Díaz-Canel: la Administración de Biden 'apostó al colapso de la Revolución'

A pesar de que la Administración de Joe Biden reanudó los vuelos comerciales a la Isla, así como las operaciones de Western Union en Cuba, restableció el funcionamiento de la Embajada de Washington en La Habana y vende cientos de millones de dólares de alimentos, automóviles y toda clase de productos al año al país, Miguel Díaz -Canel afirmó que la Casa Blanca en los pasados cuatro años "apostó al colapso de la Revolución".

Al intervenir el viernes 20 de diciembre en la clausura del cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, aseguró que el Gobierno saliente de EEUU se concentró en la "aplicación despiadada del sistema de medidas coercitivas que estableció su predecesor para reforzar el bloqueo económico. No tuvo siquiera la decencia de aliviar su agresión económica en los más duros momentos de la Covid-19 o cuando hemos enfrentado desastres naturales o de otro tipo", citó el medio oficial Cubadebate.

En referencia a la inminente asunción de la Presidencia de EEUU de Donald Trump, el gobernante dijo que "estamos conscientes de las posibles implicaciones asociadas a la llegada al poder en Estados Unidos de un nuevo Gobierno, en el que tendrán gran influencia políticos con intenciones muy agresivas contra Cuba. Como hemos dicho, era un escenario previsible y nos hemos ido preparando con tiempo".

Y, en el tono cauto que marca los temores de La Habana ante el cambio de poder en EEUU, reiteró que con Washington "estamos dispuestos a dialogar, en pie de igualdad".

Como es habitual en esta clase de discursos, en los que Díaz-Canel dedica la mayor parte de sus palabras a señalar al embargo de EEUU como culpable de los problemas económicos que el régimen que preside ha agravado, se eximió de responsabilidad.

"Como cada año difícil, vengo a rendir cuentas, explicar los enormes esfuerzos y los aún insuficientes resultados en la gestión presidencial, frente a los obstáculos que se nos han impuesto y la injusticia predominante en las relaciones económicas internacionales, que han convertido al mundo en un mercado de apuestas con escasas opciones para las naciones que, como Cuba, se niegan a aceptar la ley del más fuerte", dijo.

"Mi mayor sueño es llegar un día a esta Asamblea y anunciar que nos han levantado el bloqueo, las 243 medidas adicionales, y que salimos de la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo, donde jamás debimos estar", volvió a cargar.

Según Díaz-Canel, superar el embargo "depende de lo que seamos capaces de hacer y de impulsar, con el heroísmo, la inteligencia y la creatividad que nos distinguen como pueblo", pero, añadió, "la verdad es el reverso de ese sueño. El bloqueo, sus muros, no tienen fecha de caducidad. Es el estilo de los imperios imponer castigos y extenderlos en el tiempo".

"Constantemente, tenemos noticias de personas y países cercados por sanciones. Los nuevos halcones hablan de la paz mediante la fuerza. Desprecian profundamente la diplomacia promovida para el entendimiento con naciones que no consideran sus iguales, a las que desprecian", enfatizó, para agregar, otra vez para justificar las políticas fallidas de La Habana, que "estamos conscientes de la injusta configuración de las relaciones económicas internacionales y de las tendencias ultraderechistas que se van imponiendo a nivel regional y mundial".

Pese a que en los más de seis años como gobernante la situación de crisis que sufren los cubanos ha llevado a la Isla a circunstancias peores que las del denominado "Periodo especial" de la década de 1990, Díaz-Canel aseguró que "nos hemos propuesto concertar fuerzas y esfuerzos en la defensa del sistema social escogido, garantizando el máximo de justicia posible en las actuales circunstancias".

"Como revolucionarios, marxistas, martianos y fidelistas, no nos cansaremos de pelear contra los imperialistas, fascistas, guerreristas, excluyentes, depredadores que amenazan a nuestra especie", exclamó, sin aclarar cómo ello se ajusta a la estrecha alianza de La Habana con el expansionismo de Rusia y China.

Admitió que "2024 llega a sus días finales con un escenario internacional altamente preocupante. La ambición expansionista del imperialismo, impulsada por Estados Unidos, eleva el pedido del uso de armas nucleares en Europa a límites seriamente preocupantes", señaló, sin mencionar que es Moscú quien ha amenazado durante casi tres años con recurrir al golpe nuclear para imponer la agenda imperialista de Vladimir Putin.

Díaz-Canel también arremetió contra "el genocidio contra el pueblo palestino por parte de Israel, con el abierto apoyo de Estados Unidos y de otros aliados", al que calificó como "una de las mayores atrocidades que haya conocido la humanidad".

El gobernante evitó mencionar la invasión rusa de Ucrania, que desde 2022 ha visto la destrucción de ese país y una peligrosa carrera armamentística a nivel internacional. Tampoco los crímenes del régimen de Bashar al Assad revelados tras la caída del régimen sirio, estrecho aliado de La Habana, o la cacería de la sociedad civil lanzada por Nicolás Maduro tras las elecciones presidenciales de julio último.

Como es habitual en Díaz-Canel, no dejó de arremeter contra los cubanos que "destilan odio, rabia y desprecio contra a nación que los formó", en referencia a los emigrados que critican al régimen de la Isla, y gracias a cuyas remesas sobrevive el régimen. Aseguró que esa clase de posturas le da "vergüenza". 

El gobernante terminó su discurso llamando a los habaneros a marchar la tarde del viernes frente a la Embajada de EEUU "para reclamar el cese del bloqueo, y para celebrar, libres y soberanos, el aniversario 66 del triunfo de la Revolución cubana".

Díaz-Canel evitó en la que es casi de seguro su última intervención pública de 2024, prometer que en 2025 la vida de los cubanos va a mejorar, como ha hecho en años anteriores. Evidentemente, sabe que eso sería demasiado pedir.