con dengue", dijo una empleada de Correos, mientras explicaba a la población en cola que la oficina debía cerrar momentáneamente.
En la cremería El Río, el establecimiento gastronómico más concurrido de Mayarí, se registraron cuatro contagios. Allí también hubo una batida contra el mosquito.
"Mi esposa estuvo grave de muerte, de milagro rebasó el dengue. No podía comer porque perdió el apetito. Por suerte, comenzó a alimentarse. Le daba mucho jugo de guayaba, más los medicamentos. Ya está bien. Es una enfermedad muy peligrosa", comentó en un diálogo informal con clientes un trabajador del Servi-Cupet. El tema del dengue es uno de los más recurrentes en la calle.
Julia, de 56 años, pasó seis días ingresada en la escuela de enseñanza especial José Martí, habilitada como hospital para casos leves.
"Me atendieron bien, con mosquitero y paliativos para los síntomas, que son igual que los de un catarro", dijo.
Maylet, de 36 años, estuvo siete días internada en el hospital, en la sala de terapia, y llegó a tener síntomas graves como hemorragia en orina y nasal.
"Ya estoy de alta, pero aún me siento débil y con un dolor de cabeza leve que persiste".
Un fumigador de la campaña Antivectorial se quejó del exceso de responsabilidad, que no pagan los bajos salarios.
"Si las casas están cerradas, debemos venir en otro horario. No se puede quedar ninguna sin revisar. Este es un trabajo muy duro y lo peor es que somos nosotros los que menos ganamos. Si acaso, con la estimulación llegamos a 600 pesos", dijo.
"Los médicos, enfermeras y hasta nuestros jefes ya ganan por encima de 1.000 pesos, pero nosotros seguimos con una miseria", añadió.
"Yo mismo cargo esta bazuca pesada el día entero sobre mi espalda, con una alimentación pésima. La dosis es reforzada, pero de mala calidad. Fíjate si esto es duro, que en La Habana ponen a los jóvenes del Servicio Militar. Nadie quiere hacer este trabajo por tan poca plata", concluyó.