En medio de la gran cobertura mediática que se ha brindado al análisis del Proyecto de Constitución de la República, tal vez hayan quedado en un segundo plano los criterios vertidos acerca de otro documento también importante. Se trata de las "Bases para el fortalecimiento de la misión del Movimiento Sindical Cubano", que por estos días se ha discutido en los centros laborales del país como paso previo para la celebración en febrero de 2019 del XXI Congreso de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
En su edición del pasado 24 de septiembre, el periódico oficialista Trabajadores publica una especie de resumen con los principales planteamientos que han tenido lugar en dichas reuniones.
Se inicia el resumen con la siguiente expresión del mandamás de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento: "Los trabajadores quieren al sindicato, pero reclaman que se haga sentir más, y que su ejercicio de representación se equipare al movilizativo".
Imaginamos el dolor experimentado por el señor De Nacimiento al tener que repetir ese planteamiento obrero. Porque los sindicatos oficialistas se dedican en lo fundamental a defender los intereses del Gobierno y, mucho menos, a satisfacer las demandas de los trabajadores. Es decir, sirven para movilizar a los colectivos laborales hacia las tareas encomendadas por la maquinaria del poder. En cambio, se muestran timoratos a la hora de representar a la masa trabajadora.
Semejante planteamiento significa que los trabajadores cubanos se van percatando de que el sindicalismo oficialista constituye una aberración, y que se impone transitar hacia mecanismos que se acerquen más a la esencia de un verdadero movimiento sindical.
Como ejemplos, entre muchos, del poco carácter representativo de los sindicatos adscriptos a la CTC tenemos la escasa protección que les brindan a los trabajadores que resultan declarados disponibles en el proceso de reducción de plantillas en las entidades estatales, así como las demoras en responder a las preguntas y dudas de los trabajadores por cuenta propia. Y en esas condiciones la CTC aspira a captar a la mayor cantidad de cuentapropistas para que se afilien a sus secciones sindicales. ¡Menuda tareíta que tienen por delante!
Por supuesto que no podía faltar en el resumen de los planteamientos obreros un tema que les quita el sueño a los dirigentes de la CTC debido a que ya no saben qué responderles a los trabajadores: el salario que perciben los empleados estatales, y que resulta insuficiente para encarar la carestía de la vida.
En ese sentido, entre otras cosas, afloró el criterio de que no se cumple el principio de distribución socialista, el cual establece que "De cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo". Es muy probable que esa reclamación, por ejemplo, se haya esgrimido con fuerza en el sector educacional. Porque ellos, los maestros y profesores, que tanto aportan en la formación de las nuevas generaciones, son de los más desfavorecidos por la política salarial que aplica el Gobierno.
De acuerdo con cifras emitidas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), al cierre de 2017 el sector educacional percibía un salario medio mensual de 533 pesos cubanos (unos 22 dólares), muy por debajo del salario medio mensual nacional que asciende a 767 pesos. Junto a los maestros y profesores, los trabajadores de los servicios comunales —entre ellos, los encargados de recoger la basura de las calles—, y los administrativos de la Cultura y el Deporte son los peor pagados del país.
Muy relacionado con el salario abundaron los planteamientos acerca de que se garanticen los recursos para que se mantengan los planes de producción y servicios. Ello obedece a que una interrupción productiva debido a cualquier tipo de carencia (materias primas, insumos o recursos financieros) termina por afectar el salario de los trabajadores.
Lo publicado por Trabajadores no ha sido más que una síntesis de lo tratado en este proceso asambleario. Sin embargo, es suficiente para que la cúpula de la CTC comience a preocuparse.