La estudiante de periodismo nicaragüense Samantha Jirón es la exiliada más joven del grupo de 222 opositores que el régimen de Daniel Ortega envió a EEUU y despojó de su nacionalidad. Jirón estuvo en la prisión conocida como "La Esperanza", de máxima seguridad, compartiendo celda con presas comunes, recluidas por delitos como parricidio, asesinato atroz, entre otros.
"Yo no puedo cerrar el capítulo de Nicaragua. Como víctima del régimen, que ha vivido exilio, destierro, cárcel, persecución, amenazas, no me puedo cruzar de brazos, y dejar que otros jóvenes vivan lo mismo. Actualmente me quiero dar un tiempo e ir a terapia porque necesito sanar muchos traumas. Hasta la fecha me cuesta dormir, tengo muchas pesadillas y padezco de ansiedad, pero mi voz nunca dejará de pedir una Nicaragua en democracia", dice Jirón en entrevista con DIARIO DE CUBA.
La historia de persecución de Jirón comenzó en abril de 2018, cuando miles de personas se lanzaron a las calles en Nicaragua para protestar por reformas del Gobierno.
"Fui una de las jóvenes que salió a las calles a mostrar su inconformidad. Representantes de toda la sociedad estaban protestando. Yo me involucré en mi ciudad natal, Masaya, en donde atendí a heridos pues cerraron los hospitales. Luego empezaron las amenazas y me tuve que exiliar por dos años en Costa Rica", cuenta la joven de 23 años.
Una vez en Costa Rica, Jirón comenzó a trabajar más activamente con jóvenes y grupos de mujeres feministas. "Empecé a trabajar en Unidad Nacional Azul y Blanco, una de las plataformas más importantes de la oposición".
Cuando Jirón regresó a Nicaragua, meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2021, continuó trabajando con grupos de jóvenes. "Empezó una redada contra opositores. Hay mas de 300.000 nicaragüenses exiliados desde la crisis de 2018, pero aún quedaban los candidatos de la oposición a la presidencia. A todos los detuvieron y comenzaron a arrestar a los demás líderes. Yo decidí quedarme en Nicaragua y meses después me secuestraron y me metieron en prisión".
Los delitos por los que encarcelaron a Jirón fueron "conspiración para menoscabar la soberanía nacional y propagación de noticias falsas". La joven, quien ahora vive en casa de amigos de su familia en New Jersey, cuenta que una vez volando es que fueron informados de hacia dónde se dirigían.
"Todo el grupo de exiliados se mantiene en contacto. La diáspora nicaragüense, ya asentada en EEUU, ha sido muy generosa con nosotros, ofreciendo trabajo en sus empresas y negociando con el Gobierno beneficios como comida y vivienda durante los primeros meses".
Sobre la situación en Nicaragua, Jirón opina que al Gobierno de Daniel Ortega no le queda mucho. "El régimen está muy debilitado y aislado, lo que pasa es que la gente tiene mucho miedo. No solo vivimos la crisis política, sino también la económica, el golpe de las pandemias y dos huracanes que destruyeron parte del país. Hay mucho descontento social".
Para Jirón, en estos tiempos de globalización, sobre todo para un país pequeño y pobre como Nicaragua, son primordiales las relaciones internacionales. "Nicaragua ha roto vínculo con muchos países, el último conflicto fue con El Vaticano".
La joven recalca que su generación no lucha por cambiar las cosas con violencia. De hecho, "queremos romper ese círculo. Lo que empieza con violencia termina con violencia. La dictadura sandinista entró al poder con las armas, con una guerrilla, pero esta generación es distinta. El lema del Gobierno es 'patria libre y morir', nosotros defendemos el 'patria libre y vivir'. Vamos a seguir presionando por la vía diplomática, queremos una transición pacífica", concluye Jirón.
El Ortega haciéndole la competencia a Somoza en ver quien es más hp....