Se han cumplido 100 días del Gobierno de Miguel Díaz-Canel y en Santiago de Cuba, sede de la celebración del 26 de julio, la mayor preocupación de muchos ciudadanos ha sido en los últimos días disfrutar de la catarsis que produce el carnaval.
La visita del flamante presidente a Santiago un mes atrás, fue objeto de mofa, sobre todo su paso por la escuela secundaria básica Armando García Aspurú, del reparto Chicharrones, donde hasta jugó baloncesto.
Para Noel, chicharronero de 54 años, la visita de Díaz-Canel "fue una simple hipocresía y todos lo saben, él participó de eso. ¿Cuándo en la secundaria se han preocupado de que haya agua? Ahí jamás ha habido agua fría. Yo estudié en esa escuela, a los niños le enseñan desde el círculo que el agua tienen que llevarla de su casa."
Yarisbel, trabajadora de Educación, fue más allá. "Todavía me río del circo que armaron en Chicharrones el día de la visita. Llenaron la avenida desde temprano de carritos con helados y otras chucherías, y los trabajadores de la escuela pidieron prestado un refrigerador a un vecino y hasta muebles, para finalmente armar el corito con los niños. Nada más salir Díaz-Canel, recogieron todo y del helado ni rastro. Lo que deberían haber mostrado es que no tenían nada, para ver si así se condolían y les daban algo."
Para otros, este Gobierno no ha mostrado nada nuevo. "Lo mismo que hicieron cuando vino Raúl hace unos años lo hicieron con la visita de Díaz-Canel", dice Jorge, otro chicharronero. "El día anterior trajeron pipas de agua y taparon los baches de la calle 20. Todo es fachada, esto no ha cambiado. Él mentía cuando era secretario del Partido, ahora le mienten a él."
Ni siquiera la muestra de respetos a la Virgen de la Caridad, junto a su esposa, en su visita a El Cobre, y la supuesta medida populista de bajar el precio de los jabones de lavar de seis a cuatro pesos, cambia la visión de monigote que rige la opinión popular.
Iván de 42 años, residente en el reparto Abel Santamaría, piensa que "Díaz-Canel es un presidente figura, que dice lo que piensa Raúl. Es un títere, es Raúl con otra cara y otro cuerpo, no puede haber cambios."
Daniel, residente en la Avenida Martí, coincide: "Díaz-Canel fue elegido por Raúl, no por el pueblo, no va a hacer nada diferente. Hace falta que se salga un poco del guión para que veas como enseguida le halan las orejas."
Cristina, de 36 años y residente de Veguita de Galo, opina que "con este nuevo Gobierno vamos a seguir estancados. Esto ha sido un cambio de fachada; de progreso para nosotros, nada".
Ramón, un jubilado que escuchaba a Cristina, remata: "Díaz Canel es como un televisor de pantalla plana, y el mando lo tiene Raúl."