Argentina ha dado un giro en su abordaje de la crisis venezolana, alineándose con una iniciativa de la Unión Europea justamente cuando el bloque comunitario ha adelantado que no reconocerá las elecciones parlamentarias que organiza el régimen de Nicolás Maduro para el venidero 6 de diciembre.
La cancillería de Argentina confirmó el 10 de agosto que aceptaba la invitación para formar parte del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela. Dicho grupo es una iniciativa empujada inicialmente por la entonces alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, a través de la cual las naciones europeas buscaron tener una agenda distinta a la de Washington y a la del Grupo de Lima (países latinoamericanos más Canadá) en torno a la crisis venezolana y la deriva autoritaria del régimen de Maduro.
Por vías diplomáticas, el Grupo de Contacto ha apostado por una salida pacífica a la crisis venezolana, pero ha dejado en claro que no reconoce como legítimo al Gobierno de Nicolás Maduro.
"Este grupo quiere que haya una nueva elección presidencial, pero no ha encontrado la manera de presionar a Maduro para que éste acepte, finalmente, unos comicios que sin duda le sacarían del poder", sintetiza a DIARIO DE CUBA un diplomático sudamericano asentado en Caracas.
El Gobierno argentino dijo que se integró "convencido del rol positivo que puede desempeñar dicho grupo en brindar respuestas políticas y humanitarias a la crítica situación que vive ese país sudamericano".
En esta iniciativa de la UE participan países que no son parte del bloque, como el Reino Unido, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.
La inclusión de Argentina en la iniciativa europea sobre Venezuela ha coincidido con una dura declaración del actual alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, quien este 11 de agosto aseguró que los comicios anunciados en Venezuela "no cumplen en este momento" las condiciones para que sean unas elecciones legislativas "transparentes, inclusivas, libres y justas".
Esta declaración de Borrell colocará en una posición difícil al Gobierno de Argentina en relación con este hecho electoral, que el régimen de Maduro espera cuente con el reconocimiento de sus países aliados, entre los cuales ha estado de forma taciturna Argentina.
El Gobierno de Alberto Fernández, en relación con temas álgidos en América Latina (casos de Bolivia y Venezuela) ha tenido “una política exterior oscilante”, explica el analista Carlos Fara ante una pregunta formulada por DIARIO DE CUBA en un foro virtual organizado por la fundación CADAL en Buenos Aires.
"En unos temas se hace el tonto. En otros sale a denunciar, como ha sido la denuncia de violaciones a derechos humanos en Venezuela", sostiene Fara, para quien tal posicionamiento público de la Cancillería genera conflictos en el seno de la coalición política gobernante, que tiene varias corrientes.
"No todos los que se quejan del posicionamiento crítico sobre Venezuela son los que manda Cristina (Fernández de Kirchner)", sintetiza Fara para explicar la complejidad de posturas que hacen vida en el seno del Gobierno de Fernández, quien este 10 de agosto cumplió ocho meses en el poder.
Tras la llegada al Gobierno de Alberto Fernández —con Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta— su posición respecto a la situación venezolana fue más ambivalente que la de su predecesor, Mauricio Macri, quien sí tenía una línea frontal contra la administración de Nicolás Maduro.
El canciller Felipe Solá ha tenido sus propias posiciones dispares. En algún momento ha asomado que la solución a la crisis en Venezuela pasa por la realización de nuevas elecciones presidenciales, en otras ha terminado refrendando la votación convocada por Maduro para el 6 de diciembre, proceso que ha sido calificado como “una farsa” por el presidente de la Asamblea Nacional y líder opositor, Juan Guaidó.
La declaración de Borrell, adelantando que la UE no les dará legitimidad a las elecciones del 6 de diciembre, coloca en una posición incómoda a la cancillería del país sudamericano.
De todas maneras, esto no hay que verlo como una posición permanente. El tironeo que tiene Alberto Fernández desde la izquierda cristinista, es mucho.
El presidente adjunto se le está saliendo del plato a raúl. Van a tener que llamar a contar a Cristinita para que le hale las orejas.
La izquierda comunista tiene que ser una sola voz y cerrar filas todo el tiempo, sino se van a "desmerengar" como europa del este.
Eso seria fatal para venecuba.
Totalmente de acuerdo
Si se pudieran dar unas elecciones verdaderamente libres y bajo supervision internacional , LA DICTADURA MADURISTA NO SACA NI EL 10 POR CIENTO DE LOS VOTOS.Muy dificil que la dictadura madurocastrista ,vaya a ceder, PUES TAMBIEN LA TIRANIA CASTRISTA DEPENDE EN GRAN MEDIDA DEL PETROLEO MADURISTA.Nunca ,jamas una tirania , dictadura comunista , de forma pacifica ,dejaria el poder .Creemos el caso venezolano ,no va a ser diferente ,Se tienen que barajar opciones ,muy radicales.CON LA SITUASION QUE TENE LA DICTADURA MADURISTA ,HASTA UN BURRO PIOJOSO, LE GANA CUALQUIER ELECCION IMPARSIAL AL MADURISMO , lo sabe muy bien el titere de castro ,jamas se arriesgaran. Plomo es la unica opcion. RENE LIBERTARIO.