El Partido de los Trabajadores, el PT que surgió del movimiento sindical y que llevó al exoperario Lula da Silva al poder por primera vez en 2002, inicia hoy su séptimo congreso. La reciente liberación de su líder galvaniza el debate político brasileño y marca la pauta de cara a una prolongada campaña electoral, hasta los comicios presidenciales de 2022.
De cara a este congreso del PT, Lula y otros voceros partidarios llamaron a arreciar la oposición ante el Gobierno de Jair Bolsonaro, a quien acusan de "destruir a Brasil". Lula llamó a que su partido sea el principal foco opositor "ante la derecha".
La celebración del VII Congreso del PT ocurre a dos semanas exactas de la liberación de Lula tras estar en prisión por 580 días. DIARIO DE CUBA presenta tres claves sobre este proceso político y judicial.
¿Por qué Lula fue a prisión?
Lula da Silva fue condenado a nueve años y medio de prisión en julio de 2017 por corrupción y lavado de dinero en el marco de la Operación Lava Jato (que investiga el caso Petrobras). Este proceso develó una gigantesca trama de corrupción que no solo arropó a la clase política brasileña, casi en su totalidad, sino que también tuvo ramificaciones en el resto de América Latina. En Perú, por ejemplo, cuatro expresidentes estuvieron involucrados en esta telaraña de manejo irregular de fondos.
En julio de 2017, el entonces juez Sérgio Moro, responsable del caso Petrobras en la primera instancia judicial, declaró culpable a Lula de haber aceptado y reformado un apartamento de tres pisos en Sao Paulo —por valor de 3,7 millones de reales (1,1 millones de dólares)— a cambio de contratos públicos. El expresidente tiene pendiente otras cuatro causas.
El 7 de abril de 2018, en pleno fragor de la campaña electoral en la cual terminó siendo electo como presidente Jair Bolsonaro, Lula da Silva ingresó como recluso en un centro penitenciario de Curitiba, desde donde se llevó adelante la Operación Lava Jato.
¿Por qué Lula fue liberado?
Dado que aún no existe una sentencia en firme y definitiva, y Lula puede apelar las decisiones del proceso que se le sigue, el Tribunal Supremo Federal de Brasil (TSF) decidió el pasado 8 de noviembre que era inconstitucional la prisión de una persona antes de que se agoten todos los recursos ante la Justicia y esta persona no sea una amenaza para la sociedad.
No es una decisión exclusiva para el expresidente, ya que otros 5.000 reos brasileños pueden acogerse a esta decisión del TSF, pero sin duda es el rostro más visible, la cara pública de la determinación del TSF. Las decisiones de ese tribunal no son apelables.
Algunos analistas han entendido que esta decisión es un guiño del sistema judicial a favor del veterano dirigente político de 74 años, que podría en 2022 buscar su sexta candidatura presidencial. Sin embargo, no existe con la liberación de Lula ningún pronunciamiento sobre el fondo de las causas que tiene en su contra.
En la práctica, Lula seguirá siendo juzgado por corrupción, solo que no estará detenido mientras no haya una decisión que agote todos los recursos legales que, como ciudadano, tiene a su alcance.
¿Y ahora qué sigue?
Más que en las causas judiciales sobre Lula, ahora el foco parece voltearse hacia el exjuez y ahora ministro de Justicia del Gobierno de Bolsonaro, Sérgio Moro.
El TSF tiene pendiente una decisión en la que podría determinar que Moro estuvo parcializado al condenar a Lula y otros involucrados en la Operación Lava Jato. Si deciden que Moro no actuó con imparcialidad, Lula también quedaría libre de toda causa, ya que todo el proceso sería anulado y debería empezar de nuevo.
Esta posibilidad ganó fuerza, especialmente en materia de opinión pública, después de una polémica revelación de mensajes privados entre Moro y los fiscales del Lava Jato, que sugieren cierta intimidad entre las dos partes.
En los mensajes revelados por la edición brasileña de The Intercept, un medio de prensa digital de origen estadounidense, en junio pasado, se percibió cierta intimidad entre Moro y los fiscales. Esta revelación puso bajo sospecha de que habrían actuado de forma conjunta para mantener a Lula en prisión y evitar su candidatura presidencial en 2018.
Habrá que seguir atentamente el desarrollo del recién inaugurado congreso del PT, así como las declaraciones y movimientos de Lula da Silva y de su entorno.
De una manera u otra, lo importante del contexto es la independencia del poder judicial; algo que para el caso cubano es impensable, allí donde el general jefe del partido único decide quien entra y sale de las mazmorras, allí donde el tribunal supremo es un departamento subordinado a la oligarquía militar comunista
Chapoteando en aguas revueltas... es un probable DELINCUENTE .
Hierba mala nunca muere.
Simple, esclarecedor. Sin embargo, los que no conozcan los detalles pueden confundirse con la frase "Algunos analistas han entendido que esta decisión es un guiño del sistema judicial a favor del veterano dirigente político de 74 años, que podría en 2022 buscar su sexta candidatura presidencial." Estar libre no lo habilita a una nueva candidatura. Lula sólo podrá ser candidato si el processo es anulado o si resulta absuelto en las instancias superiores: libre, pero condenado en dos instancias como ahora, está impedido, por la Ley de la Ficha Limpia, de candidatarse a cualquier cargo público.
Mira el ejemplo del Bevo Yuca, siempre hay un vericueto legal, siempre hay alguien sobornable que legisla a favor. Y si no lo encuentran, vendra el "pueblo enardecido' a dar candela y a vandalizar por su candidato. Ya funciono en Chile, estuvo a punto de funcionar en Colombia y esta por verse si les funciona en Bolivia.
Ese paso de su liberacion me parece definitorio y decisivo...