'Me puso su pistola en la mesa y me dijo que me alzara', así interrogaron a Jorge Luis Capote, uno de los encerrados de San Isidro

En un país donde los jóvenes sueñan con emigrar y no se interesan por la política, Jorge Luis Capote Arias, con apenas 21 años, ya tiene claro que quiere un cambio de sistema para Cuba. "A los jóvenes de mi generación los veo perdidos, desesperados, mal informados y sin futuro. La mayoría en lo único que piensa es en irse del país para tener una vida mejor, vivir con dignidad y prosperar en otras tierras, ya que en la suya no pueden", lamenta el activista, que acudió a la sede del Movimiento San Isidro (MSI) el pasado noviembre, convirtiéndose en uno de los participantes del encierro.

"Yo llego a San Isidro mediante Iliana Hernández y Luis Manuel Otero Alcántara, que los conocía desde hace un tiempo, aunque nunca me había atrevido a ir a la sede del MSI, pero al ver las injusticias que se estaban cometiendo, que todos los días los detenían en la estación de Cuba y Chacón, y también por Denis [Solís], preso injustamente, me llené de valor y di mi paso al frente yendo a solidarizarme con ellos", dice Jorge Luis, quien también se atrincheró "para protestar por las injusticias policiales y la falta de libertad de expresión".

"Defino mi experiencia en San Isidro como una de las mejores de mi vida. Desde que llegué me sentí como en familia y así fue por el resto de los días. Ellos son personas muy amables, honestas, desinteresadas y valientes, personas dignas de admirar y seguir, por eso ahora estoy al lado de ellos, porque su lucha es mi lucha también", argumenta.

"La Seguridad del Estado se empeñaba en hacernos sentir miedo y molestarnos por estar acuartelados ahí, en las noches casi no dormía por el miedo a que allanaran violentamente la vivienda", rememora el joven.

"Después del asalto a la sede fui entrevistado por la Seguridad del Estado el 30 de noviembre, por un agente que se identificó como Yohan, fueron seis horas y media de entrevista. Su objetivo era que dejara de visitar la sede del movimiento y me alejara de sus miembros. Me amenazó mucho con la cárcel si no dejaba de hacerlo, me dijo que si yo quería democracia y libertad tenía que alzarme en la Sierra, que era como único podíamos lograrlo, incluso me puso su pistola en la mesa y me dijo que la tomara y me alzara."

"Usó el chantaje emocional conmigo y mi familia para que hiciera lo que él decía, pero no lo logró. Entonces recurrió a tratar de hacerse 'mi amigo' y decirme que me iba a ayudar a salir adelante, pero rechacé todo. 'Los principios y la dignidad no se negocian', así le dije", relata Jorge Luis.

Él, como el resto de sus compañeros, ha sentido la presión de la Seguridad del Estado y ha sufrido también con la campaña de descrédito de las autoridades hacia los atrincherados. En una publicación de Facebook, este 24 de diciembre, Jorge Luis aparece en par de fotos celebrando con un grupo de personas: "Mi gente del barrio me ama y los amo, con ellos hasta el fin del mundo", escribió el joven, a lo que su compañero de acuartelamiento, Osmani Pardo, comentó: "Mientras la dictadura trata de desacreditarnos nuestros vecinos comparten con nosotros, le demostramos al mundo que no somos lo que dice el 'menticiero'".

En cambio, para sus familiares puede ser complicado de asimilar el hecho de tener a un activista en casa. "Mi familia no me apoya, pero tampoco me da la espalda. Es una situación extremadamente difícil con la cual tengo que lidiar a diario, pero aunque sea entienden que todos no tenemos porque pensar igual y que lo que quiero es un mejor país, donde quepamos todos los cubanos, pensemos como pensemos, un país democrático y con libertad plena, donde no exista una policía política que actúe y trabaje como una mafia, donde todos seamos iguales ante la ley y donde se respeten los derechos humanos", resalta.

"Tu enemigo no soy yo, yo soy un cubano oprimido igual que lo eres tú, la diferencia es que lucho por lo que creo, que Cuba puede ser un mejor país si eso decidimos. El hambre ya tiene que dejar de ser el arma de la dictadura maquiavélica", reflexionó el joven en una publicación en su cuenta de Facebook.

Jorge Luis estudió gastronomía en el politécnico Ramón Paz Borroto, en el municipio Boyeros, donde reside. "Actualmente estoy empezando un proyecto como youtuber, ya cuento con un canal", comenta.

"Apenas salgo de mi casa, cuando lo hago es con algún amigo o grupo de amigos a caminar, alguna fiesta privada, bar o restaurante, para comernos una pizza y conversar un rato", comenta Jorge Luis, que se autodefine como tranquilo, solitario, alegre y carismático.

"Como homosexual he sentido discriminación solo por parte de la Policía, tengo dos actas de advertencia desde hace dos años, supuestamente por prostitución masculina, los gays sabemos que eso es lo que usa la Policía para hacernos daño, ya que las dos veces que me la pusieron fue por estar abrazado a mi pareja, en un parque donde conversábamos, y otra vez era por ir con un grupo de amigos en la calle. La policía en Cuba es muy homofóbica", señala.

"Yo para Cuba primero que nada quiero que se respeten los derechos humanos de todos los cubanos, que cesen las injusticias y la violencia policial, democracia verdadera y no la maquillada de partido único que tenemos, que los jóvenes cubanos tengamos futuro en el país y no tengamos que emigrar a otro en busca de libertad y prosperidad porque en el nuestro los únicos que pueden tener eso son los dictadores y sus familias", señala Jorge Luis.

"Quiero un país mejor, con todos y para el bien de todos, dónde la política sea incluyente y no excluyente, que la política sea de amor y paz y no de sufrimiento y odio, eso es lo que quiero para Cuba y lucharé junto a todos los que lo hacen por ello de forma pacífica", enfatiza.