'La amenazan con deportarla y a mí con la cárcel': el régimen obliga a exiliarse a una pareja de jóvenes

Una pareja de jóvenes formada por un cubano y una rusa tendrá que exiliarse debido al asedio y las amenazas que ha recibido de las autoridades de la Isla desde marzo pasado.

"El 18 (de abril) nos vamos para Granada", dijo a DIARIO DE CUBA Carlos Jiménez Vasco (28 años) desde La Habana. "El vuelo tiene escala en Barbados y Trinidad y Tobago. Quizás nos quedemos en alguna de esas escalas", añadió.

El joven está casado con Daria Jiménez Vasco, quien tomó los apellidos de su esposo después de la boda. Ambos huyeron de Rusia en octubre porque las autoridades de ese país querían reclutar a Carlos para combatir en Ucrania.

"Ellos (militares rusos) no quisieron ver mi pasaporte —explicó Carlos—. Me dijeron que tenía que aclararlo en la estación militar, pero nunca me presenté allí y partimos de San Petersburgo en octubre hacia Armenia. Allí estuvimos dos meses hasta que llegamos a Cuba el 13 de enero. En Armenia no podíamos quedarnos porque la vida se encareció mucho debido al éxodo masivo de rusos."

"Nuestra idea al llegar en Cuba era recuperarnos emocionalmente después de todo lo que vivimos en Rusia, pero ha sido lo opuesto. Yo tuve la metida de pata, delante de mi familia, de decir que Cuba estaba tapando las cosas de la guerra en Ucrania, y dije que por eso Cuba seguía en el listado de países patrocinadores del terrorismo", explicó Carlos.

"Alguien, a raíz de eso, presentó una queja ante algún organismo aquí, y el día 8 de marzo nos despertó un capitán de Inmigración para supuestamente ver a mi esposa —continuó Carlos—. Exigió nuestros documentos y nosotros le exigimos que se acreditara. Mi esposa comenzó a grabar y él intentó arrebatarle el teléfono. Ahí armó un circo y dijo que había quejas sobre nosotros. Adujo que mi esposa y yo éramos conflictivos."

Las imágenes facilitadas a DIARIO DE CUBA por este joven muestran la agresión del oficial de Inmigración a Daria.

Carlos considera que su familia estuvo involucrada en todo lo que han vivido. Sus padres aparecen en el video y en algunos momentos intentan mediar. Un pariente suyo es coronel del Ministerio del Interior.

"A la media hora de irse ese hombre, me llaman de la Policía y me citan para la estación de Cojímar —detalló Carlos—. Allí esperamos por dos horas mientras un oficial me miraba constantemente hasta que me subió para 'conversar'. A mi esposa no la dejaron subir. Ellos me dieron una charla, decían que estaba equivocado, que tenía comportamiento antisocial. Todo fue muy abstracto. En eso entraron mis padres y hablaron hasta de problemas ridículos conmigo. Ambos le tienen mucho miedo a las autoridades".

"Al otro día tuvimos que ir a Guanabo y me amenazaron con llevarme a un calabozo. Se permitían insultarnos.  Estuvieron agresivos y nos manoteaban. El que fue a mi casa golpeaba la mesa. A ella (Daria) la amenazaban con deportarla y a mí con la cárcel. Me impedían traducirle a ella. Tampoco nos dejaron grabar lo que sucedió. Ellos no me daban razones para todo aquello. Decían que nuestro matrimonio no existía porque no nos habíamos casado en Cuba. Me preguntaron por varios amigos que habían hecho cosas contra el Gobierno. Ellos querían que nosotros firmásemos una declaración, pero nos negamos y nos soltaron después de cuatro o cinco horas en la estación", relató el joven.

"El 10 de marzo nos mandaron para Inmigración y dijeron que mi esposa es insolvente y por eso debía marcharse. Desde ese momento nos han citado en varias ocasiones y nos han exigido que nos vayamos de Cuba. En la última llamada me dijeron que Daria estaba ilegal, que se había vencido su visa (90 días). Mi esposa podía haberse legalizado, pero no la dejaron. Dijeron que deportarían a mi esposa desde el aeropuerto y que nos van a separar. Mi esposa llamó al consulado ruso para pedir ayuda y el viceconsul le hizo una broma. Le dijeron que eso no era problema de ellos y no la iban a ayudar", explicó Carlos.

"Mi padre el otro día me llamó desde una estación de Policía (lo supo por el número) y me dijo: 'Yo no quiero gente como ustedes en mi casa. Váyanse ya'. El presidente de mi CDR se ha prestado para todo eso también. Yo creo que con la anuencia de mis padres quizás ha revisado nuestra habitación. El avisa por teléfono siempre cuando salimos de casa, se acerca cuando estamos en el balcón y graba nuestras conversaciones desde abajo de mi ventana.

Para salir de Cuba, estos jóvenes deberán enseñar sus boletos de viaje unas 72 horas antes a oficiales que les contactarán, explicó Carlos a esta redacción, refiriéndose a las instrucciones que la Seguridad del Estado le ha dado. DIARIO DE CUBA intentó comunicarse con la Dirección Nacional de Inmigración y Extranjería del MININT para indagar en este caso, pero nadie contestó el teléfono.