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Alimentación

Economistas: 'La libreta de abastecimiento es un fósil'

Consideran que el Gobierno no la ha eliminado 'porque vive inmerso en el cálculo económico y el costo político'.

La Habana

La "libreta de abastecimiento", limitada hoy a la distribución de unos pocos productos, es considerada por economistas un mecanismo arcaico, con poco sentido, cuyo fin ya quedará para dirigentes del futuro.

"Es un sistema bastante obsoleto", opina Pavel Vidal. Y para Mauricio de Miranda se trata de "un fósil".

Ambos son economistas y académicos cubanos radicados en Colombia.

En declaraciones a la AFP, Vidal sostiene que el general Raúl Castro no acabó con la libreta porque sería una medida impopular.

"El Estado emplea el 70% de la fuerza laboral y mientras la economía y sus salarios no mejoren, dependerán de los subsidios universales para no caer en la miseria", señala.

Por su parte, De Miranda cree que sería preferible subsidiar a quien lo necesite y no al producto.

"¿Qué sentido tiene permitirle a una persona que tiene relativamente altos ingresos que compre unos huevos baratos?", se pregunta.

Aun así, agrega, el Gobierno "no cambia el sistema porque vive inmerso en el cálculo económico y el costo político".

"Es una medida que se ha ido posponiendo y quedará para la próxima generación de líderes cubanos", remata Vidal.

En abril de 2011, Raúl Castro defendió la necesidad de eliminar el mecanismo de racionamiento. En aquella ocasión dijo que había sido establecido como "una vocación igualitaria en momentos de escasez, para proteger al pueblo de la especulación y el acaparamiento con fines de lucro".

Sin embargo, dijo que se había convertido, con los años, "en una carga insoportable para la economía y en un desestímulo al trabajo, además de generar ilegalidades diversas en la sociedad".

Cuando quedan pocos meses para su anunciada retirada del Gobierno, no hay señales de un fin para la "libreta".

Durante más de medio siglo, los cubanos residentes en la Isla han recibido una "cuota" mensual de alimentos a precios subsidiados. Sin embargo, en los últimos años se ha ido reduciendo el número de productos a poco más que azúcar, arroz, frijoles, huevos, pollo, aceite y café en pequeñas cantidades que no suplen ni siquiera las necesidades de diez días.

Con un salario medio que no alcanza los 30 dólares, las familias tienen que acudir a las tiendas en divisas y a mercados en los que rige la ley de la oferta y la demanda para completar su canasta. Los cubanos se quejan de que escasean las ofertas y de la constante inestabilidad de los productos, además de los altos precios.

Opiniones

Desde Cayo Granma, donde viven 1.200 personas, la mayoría pescadores, Noel Santiesteban, un profesor jubilado de 65 años, en silla de ruedas, dice a la AFP que la "tarjeta" es "la garantía de que vas a tener, aunque sea un poquito, que llevar a la mesa".

De todas formas, cree que "languidece" y recuerda que "antes incluía hasta cigarros". "Esto no hay que verlo como una derrota, pero la libreta va perdiendo su significado", afirma.

Para Santiesteban, que recibe el equivalente a 12 dólares al mes, la economía deberá mejorar para que "se vaya la libreta".

En opinión de Esther Rodríguez, que junto a su esposo cultiva mangos y cría cerdos en El Caney, en Santiago de Cuba, y por cuya producción reciben tan solo 125 dólares del Estado una vez al año, "si quitan la libreta va a haber problemas otra vez".

Luis Silva, que da vida al jubilado Pánfilo de Vivir del Cuento, considera que "la gente ya la tira un poco al olvido".

Todavía se sigue usando, por supuesto (...) pero me parece que nadie puede vivir con lo que dan" por la libreta, afirma.

"De alguna manera hay una desigualdad antes de desaparecer. No ha desaparecido y ya hay gente que no le interesa la libreta, no coge nada" de lo que trae, reflexiona.

En su casa, asegura a la agencia francesa, todavía se utiliza "la libreta de racionamiento".

En uno de sus espectáculos en vivo, en La Habana, Pánfilo canta "pon a la libreta en un panteón/ que ya cumplió su función".

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