La activista trans cubana Kiriam Gutiérrez desnuda en una publicación en Facebook la realidad oculta detrás de la imagen de defensa y promoción de los derechos a la comunidad LGBTI que por más de una década ha vendido al mundo el régimen de la Isla.
Mientras el Gobierno financiaba las cirugías de cambio de sexo de algunas personas trans ligadas al Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Kiriam y otras mujeres como ella solo podían recurrir a operaciones ilegales para tener implantes mamarios. Esa situación no ha cambiado, pese a los avances de los que alardea en el exterior Mariela Castro, directora del CENESEX.
"En Cuba solo las personas trans que llegan a la reasignación de sexo pueden realizarse ciertas cirugías estéticas; o sea, que es ilegal e imposible ponerse implantes mamarios, o en el caso de hombres trans retirarlos, rinoplastia, feminización del rostro, lipotransferencia, lipoescultura, liposucción, aunque todas se hacen por atrás, pagando y con mucha discreción", explica Kiriam en su post.
"En los principios del grupo de mujeres trans que asistíamos al espacio en el CENESEX, de las cosas que planteábamos era precisamente este tema, 'nos molestaba la barba', 'queríamos implantes mamarios', 'terapias hormonales', queríamos elegir y decidir sobre nuestros cuerpos. Por ahí, todavía estamos esperando unas máquinas de láser y unos implantes donados que parece que se 'perdieron', culpa de los OVNIS seguro", ironiza.
Kiriam se operó el 30 de marzo de 2014, tras encontrar un cirujano cuyo trabajo la "convencía". La ilegalidad en que se llevan a cabo estas cirugías puede poner en peligro a quienes se someten a ellas. La activista habla en su post de "mujeres trans que casi han muerto por malas prácticas, que han llegado a hospitales y les han negado atención médica".
Ella solo pudo quedarse en el hospital 15 minutos después de ser operada. "Aún con la anestesia local, me monté en el taxi y directo a casa. Era ilegal y el riesgo era grande para todos. Antes de la cirugía compré Rocefin, vendas, solución de yodo duralginas y preparé mi recuperación; afortunadamente, no tuve ningún problema".
Pero en esta trama de operaciones clandestinas, "todos los bandos han tenido problemas", explica Kiriam: "médicos, cirujanos, enfermeros y enfermeras han sido juzgados, condenados a cárcel y retirados sus títulos con prohibición de ejercer".
Al igual que el derecho a estudiar, salir del país o regresar, en Cuba el derecho de las personas trans de decidir sobre sus cuerpos está en manos del régimen. El Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) amenazó a Kiriam con retirarle los implantes si no testificaba contra el cirujano que la operó, asegura la activista.
Casi un año después de su cirugía, el médico, los enfermeros y otras personas que operaron a más de 20 mujeres trans fueron detenidos y condenados a cárcel, según el testimonio de la activista.
"El DTI me citó varias veces, largos interrogatorios, amenazas incluso de retirarme los implantes si no declaraba en el juicio", relata.
Aunque es importante señalar que en cualquier lugar del mundo la práctica ilegal de cirugías es y debe ser penada con la ley, también es necesario acotar que, en el caso de Cuba, el Estado no deja otra opción. Es el Estado quien decide quiénes se operan y quiénes no. Si estas operaciones se han convertido en un negocio clandestino es solo porque el Estado lo propicia.
Por otra parte, Kiriam no fue tratada como la víctima de una práctica médica ilegal. El interés del DTI no era proteger su salud, sino castigar al cirujano y con ese objetivo la amenazó.
Las mujeres trans que han sido víctimas de malas prácticas y a las que luego se les ha negado la atención médica en los hospitales no pueden presentar denuncias, por haberse sometido a operaciones ilegales. El DTI debería investigar al personal que se ha negado a asistirlas, violando el juramento hipocrático.
Kiriam Gutiérrez todavía recuerda las palabras que pronunció en el juicio: "Sí, él me operó y solo puedo decir 'gracias por hacerme feliz y haber cumplido mi sueño de tener tetas'".
"Por supuesto que ahí mismo me botaron de la sala. Mis hermanas trans pueden dar testimonio de lo que escribo, aún mucho más fuertes", asegura.
"A pesar de nuevas leyes, aún las personas trans no tenemos libertad sobre nuestros cuerpos, no podemos elegir y decidir sobre nuestros cuerpos, y lo peor es que aún hoy médicos y mujeres trans se arriesgan a estas cirugías detrás, de noche, en el silencio y en condiciones peligrosas para todos", critica la activista.
"La Ley de Identidad de Género urge en este país. Hay muchas libertades por conquistar todavía", concluye su post.
La amenaza del DTI de retirarle los implantes es solo otro capítulo de discriminación en la vida de Kiriam, quien en 2016 contó a DIARIO DE CUBA que cuando terminó noveno grado se le negó la entrada al Instituto Preuniversitario Vocacional porque su evaluación político-moral decía que era "muy afeminado, con tendencias a la homosexualidad". Ello, pese a la inteligencia que la hizo ganar varios concursos a nivel provincial.
Kiriam Gutiérrez no solo es una activa defensora de los derechos de la comunidad LGBTI. El 7 de mayo de 2022, un día después de la explosión que destruyó el Hotel Saratoga en La Habana, organizó una recogida de donaciones en el Bar SWING Habana, ubicado en calle 26 entre 21 y 23 Vedado. Además, donó todo su salario y su propina de ese día de trabajo en el bar.
No voy a entrar en cuestiones de si trans o no trans, eso es cuestión de cada persona y mientras no le hagan daño a un tercero que hagan con su vida lo que quieran pero sí que me parece bastante peligroso meterse en operaciones que a lo mejor no tienen un mínimo de seguridad, si los hospitales en Cuba están como están supongo que esas consultas "ilegales" no van a estar mucho mejor con el consiguiente riesgo para los que se somenten a ese tipo de operaciones.
“El sueño de tener tetas”!! Cumplido!!
Ahora le falta la exéresis del pene.
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