La tiranía castrista, que acaba de cumplir 59 años de edad, además del cataclismo que ha significado para los cubanos en todos los sentidos ha impuesto más récords al revés (nefastos) que nadie en América, y a nivel mundial.
En este amargo aniversario resulta oportuno echar un vistazo a algunas de esas plusmarcas. Aquí están los 12 principales récords de la dictadura castrista:
- Es la más larga en la historia de América.
- Fidel Castro es el dictador que más tiempo ha gobernado en la era moderna.
- Es la dictadura latinoamericana que más personas ha ejecutado, encarcelado, torturado, hostigado, detenido, y expropiadas sus viviendas y propiedades.
- Ha hecho de Cuba el país latinoamericano con más tiempo sin realizar elecciones: 70 años.
- Convirtió a Cuba en un país mucho más pobre hoy que hace seis décadas.
- Es la única dictadura latinoamericana que ha causado decenas de miles de muertos en guerras civiles, guerrillas, sabotajes y atentados terroristas fuera de sus fronteras nacionales.
- Es la única dictadura que ha enviado a sus ciudadanos a morir por miles en guerras africanas y en el Medio Oriente.
- Es la dirigencia política más anciana que se recuerde en Occidente.
- Es la única que ha convertido a otro país de la región (Venezuela) en neocolonia.
- Es el único régimen que ha tiranizado a su pueblo más de la mitad del tiempo transcurrido desde la independencia.
- Su economía es parasitaria, depende de subsidios extranjeros.
- Es la única dictadura que abolió la economía de mercado en el hemisferio occidental.
Ciertamente, la de los Castro es la más larga dictadura en la historia continental. Y Fidel Castro es el "hombre fuerte"que, sin ser rey, emperador o sultán, más tiempo ha gobernado en los tiempos modernos: 52 años, tres meses y 18 días, (hasta que cesó como primer secretario del Partido Comunista en 2011).
Al autócrata campeón mundial le siguen el norcoreano Kim Il Sung (48 años como dictador); Muammar Gadafi, de Libia (42 años); Enver Hoxha, de Albania (40 años); Jose E. Dos Santos y Teodoro Nguema, de Angola y Guinea Ecuatorial respectivamente (38 años); Robert Mugabe, de Zimbawe (37 años); Francisco Franco, de España; y Oliveira Salazar, de Portugal (36 años cada uno).
Las dictaduras latinoamericanas que le siguen en longevidad son: los Somoza en Nicaragua (43 años); Alfredo Stroessner, en Paraguay (35 años); Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana; y Porfirio Díaz, en México, con intervalos (ambos con 31 años); los Duvalier, en Haití (29 años); y Juan Vicente Gómez, Venezuela (27 años).
Cuba es el país occidental que más tiempo lleva sin elecciones democráticas: desde 1948, cuando fue elegido Carlos Prío como presidente. El Gobierno cubano es el que, en América, más ciudadanos ha matado, encarcelado, torturado, hostigado, y confiscadas sus viviendas y muebles.
Es la única dictadura en América que ha oprimido a su pueblo durante más de la mitad del tiempo transcurrido desde la independencia: 59 de 115 años en total. Y la única que ha tornado a su pueblo más pobre que a mediados del siglo XX. Ni Haití está en ese caso.
El régimen cubano es una dinastía marxista. Karl Marx sabía que su experimento social generaría regímenes autoritarios y sangrientos, pero no monarquías absolutas como la de los Borbones en la Francia de los Luises, o los Rómanov en Rusia. Las dos "dictaduras del proletariado" ortodoxas que sobreviven son dinastías: la norcoreana y la cubana.
La "familia real", envidia de autócratas
La "familia real" cubana ha logrado una estabilidad política envidiable para los autócratas de vocación. Elimina toda sombra que la amenace. Quien ha levantado la cabeza ha sido defenestrado, encarcelado o fusilado. Por eso hoy en Cuba no "suena" el nombre de nadie como próximo dictador.
No es saludable destacarse mucho. Que le pregunten a Luis Orlando Domínguez, Carlos Aldana o Carlos Lage. Igual les pasó a José Llanusa y al comandante Augusto Martínez Sánchez. Al general Arnaldo Ochoa le fue peor.
Miguel Díaz-Canel podría ser el nuevo presidente del país en abril, pero no el nuevo dictador. No pertenece a la Junta Militar. Y al posponerse la entrega de la presidencia por parte de Castro II las apuestas ya no son unánimes a favor de Díaz-Canel como nuevo jefe de Estado. Puede salir del sombrero a algún "gallo tapao" militar.
Pero algo sustancial ha cambiado. Antes el dictador tenía asegurada la dinastía familiar con su hermano, también comandante de la Sierra Maestra. Ahora Castro II no sabe si podrá imponer a su hijo Alejandro Castro Espín como relevo suyo.
Al morir Fidel quedó en evidencia la falta de liderazgo y la ineptitud de su hermano Raúl como gobernante. Y peor podría ser Castro Espín. No tiene pedigrí militar ni histórico-revolucionario, ni experiencia, ni preparación suficiente, y es notoria su mediocridad intelectual.
Anacronismo en Occidente
Pese a su larga historia de caudillismo y populismo, América Latina no tiene, como Asia, una concepción confuciana del poder, que prioriza el culto a una autoridad fuerte (el Estado) y la armonía social por encima de las libertades individuales, la separación de poderes, y los derechos humanos. No es casual que cuatro de las cinco tiranías comunistas de más de 60 años de duración se instalaron en Asia. La castrista aspira a convertirse en la sexta.
Cuba está ubicada en Occidente, a 140 kilómetros de EEUU. Es decir, pese a todo, navega en medio de una cultura política en la que impera la democracia liberal tipo Locke-Montesquieu-Rousseau.
Con el rotundo fracaso de Raúl Castro para darle un poco de oxígeno, el castrismo exhibe su anacronismo y su incongruencia político-filosófica en el hemisferio, y es cada vez menos capaz de renovarse a sí mismo. La crisis terminal socioeconómica erosiona las bases del sistema.
También lo corroe la creciente oposición política, el periodismo independiente y las nuevas tecnologías, la resistencia pasiva de la población, incluso de la burocracia estatal. En la Isla hay cada vez menos miedo a opinar sobre el desastre del país y la necesidad de cambios urgentes.
La autocracia más letal y anciana
O sea, la dictadura cubana evidencia su agotamiento. Solo se sostiene por la fuerza bruta. La intransigencia estalinista no tiene futuro. Es una reliquia del siglo XX, basada a su vez en una doctrina contranatural del siglo XIX. Sin embargo, la gerontocracia se resiste a renunciar a las mieles del poder. Solo la muerte los separará de su disfrute.
La cubana es la única autocracia en América que, además de hacer sufrir a su pueblo, ha hecho sufrir a otros. En Venezuela, Centroamérica y en varios países sudamericanos, ha intervenido militar y políticamente, ha provocado crisis y guerras civiles, con decenas miles de muertos, hambre, y una dramática devastación.
La máxima dirección política de Cuba es la más anciana del planeta de que se tenga memoria. Su edad promedio es de 82 años sin incluir al coronel Castro Espín. Con Castro III (52 años) incluido, es de 78 años. En 2018 Raúl Castro cumplirá 87 años; Machado Ventura, 88; Ramiro Valdés, 86. Y los generales Joaquín Quintas Solá, 80; Ramón Espinosa, 79; Leopoldo Cintra Frías, 77; y Alvaro López Miera, 75. Esos son los principales jerarcas de Cuba.
No hay nada igual en el mundo. La edad promedio de los principales dirigentes de China, Vietnam y Corea del Norte no llega a los 70 años. Y en la Unión Soviética y demás países comunistas de Europa nunca superó los 72 o 73 años.
Tampoco se sabe de ningún ministro de Defensa que haya ocupado ese cargo durante 48 años, y a la vez el de vicepresidente, como Raúl Castro. Ni político alguno ha sido ministro por 40 años (1972-2012), incluyendo 34 años como vicepresidente. Ese es José Ramón Fernández.