A finales de 2020 la editorial francesa L´Esprit Frappeur publicó el libro (ya planea una segunda tirada) Cuba, crónicas de una pesadilla sin fin, que recoge una serie de notas biográficas de algunos de los cubanos que más se destacan hoy en la lucha por la libertad y casos concretos de la represión que les afecta. Su autor, Floréal Melgar, un curtido libertario y activista cultural, responde a las preguntas de DIARIO DE CUBA.
¿A quién está dirigido su libro?
Principalmente a los lectores francófonos que no están al tanto de lo que sucede en Cuba. Aquí en Francia, pero creo lo mismo ocurre en toda Europa, excepto quizás en España, los medios de comunicación apenas mencionan, a través de casos concretos, la permanente represión que reina en la Isla. Los nombres de Wilman Villar Mendoza, Oswaldo Payá Sardiñas o Silverio Portal son totalmente desconocidos.
Hace apenas unos días el nombre de Luis Manuel Otero Alcántara fue mencionado por varios diarios franceses tras la congregación de artistas e intelectuales cubanos frente al Ministerio de Cultura, a raíz de la huelga de hambre de los miembros del Movimiento San Isidro. Uno se pregunta de qué sirven los corresponsales de los principales diarios franceses en La Habana. Sin duda están bien alimentados y alojados, pero nos gustaría que nos dieran más información.
Décadas de propaganda engañosa y del antiamericanismo muy presente en Francia han hecho que muchos vean la "revolución" cubana con simpatía. No solo los militantes y seguidores comunistas, sino toda la izquierda e incluso sectores moderados de la derecha francesa. Todas estas personas repiten como loros el catecismo castrista sobre las ventajas de la medicina y la educación en Cuba por un lado, y el horror del "bloqueo" americano por otro.
Añades a eso los clichés sobre las playas paradisíacas, la música cubana y los viejos coches americanos en La Habana Vieja y te da una idea de cómo el francés medio imagina Cuba. No conocen nada de la realidad de la vida cotidiana del pueblo y, cuando alguien la revela, lo niegan o miran para otro lado porque socava el fanatismo de unos y los prejuicios de otros.
¿Por qué eligió Cuba para su libro?
Desde hace mucho tiempo me interesa la historia de los países con regímenes comunistas y la represión sistemática que han sufrido, en particular la represión de los movimientos anarquistas ruso, chino y cubano, ya que durante mucho tiempo fui militante en París del movimiento libertario.
Si yo hablase el idioma chino, haría el mismo trabajo de denuncia de la represión en China, pero sucede que aparte del francés solo entiendo el idioma español, por ser hijo de un refugiado político andaluz que llegó a Francia al final de la Guerra Civil Española. Esto me llevó a interesarme más por Cuba.
En el prólogo de mi libro cuento la historia de lo que lo desencadenó: el descubrimiento de un artículo de junio de 1961, en el periódico Le Monde Libertaire, escrito por Gastón Leval, un activista anarquista que conocía a los principales representantes del movimiento libertario cubano antes de la revolución de 1959. Ya en esa época denunció la represión que se dirigía a todos los que habían participado en la revolución pero que se oponían a su toma por los comunistas.
Después leí Historia del anarquismo en Cuba, de Frank Fernández, y una serie de artículos de principios de los años 60 escritos por el mismo Gastón Leval y por un libertario cubano exiliado, Abelardo Iglesias, en las revistas argentinas Reconstruir y La Protesta, en las que ya explicaban que en Cuba se estaba instaurando una dictadura y un poder totalitario.
En los últimos años, he consultado con regularidad y asiduamente los sitios web cubanos creados por los opositores al régimen, ahí recogí el material para mi libro.
¿Qué ha encontrado humanamente en los disidentes cubanos?
Mucho coraje, en primer lugar. Lo que hacen, lo que escriben con gran tenacidad a pesar de la represión y el acoso constante de la policía política provoca mi admiración por ellos. También, hacia mí, he encontrado una tolerancia que me sorprendió un poco, porque soy muy consciente de que mi compromiso libertario no es compartido por todos los disidentes cubanos. Pero eso no ha impedido que muestren gran simpatía y cierto interés por mis crónicas.
Usted es un hombre de izquierdas, ¿no le haría eso estar del lado del Gobierno cubano?
No, no soy un hombre de izquierda. Siempre he luchado para que el movimiento libertario al que pertenecí en Francia durante varios decenios no se considerara una rama de la izquierda o, incluso más a menudo, de la extrema izquierda. El anarquismo no es maximalismo. Es otra cosa.
En la base, hay dos grandes corrientes del socialismo, dos troncos diferentes que proporcionaron cada uno diversas ramas: la corriente autoritaria, personificada por Marx, Engels y sus discípulos, que dio a luz a varias tendencias, desde la izquierda moderada hasta los fanáticos marxistas-leninistas; y la corriente antiautoritaria o libertaria, personificada primero por Proudhon, luego por Bakunin, Kropotkin y muchos otros. Los libertarios no son ni de izquierda ni de derecha, sino de otra parte, y sobre todo no cerca de los comunistas, que siempre los han reprimido hasta el punto de la liquidación física en los países donde tomaron el poder, sin excepción.
Por lo tanto, en general, no puedo sentir simpatía por los activistas políticos que hacen de la toma del poder su credo, ya que el poder es la causa fundamental de todo mal. Y no puedo ponerme del lado, en particular, de quienes convierten este poder, cuando lo han conquistado, en una fortaleza inexpugnable, represiva y policial, y ejercen sobre la población una dictadura feroz que aniquila los derechos más elementales del ser humano.
No estoy en absoluto del lado del Gobierno cubano, sino del lado de aquellos que sufren su represión y que luchan en particular por los derechos más básicos, como la libertad de expresión.
Haría extensiva la frase sobre los corresponsales franceses, a los corresponsales, en general. Hay que remontarse a la salida intempestiva de 3 periodistas extranjeros, hace unos 15 años, cuando Castro II fue coronado, y la cúpula militar ejecutó una ola de represión. No en vano César González-Calero fue expulsado por escribir un artículo relacionado con el ascenso del grupo GAESA, y particularmente del Coronel (en aquel entonces) Luis Alberto Rodríguez López-Callejas. Un visionario, el español.
Los franceses con esa gran nostalgia de la guillotina ...
Querido alcalde tiene razón, pero esta ha sido sustituida por los afilados cuchillos de los islámicos furiosos y es hasta con suerte,pues te pueden degollar paseando,en una iglesia ,en el metro.....en fin democracia francesa
Jajajaja!!!
Pues la respuesta a la pregunta que se hace la periodista es: sirven para alimentar el idealismo de muchos europeos, que consideraron a Fidel un héroe y el socialismo una opción de igualdad social.
Para los cubanos, no sirven de mucho.
No quiero emprenderla de nuevo con la Sra. Cruz, pero su expresión: "Sin duda están bien alimentados y alojados", demuestra el subdesarrollo mental de los cubanos de Cuba, ella incluída.
Penoso eso.
"Sin duda están bien alimentados y alojados" Estas palabras no las dice Rafaela Cruz, sino yo. Y me refiero a los corresponsales de los periódicos franceses, que apenas mencionan la represión permanente que tiene lugar en Cuba. Me parece que esto era fácil de entender.
Bueno, no lo entendí. Para algo sirven la comillas y otros recursos de escritura.
No tengo reparo en pedir disculpas. Me parecía pueril la expresión. Bueno, me parece pueril.
Weston, diablos sí, muy bien alimentados y alojados.
Todo el periodismo internacional en Cuba es una puñetera botella que el régimen le da a cuatro descarados sin principios ni moral profesional.
El periodismo independiente cubano lleva en sus espaldas la dignidad de muchos descarados que se auto proclaman periodistas y son el límite del cinismo.
En serio hay que explicarte que esa frase es del entrevistado y no de la entrevistadora?
Por alguna razón toda la rama Espín del maldito biranato tiene pasaportes franceses, y no solo por la amistad de Mitterand con el cenizas.
Cualquier salpafuera se arma en Cuba y el avión solo tiene que llegar a Guadalupe o Martinica y allí son intocables.
El antinorteamericanismo juega un factor. Sirven para quimbar mulatas y beber ron en un país relativamente estable, de clima paradisíaco y donde pueden vivir la gloria del tuerto en casa del ciego. Estos hombres tienen ventajas abismales con los locales, una vez converse con una ex jinetera en España y me decía, entre muchas cosas que lo primero era que olían mejor que los locales, que tenían vivencias y que un local les pagaba una cerveza y luego les quería sacar una ampolla, en lo que el Yuma, como ellos le dicen a todos aunque sean de Ucrania eran mas corteses. Ellos saben que cuando se pasan de la raya los ponen de patitas en el avión de regreso al frió y a ser un donnadie.
Quieren llevar a Francia toda la mierda que han visto en Cuba pero disfrazada de diamantes
Si fuera sólo Francia pero es toda Europa occidental y America Latina, pues el comunismo para otros y desde afuera les encanta y les entretiene, y en especial el tropical de jineteras y ron