El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que se ha iniciado hoy en La Habana no es el de un partido político como dice ser, pues simplemente no lo es.
No lo es porque hay una característica común de los partidos comunistas y fascistas que los distingue y define rápidamente: al llegar al poder dejan de ser una entidad solo política y se convierten en el Estado mismo. El PCC, por tanto, es un Partido-Estado.
En el caso de Cuba hay que agregar que la misión principal que tiene hoy el PCC es la de mantener al pueblo bien sometido, bajo control y pasando hambre y escaseces para que siga dependiendo del Estado. Es decir, para su sobrevivencia el PCC hambrea y empobrece a los cubanos, a niveles del África subsahariana.
Otra característica del PCC es que, política e ideológicamente, es hoy un cascarón vacío. Carece de discurso político-ideológico, que desapareció definitivamente.
Cuando Marx y Engels lanzaron en 1848 su Manifiesto comunista como programa de la Liga de los Comunistas, crearon el primer partido comunista del mundo (inicialmente transnacional), aunque el primero con ese nombre oficialmente fue el Partido Comunista Ruso en 1918. Luego, en 1921, el socialista Benito Mussolini fundó en Italia el Partito Nazionale Fascista.
Los dos activistas alemanes y el italiano concibieron sus creaciones como partidos políticos solo hasta que asaltasen el poder por la fuerza, lo cual sucedió en octubre de 1917 en Rusia y en octubre de 1922 en Italia. Y tal y como fueron concebidos en ambos casos, una vez alcanzado el poder tanto el partido de los bolcheviques como el de los fascistas italianos suplantaron al Estado y pasaron a ser el Estado mismo. Un Partido-Estado.
El marxismo-fascismo inventó el Partido-Estado, realmente un nuevo tipo de monarquía absoluta con ropaje "revolucionario". Eso no se lo imaginó Nicolás Maquiavelo, quien en El Príncipe (1513) fue el primero que empleó la palabra Estado en su sentido moderno, al cual llamó Stato, del latín status.
En el Partido-Estado comunista encaja a la perfección la frase de Luis XIV de Francia, "L’Etat, c’est moi" ("El Estado soy yo"). El PCC en Cuba asumió por la fuerza todos los poderes públicos, suprimió la propiedad privada, estatizó la economía, los medios de comunicación, la educación, la salud pública, la cultura. Y controla hasta la vida privada de los ciudadanos. Para colmo, está controlado por una mafia militar que no da la cara al pueblo y se enriquece grotescamente a costa de ese pueblo que dice representar.
Además, no puede ser un partido político aquel cuyos miembros no se reúnen en locales regionales, provinciales o nacionales para debatir ideas y tomar acuerdos partidistas, sino en cada centro de trabajo. En la Isla en todos hay núcleos del partido con instrucciones "de arriba" de controlarlo y administrarlo todo.
Los delegados al Congreso no pueden proponer ni elegir a nadie
Algo escandaloso es la ilegitimidad del Partido-Estado. Cuba tiene 11,3 millones de habitantes y hay 670.000 militantes del PCC, de un total de 8,9 millones de ciudadanos adultos. O sea, solo pertenece al PCC el 7,5% de los adultos que residen en Cuba. El otro 92,5% —8.2 millones de personas— no son comunistas en un país que se dice comunista.
Ese 7,5% de cubanos es el que ocupa los cargos públicos del Estado, el Gobierno, las Fuerzas Armadas, y el Parlamento. No hay jefe de mediana importancia en Cuba, ni diputado, que no sea miembro del PCC. Y esa minoría ciudadana es la que elige a los delegados a los congresos partidistas, que se supone eligen a la cúpula rectora del Partido-Estado.
Pero ni eso pueden hacer. Los delegados al congreso realmente no pueden proponer ni elegir a nadie. Nunca lo han podido hacer desde que se celebró el Primer Congreso en 1975. Están limitados a comer de todo durante varios días —filete de res, puerco asado, pollo asado en su propio jugo, etc, todo bien sabroso, en el restaurante El Bucán del Palacio de las Convenciones— y a levantar obedientemente los brazos para aprobar por unanimidad, sin chistar, todo lo decidido por la elite dictatorial. Ese es el PCC.
El crimen de mantener a la ciudadanía dependiente del Estado explica por qué Castro II no hace lo mismo que en China y Vietnam. Él y su equipo consideran que, a diferencia de los partidos comunistas de Pekín y Hanoi, en Cuba la economía de mercado se les iría de las manos y ellos terminarían perdiendo el poder político.
Se basan en que en China y Vietnam aún prevalece mucho de la cultura confuciana despótica milenaria del culto a una autoridad fuerte (hoy el Partido-Estado comunista) y de la armonía social por encima de las libertades individuales, la separación de poderes y los derechos humanos. Se basan en que Cuba se halla en el corazón de Occidente y su cultura, a solo 140 kilómetros de EEUU, donde viven unos dos millones de cubanos y sus descendientes (incluyendo tres senadores) y con un poder adquisitivo que supera varias veces el valor del PIB cubano.
En pocas palabras, el PCC y la mafia militar le tienen pánico al conocido espíritu emprendedor de los cubanos.
Ni los militantes creen ya en el PCC
En medio de la crisis alimentaria, Castro II y sus apandillados se niegan a que los agricultores privados siembren por la libre y vendan al mercado sus productos. Y les siguen exigiendo que entreguen el 80% de sus cosechas a Acopio, a precios miserables, porque no quieren que los agricultores privados adquieran poder económico y se independicen del Estado. Para eso impusieron la Tarea Ordenamiento.
Pero, ojo, este congreso del PCC se realizará en circunstancias inéditas, en medio de una crisis socioeconómica que también comienza a crear desestabilización política, y con una pandemia que se expande peligrosamente por todo el país, con cinco cepas distintas, dos de ellas muy contagiosas, y que han hecho colapsar el sistema de salud pública. Todo convoyado a la actual desnutrición de la población, que se acerca paulatinamente a convertirse en hambruna. Una desnutrición que, si bien no afecta a la mafia militar, sí golpea a los miembros de base del PCC y sus familias.
Lo cierto es que ya no solo la población en general no cree en el PCC ni en la "revolución" ni en cuentos de camino, sino tampoco su militancia de base, incluyendo la mayoría de los delegados a este congreso. Por muchas fuentes se sabe que hoy la mayoría de los militantes no cree en el PCC. Y si no se atreven a renunciar a su membresía o decir que hay que liberar las fuerzas productivas y restablecer la economía de mercado es por conveniencia personal y familiar, y por miedo a las represalias.
Por supuesto, eso ha erosionado y sigue erosionando los cimientos mismos de Partido-Estado, que ya ni discurso político tiene, porque, además, está dirigido por trogloditas anticubanos que, además de ser unos incapaces, solo están interesados en enriquecerse y mantener su dolce vita.
Eso explica por qué han desatado la actual escalada de represión de la población, que es multifacética, pues golpea en el ámbito político, social, económico, cultural y hasta humanístico y existencial.
¡Vaya partido ese!
Este tal "Eduardo E. Trelles", no sólo es ingenuo, es algo todavía peor y más grave (y él lo sabe....).
Excelente, Roberto Álvarez Quiñones, y nunca mejor dicho todo lo que explicas en tu artículo.
Habría que darlo a leer a todos los "delegados del Coro de Niños Cantores" de este "congreso" de este "partido" Castrofascista.
El Comunismo es fascismo. Punto
Pienso que lo mejor que podría hacer Raúl Castro es cometer el error de nombrar como nuevo Primer Secretario del PCC a Díaz-Canel. Porque nadie lo respeta y el Partido-Estado perderá la capacidad de meter miedo que ha tenido hasta ahora, y porque será demasiado evidente que él (Díaz-Canel) es solo un títere de Raúl Castro y de la mafia militar que manda en Cuba. Por eso dudo que lo haga.
Además, si no nombra a Alvaro Lopez Miera como nuevo Primer Secretario, de todas formas será este general "mozalbete"de 78 años, hijo adoptivo desde los 14 años de Raúl Castro, el nuevo "hombre fuerte" oficialmente del país.
El comunismo al igual que su partido es por el pueblo y para el pueblo hasta que toman el poder, cuando se atornillan a el y exprimen y explotan al pueblo peor que los que criticaban y derrotaron. La diferencia entre el Fascismo y el Comunismo radica sólo en las iniciales.
// ¡Vaya partido! //
Es maaaalo, muuuy malo.
¿Entonces, qué hacemos? ¿Seguir quejándonos de que es malo, o , como hacen muchísimos, "exigiéndole" que se vuelva bueno o menos malo?
Usted tiene la suerte de ser un personaje ficticio ...
“La locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”. Albert Einstein
Ha Ud repetido las mismas exactas palabras decenas de veces. Nadie hace caso de ellas pero Ud espera evidentemente un resultado diferente.
Se lo hemos dicho en broma, pero Ud tiene un serio problema mental. Si quiere que lo tomen en serio, sea mas constructivo y menos "pesado" absteniendose de repetir el mismo sinsentido de siempre.
Trelles___ ¿Ya embarcó el container con el Forro?
Ja, ja, ja....