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Sociedad

Amenazadas, golpeadas, acuchilladas a la vista del Estado

Las mujeres constituyen un por ciento alarmante de las víctimas de muertes violentas en Cuba.

La Habana

En la tarde-noche del 20 de mayo, La China recibió en su celular una llamada de su examante amenazándola, otra vez, de muerte. Probablemente presintió que en esa ocasión la amenaza se convertiría en realidad y salió hacia la estación de Policía. Pero no alcanzó la calle, su expareja la interceptó y, con siete puñaladas, terminó con su vida.

El Congo, oriundo de Guantánamo y presunto homicida, había sido denunciado ante las autoridades policiales en reiteradas ocasiones por la propia víctima, contaron sus compañeras de trabajo de la Feria de Artesanía ubicada en Galiano y Neptuno.

No era primera vez que El Congo la amenazaba de muerte. En ocasiones anteriores le había propinado golpizas e invadido el domicilio donde La China, holguinera de nacimiento, vivía alquilada.

"El Congo tenía orden de alejamiento y acta de advertencia, incluso estuvo una vez en prisión preventiva por amenaza, pero siempre salió impune de todo", aseguró una compañera de trabajo y resaltó la obsesión del presunto homicida con la víctima.

"Ellos fueron amantes fuera de sus respectivos matrimonios durante muchísimos años, pero él nunca quiso dar por terminada aquella relación y mira en lo que acabó", dijo lamentando el morbo y las especulaciones en el barrio ante el hecho de otra cubana asesinada.

Quizás mientras La China era asesinada en su domicilio, en el consejo popular Dragones, en Centro Habana, en Cienfuegos otras dos mujeres vivían la víspera de su asesinato: una madre y su hija serían acuchilladas por el exmarido de esta última, quien además se encontraba embarazada.

La prensa estatal de la Isla no suele publicar noticias sobre homicidios o asesinatos. Guarda feroz silencio sobre los crecientes índices de violencia y sucesos en los que un porciento alarmante de las víctimas son mujeres con historiales de maltrato y amenazas.

Madre de dos hijos menores de edad, Taimara Gómez Macías fue descuartizada a principios del pasado año por su propio esposo. Un asesinato que aún tiene conmocionado al pueblo de Cárdenas, Matanzas.

Durante la última semana de agosto del pasado 2017, con apenas dos días de diferencia, dos mujeres jóvenes fueron apuñaladas hasta la muerte en la barriada de Belén, La Habana Vieja. Ambas murieron a manos de sus respectivos excónyuges y, en el caso de Amira Yinett, delante de su hijo menor de edad.

En diciembre de ese mismo año, Misleydis González García, en la región central del país, moría apuñalada también por su pareja, a pesar de las varias denuncias por amenaza y reiterados maltratos físicos.

"Vivimos en un país donde impera una suerte de impunidad para asesinar mujeres porque las leyes no funcionan ni las protegen", dijo Arletis quien también fue amiga de La China.

No es desacertada la afirmación anterior. La propia Mariela Castro Espín, directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), da la espalda al asunto. Aseguró en una entrevista en 2015 que en la Isla "no tenemos femicidios […] porque Cuba no es un país violento".

Esto es "un efecto de la Revolución", dijo Castro Espín.

Numerosas instituciones, fundamentalmente en el área de Latinoamérica, que realizan labores de observatorio contra los feminicidios, o contra los homicidios de mujeres por razones de género, establecen al menos siete circunstancias que tipifican un crimen de este tipo: los signos de violencia sexual, las lesiones o mutilaciones, los antecedentes de violencia que hayan existido en una relación entre la víctima y el victimario, las amenazas o agresiones previas al asesinato, que la víctima haya sido incomunicada, que el cuerpo haya sido expuesto o exhibido en un lugar público.

En Cuba existen 173 Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Una revisión superficial de los estudios allí realizados indica que las mujeres cubanas violentadas se sienten desamparadas por la impunidad que les otorga a sus agresores el incumplimiento de las leyes.

La Policía con frecuencia les da la espalda y considera las señales de peligro, como amenazas y golpizas, "problemas entre marido y mujer".

Las campañas que en ocasiones realizan los medios de prensa estatales son insuficientes si no se aplican los mecanismos de castigo a los agresores y se evitan las muertes.

Según el Anuario Estadístico de Salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), en el bienio 2014-2015 un total de 293 mujeres cubanas fallecieron por agresiones, aunque este documento no detalla el grado de violencia implicado en esas muertes.

¿Qué solución ofrece el Gobierno cubano para mujeres que, como La China, tuvieron finales violentos? Quizás un futuro panteón "a la memoria de aquellas que fueron víctimas de la impunidad".

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