Una de las tantas joyas arquitectónicas que posee el Vedado capitalino es el Hospital Materno-Infantil América Arias, de estilo art decó renacentista, el cual ocupa toda una manzana en la intersección de Línea y G, dos céntricas avenidas de la ciudad.
El hospital tiene más de 80 años de existencia. Sin embargo, su panorama actual dista mucho de ser óptimo. A pesar de que el deterioro era ya evidente cuando cumplió sus ocho décadas, en 2010, la prensa oficial fue muy hábil en ocultar los problemas constructivos, la falta de higiene de sus sanitarios y la mala alimentación que recibían las gestantes; solo resaltó los logros en mortalidad infantil del centro hospitalario bajo títulos tan pomposos como "Ochenta años dando luz".
Maternidad de Línea, como popularmente es conocida la clínica, pedía a gritos una reparación capital que las autoridades postergaron una y otra vez, hasta que finalmente comenzó a ejecutarse hace solo dos años. El hospital presenta grandes filtraciones en los techos superiores debido a la antigüedad de su construcción, lo cual ha provocado el cierre total de muchas de sus salas y la imposibilidad de las embarazadas de poder tener en el centro a sus bebés. Esto ha conllevado una sobrecarga para los hospitales materno-infantiles más cercanos, como el Ramón Gonzalez Coro (antiguo Sagrado Corazón), ubicado en 21 y 4, en el Vedado, o Hijas de Galicia, en Luyanó.
Dado al amplio grupo poblacional que atiende el Maternidad de Línea, que abarca municipios tan densamente poblados como Plaza de la Revolución, Habana Vieja y Centro Habana, el centro no puede darse el lujo de cerrar totalmente para ser reparado de manera capital.
Ahora, junto a la brigada constructiva de la empresa EMPROI II encargada de las lentas labores de restauración, los médicos y especialistas del hospital, confinados a unas pocas salas en el primer piso, dan servicios de neonatología, legrado y operaciones de fibroma, entre otros, por lo cual tanto pacientes como personal médico deben convivir con la suciedad y el polvo de las labores constructivas. A todo ello se une la pobre iluminación de su sala de espera y su bulla permanente, la cual se asemeja más a una feria de productos agropecuarios que a un hospital materno.
Una patóloga del hospital señala la perenne falta de recursos, en especial el laboratorio donde trabaja con antiguos microscopios japoneses y sin material reciclable, del que solo posee los más necesario y perentorio. Junto a ello, resalta la ineficiencia de las brigadas constructoras, las cuales ha habido que sustituir por su mal trabajo. "Ahora la dirección del Centro tiene proyectado contratar para las labores de restauración el servicio de cuentapropistas, pues los obreros de las brigadas estatales, en muchas ocasiones, se roban los materiales de construcción para revenderlos", explica.
Otra trabajadora del hospital señala que piensan habilitar una segunda sala de atención para el mes de septiembre, pero la reapertura total del centro demorará al menos dos años más.
Este reportero pudo constatar la lentitud de las labores de restauración: en un recorrido por los tres pisos del materno en días aleatorios, apenas se vieron obreros trabajando; los ruidos normales de todo obra en reparación están totalmente ausentes. El piso tercero y último del hospital está totalmente clausurado y no es visible brigada constructiva alguna.
Aunque no es el único hospital de La Habana en malas condiciones, el Maternidad de Línea sí es en la actualidad uno de los más maltratados por el paso del tiempo y la desidia oficial. Urge acelerar su plena restauración para que las gestantes capitalinas puedan tener sus bebés en las mejores condiciones posibles y que el otrora América Arias recupere su esplendor perdido.