La Administración de Joe Biden ha caído en la trampa. Cual genio de la lámpara, ha concedido tres deseos anhelados al dictador Raúl Castro a cambio de la excarcelación de 553 presos —aún no está claro cuántos de estos serían presos políticos—, en su última semana en la Casa Blanca.
Hasta el momento, los excarcelados han recibido libertad condicional, lo que quiere decir que en cualquier momento durante el tiempo restante de la sanción prevista podrían volver a prisión, si así lo considera la autoridad, con lo que siguen siendo reos a merced de los designios dictadura.
Esta negociación entre el Gobierno de Estados Unidos y el régimen de La Habana, facilitada por la mediación del Vaticano, se llevó a cabo de espaldas a las fuerzas democráticas y a la sociedad civil cubanas. Ni si quiera los familiares de los presos políticos o la Iglesia Católica cubana conocían lo que estaba ocurriendo. Aún a esta hora la mayoría de las familias de los presos desconocen qué sucederá, lo que muestra el desprecio por parte de los negociadores —Administración de Joe Biden, Vaticano y el régimen castrista— a la mayoría oprimida que ha decidido oponerse a la tiranía, y que se organizado como sociedad civil y oposición política. Un gesto que sería inconcebible e inaceptable en cualquier país del mundo.
Entre las concesiones otorgadas al castrismo por Biden se encuentra la exclusión del régimen cubano de la lista de países patrocinadores del terrorismo, la suspensión del Capítulo III de la Ley Helms-Burton, y el levantamiento de restricciones a empresas vinculadas con el conglomerado militar GAESA, directamente asociado al Ministerio del Interior, a las Fuerzas Armadas y a las sistemáticas violaciones de derechos humanos.
Ser incluido en la lista de países patrocinadores del terrorismo tiene un peso simbólico y práctico significativo. Reconoce al régimen como un actor que promueve o facilita actividades terroristas, lo cual refuerza su aislamiento internacional y limita su capacidad de acceder a recursos financieros y apoyo diplomático. La exclusión de esta lista no solo desdibuja la responsabilidad del régimen en actividades como el apoyo a grupos insurgentes en América Latina como las FARC y el ENL, así como el amparo de criminales internacionales, sino que también envía un mensaje peligroso: las violaciones flagrantes pueden ser ignoradas en aras de la "diplomacia".
Al ser eliminado de esta lista, el régimen cubano recupera el acceso a instituciones financieras internacionales y mejora su posición ante posibles inversiones extranjeras. Esto ocurre en un momento en el que su economía está al borde del colapso, no por el embargo estadounidense, como intenta argumentar la propaganda oficial, sino por la corrupción endémica, la mala gestión y la represión brutal que bloquea cualquier iniciativa ciudadana. Este alivio financiero es una tabla de salvación para un sistema que se tambalea, pero que no duda en utilizar estos recursos para reforzar su aparato represivo.
El Capítulo III de la Ley Helms-Burton permite a los ciudadanos estadounidenses, incluidos los cubanos nacionalizados, demandar a empresas extranjeras que se beneficien de propiedades confiscadas por el régimen tras 1959. Su suspensión garantiza la impunidad de las expropiaciones realizadas sin compensación, un acto de despojo masivo que afectó a miles de familias y empresas. Al suspender esta disposición, el Gobierno de Estados Unidos facilita que los oligarcas cubanos y sus socios extranjeros continúen explotando propiedades confiscadas sin temor a consecuencias legales.
Esta medida no solo perpetúa una injusticia histórica, sino que también premia a un régimen que ha utilizado estas propiedades como base para enriquecer a una élite privilegiada, mientras la mayoría de los cubanos vive en la pobreza. Además, fortalece el control del Estado sobre los sectores estratégicos de la economía, como el turismo, gestionado mayoritariamente por empresas militares, y perpetúa la exclusión de los ciudadanos cubanos de participar en su propia economía.
El conglomerado militar GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.) es el eje económico del régimen cubano. Controla una amplia gama de sectores, desde el turismo y el comercio minorista hasta las telecomunicaciones y la banca. GAESA no es una entidad económica convencional, es una herramienta del aparato militar y represivo. Su funcionamiento financia actividades que incluyen la vigilancia masiva, la represión de disidentes y el control social.
El levantamiento de restricciones a las empresas vinculadas con GAESA permite que estas continúen operando en el mercado internacional sin obstáculos, atrayendo inversiones y divisas que serán utilizadas para mantener el status quo represivo. Esto no solo perpetúa las violaciones de derechos humanos, sino que también bloquea cualquier posibilidad de empoderamiento económico para la ciudadanía cubana. En un contexto donde las pequeñas empresas privadas enfrentan restricciones asfixiantes, fortalecer a GAESA equivale a reforzar el monopolio estatal-militar sobre la economía.
Estas tres concesiones no son gestos aislados; son un salvavidas político y económico para un régimen que enfrenta un descontento popular sin precedentes. En lugar de debilitarlo, lo refuerzan en su capacidad para reprimir y controlar. En un momento en que las protestas en Cuba han demostrado la voluntad del pueblo de luchar por su libertad, estas medidas internacionales socavan directamente sus esfuerzos.
Además, estas concesiones tienen implicaciones más amplias para la región. Refuerzan la influencia de un régimen que ha exportado su modelo de represión y control a otros países de América Latina, como Venezuela y Nicaragua. A la vez que envía una señal preocupante a otros regímenes autoritarios: la presión internacional puede ser neutralizada mediante negociaciones que ignoran a las víctimas y priorizan los intereses geopolíticos.
De nuestras parte, recibiremos a los presos políticos excarcelados con los brazos abiertos, y no perderemos de vista que las excarcelaciones no pueden convertirse en el pretexto para justificar acuerdos que perpetúen el ciclo opresor de la tiranía y su permanencia en el poder. La libertad no es una concesión del régimen.
Mientras el Gobierno de Estados Unidos negocia en nombre de la estabilidad, la sociedad cubana sigue enfrentando una dictadura que utiliza la represión como su principal herramienta de control. Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben comprender que negociar con dictaduras no es un camino hacia la paz y la estabilidad. No se trata solo de liberar a un grupo de presos políticos, sino de garantizar que no haya más detenciones arbitrarias, que las violaciones de derechos humanos no queden impunes y que la sociedad civil tenga el espacio para construir su futuro.
Los cubanos seguiremos dando la pelea. Sabemos que la libertad no se regala ni se negocia, la libertad se conquista. No serán los designios de Washington o de Bruselas, ni las concesiones del régimen lo que defina el destino de Cuba.
Hay algo que Cuba y los cubanos deben recordar: el cambio no vendrá desde fuera, porque a nadie le importa lo que sucede dentro del país, siempre y cuando no cause daño a otros.
El gobierno actual no hace daño a nadie, excepto a su propio pueblo.
Solo los cubanos pueden cambiar el sistema, no será derrocado desde el exterior.
Por eso es inútil quejarse o argumentar, porque son palabras perdidas en el viento, nada más.
Hay que actuar, no quejarse ni esperar que otros derriben la Revolución."
Pues es cada día más obvio que los Castro son unos mantenidos de los Esta'os Juntos y el Vaticano ...
Es el cuento de la buena pipa, damos lástima por creernos la falacia de todas esas falsas peleas y reconciliaciones públicas entre el régimen mantenido y su sugar dady jjj
El anzuelo lo mordemos nosotros una y otra vez, y es creer que la tiranía se tumba desde fuera. La única solución al desastre de Cuba está en Cuba, lo demás es seguir viviendo del cuento (parafraseo a Pánfilo).
Buen artículo. “ No serán los designios de Washington o de Bruselas, ni las concesiones del régimen lo que defina el destino de Cuba.”
El padre que no es Santo y no ha engendrado ( que sepamos ) ningún hijo es un "Boniato con Tiara".
La Inglesa Católica nos ha apuñalado en la espalda desde los tiempos de Cristobal Colón, con toda la historia escrita, no es sorprendente la bajeza del Argentino jesuita ........
De acuerdo con casino deportivo y Amadeus, Biden lo hizo por perreta por haber perdido las elecciones. Ayer Marco Rubio en su brillante presentación sobre Cuba en el Senado lo dijo, fue "una decisión política" de Biden con relación a la elección de Trump.
En cuanto al Vaticano, ahí si hay concesiones infames al régimen de La Habana. Sin verificar siquiera quién era excarcelado, lo dio como una muestra de clemencia en un "Jubileo", que no sé qué car.. celebra. No dice ni pío de los presos políticos en Cuba, de los que fueron a prisión por el 11J y otras protestas. Ese es el Jubileo entre la Santa Sede y el régimen cubano, celebran que salgan a la calle: rateros, rascabucheadores, carteristas, ladrones de arroz en las bodegas, machos que la emprendieron a papazos contra sus mujeres, uno que apuñaleó a otro...esos son los liberados.... ah, y 22 infelices presos por protestar. De un viejo resentido y del régimen se espera eso y más, de la Santa Sede...
¡Amen!
El viejo títere de Obama, no mordió ningún anzuelo , esto estuvo en su agenda desde el inicio, pero circunstancias como el Síndrome de la Habana y las protestas del 11j, pusieron en pausa sus planes. Hacerlo en el final de su mandato, aparte de cumplir con su agenda, le sirve de venganza hacia el exilio cubano, por el voto abrumador hacia Trump y al partido republicano.
Ningún anzuelo. La plolítica de los demócratas hacia Cuba siempre ha sido de complicidad, como la de la mayoría de la socialdemocracia internacional. Lo que hace Biden es una especie de de venganza personal contra los republicanos después de de perder estruendosamente las elecciones. Como las perrezas de niños.
Biden no ha mordido ningún anzuelo, pues eso equivaldría a pensar que hay desconocimiento en ese tipo de decisiones favorables al regimen tiránico mas longevo de este hemisferio.
Se trata de una politica estadounidense tan antigua como efectiva (para ellos) que mantiene en los cubanos la ilusión de apoyo y triunfo cuando gobiernan los republicanos y se desvanece cuando aparecen los democratas.
Esta puesta en escena que pasa por todo menos por derrocar a los gánsteres socialistas, esta diseñada para preservar el status quo, entre los acercamientos y las amenazas públicas que en cada ciclo se traducen en conversaciones secretas (reconciliaciones) en las que los secuestradores liberan un grupo de secuestrados a cambio de mas protección e impunidad.
¿Y por qué a estos "sujetos presidenciales" les parece buena idea hacerles grandes regalos a los castrenses las últimas semanas de su no-mandato?