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Opinión

Guerra de Ucrania: combatir y/o negociar

'El objetivo político es transformar las conversaciones en negociaciones, las que como tales, solo pueden ser públicas.'

Oldenburg
Vladimir Putin y Condolezza Rice, octubre de 2006.
Vladimir Putin y Condolezza Rice, octubre de 2006. U. S. Department of State

No desde una biblioteca, sino desde su experiencia, Condolezza Rice, ex secretaria de Estado norteamericana, ha puesto en un breve artículo los puntos en donde corresponde: en las razones, el curso y desenlace de la guerra desatada por Vladimir Putin a través de la invasión a Ucrania. Parte de una premisa elemental: en una guerra la derrota no es una opción. El tema entonces es dilucidar qué significa una derrota para cada una de las partes, y eso nos lleva a pensar en los objetivos de cada actor en una guerra.

Los cuatro jinetes de la guerra

En contra de los representantes de la escuela "realista" norteamericana, quienes han provisto de argumentos a Putin al hacer aparecer la invasión como una guerra defensiva (frente a la "expansión de la OTAN"), para Rice está claro que esa guerra no declarada por Putin no persigue otro propósito que restablecer los límites de la antigua Rusia imperial, sea en su forma zarista, sea en su forma stalinista.

Frente a ese proyecto, la derrota no puede ser, ni para EEUU ni para el Occidente político, una opción. ¿Por qué no puede serlo? Aquí no podemos responder sin atender a las razones de las cuatro fuerzas en contienda: Rusia, Ucrania, la UE y EEUU.

Sobre Rusia ya está dicho: como observó el canciller alemán Scholz, la intención del dictador ruso es mover el reloj hacia antes de 1989, vale decir, restaurar el imperio, con algunas leves modificaciones. Intención que por lo demás ha dado a conocer el mismo Putin. "Sin Ucrania no hay imperio ruso", dice Rice citando a Zbigniew Brzezinski. La Rusia que imagina Putin podría prescindir de las naciones caucásicas, de las bálticas, e incluso de Bielorrusia, pero de Ucrania, no. Cito a Rice: "Para Putin la derrota no es una opción. No puede ceder a Ucrania las cuatro provincias orientales que ha declarado parte de Rusia. Si no puede tener éxito militar este año, debe mantener el control de las posiciones en el este y sur de Ucrania que brindan futuros puntos de partida para ofensivas renovadas para tomar el resto de la costa del Mar Negro de Ucrania, controlar toda la región del Donbas y luego avanzar hacia el oeste. Ocho años separaron lo toma de Crimea por parte de Rusia y su invasión hace casi un año". Putin, agrega Rice, es un imperialista con paciencia. Y cree —es su opinión central— que el tiempo está jugando a su favor.

Ucrania, por su parte, no puede sino hacer lo contrario: resistir hasta el final. Por eso los cálculos de Henry Kissinger acerca de que habría que ceder unos kilómetros cuadrados a Rusia fueron recibidos en Kiev como un agravio. Y con razón. Si alguien asalta tu casa y tú pides ayuda a tus amigos, y uno de ellos te contesta que debes cederle un par de habitaciones, corriendo el riesgo de que mañana te quite otra habitación, o simplemente la vida, es algo que nadie podría aceptar. Eso es justamente lo que no puede soportar la enfermiza fantasía de Putin: Ucrania es un país extranjero, y si no lo era del todo antes de la invasión, ahora sí lo es. Y cada vez lo será más.

Con la declaración de independencia de 1991 aprobada por el 90% de su ciudadanía, Ucrania decidió ser un país europeo, y si no miembro de la UE ni de la OTAN, la decisión de pertenecer a Europa fue aceptada por todo el mundo político, incluyendo Rusia. Por eso, y no por otras razones, Zelenzky está obligado a ser maximalista. Pero, aunque parezca paradoja, el suyo ha sido un maximalismo realista. Por un lado defiende la integridad territorial que prevalecía antes de que la invasión comenzara —no el 2022 sino el 2014, con la anexión rusa de Crimea y la zona del Donbas—. Por otro lado, nunca ha negado su predisposición a acudir a negociaciones, pero en ningún caso bajo las condiciones dictadas por Putin.

Los gobiernos europeos han comprendido lentamente que lo que está en juego es mucho más que Ucrania. Una Ucrania en manos de Putin sería una amenaza a la soberanía territorial de Europa. Más todavía, llevaría al desconocimiento de toda la legislación internacional, de todos los tratados, a la imposición de la ley de la selva y con ello, a la ruina moral y política de la UE. Es por eso que los tanques y aviones son en estos momentos más útiles en Ucrania que guardados en los hangares europeos.

EEUU comparte las posiciones de sus socios, principalmente las de los países que limitan con Rusia, razón por la cual ha entregado incondicional apoyo militar a Ucrania. Lo seguirá haciendo, también en aras de sus propios intereses. En efecto, si en la guerra a Ucrania, Putin resultara vencedor, EEUU quedaría a punto de perder su lugar hegemónico en el mundo, en beneficio, no de Rusia —que como vencedor o ganador siempre será un imperio regional—, sino de su rival estratégico mundial: China. Eso quiere decir que para mantener su lugar geopolítico estratégico frente a China, EEUU no puede dejarse derrotar por una potencia de segundo orden como Rusia. Biden lo ha entendido así.

Por supuesto, si miramos la escena desde una perspectiva global, nos encontramos frente a un escenario terrorífico. Ni Rusia, ni Ucrania, ni la UE, ni EEUU, quieren ni deben perder. Pero sí, pueden. Allí está el nudo del embrollo. Por eso, lo más probable es que, más allá de acuerdos ocasionales, armisticios, interrupciones y negociaciones, es que nos encontremos frente a una larga guerra y, como ya lo estamos viendo, muy cruenta.

Entre el querer y el poder

La guerra solo será ganada cuando el enemigo (en este caso, Putin) no pueda ganarla. Esa es la premisa euroamericana. El problema es que Putin piensa lo mismo, pero desde su perspectiva. Putin cree que no solo debe sino, además, puede ganar la guerra. ¿Cuáles son sus cálculos? Una respuesta nos las da Condolezza Rice. Putin está convencido —y tiene buenas razones para estarlo— de que el tiempo está jugando a su favor.

Cierto es que Putin esperaba hacerse en un corto plazo de Ucrania, pero los hechos demuestran que también tenía un plan B. Para ejecutarlo dispone de un cuantioso armamento ofensivo y de un ejército ilimitado, al que puede renovar constantemente extrayendo fuerza de trabajo militar desde todas las regiones de Rusia.

Como ha erigido una dictadura personal, tampoco necesita consultar sus decisiones. Así puede Putin cambiar de tácticas de un día a otro sin que nadie lo contravenga. Hasta el vocabulario militar es impuesto desde el Estado. Como escribí en otro texto, el desarrollo de la guerra ha acelerado un proceso en formación, el de la construcción de un nuevo totalitarismo: militar y teocrático a la vez. De ahí se explica en parte la sintonía que ha encontrado Putin con los ayatolas de Irán.

Putin cuenta, además, con el hecho de que en los países democráticos, justamente porque lo son, hay divisiones políticas. Ha tomado nota por ejemplo de que la alianza franco-alemana no está siempre en condiciones de transformar su potencia económica en potencia militar. No se le escapa que Macron está situado entre dos fuerzas proputinistas, la derecha populista de Le Pen y el socialismo populista de Melenchon. Ha advertido que Scholz, cuando más, es un buen administrador y no un líder político, y mucho menos un estratega militar. Además Scholz quiere reanudar las relaciones económicas con Rusia después de la guerra, lo que explicaría sus deficiencias de compromiso militar durante la guerra.

Putin dispone, por si fuera poco, de dos caballos de Troya: la Hungría de Orban en la UE y la Turquía de Erdogan en la OTAN. Ambos países regidos por presidentes con pretensiones teocráticas muy similares a las que caracterizan al Gobierno ruso.

Y no por último, en Occidente tiene lugar una contrarrevolución antidemocrática abiertamente dirigida en contra de la UE y EEUU. Las insurgencias trumpistas en EEUU y bolsonaristas en Brasil están evidentemente coordinadas entre sí y ambas forman parte del mismo contexto, nos advirtió recientemente la historiadora Anne Applebaum.

No obstante, si Occidente aparece relativamente debilitado frente a Rusia, Putin deberá comprender tarde o temprano que nunca lo estará lo suficiente como para cantar una victoria total sobre Ucrania. Por una parte, el ejército ucraniano compensa su inferioridad cuantitativa con su superioridad cualitativa. La diferencia es importante. Los soldados ucranianos saben por qué luchan. Los soldados rusos no lo saben. Por otra, Ucrania cuenta con un capital geopolítico que le será fiel hasta el último: son las naciones de Europa Central y del Este (dejemos a un lado la Hungría del renegado Orban). A ellas Putin deberá sumar las debilidades que ofrece en el flanco centro-asiático donde también existen pretensiones turcas y chinas, no compatibles con las ambiciones hegemónicas de Rusia (en Kazajstán y Kirguistán, por ejemplo).

También Putin deberá contar con que Inglaterra y EEUU (a no mediar una reelección de Trump o algo parecido) seguirán apoyando a Ucrania sin compromisos. Hay pues un "núcleo duro" que se mantendrá firme, uno que puede impedir que Putin no gane la guerra por él mismo iniciada. Es por eso —volvemos aquí al problema planteado por Rice— que Putin busca hacer del "factor tiempo" un aliado. Y según Rice, lo está consiguiendo.

Una parte del (nuevo) plan militar de Putin consiste en evitar una confrontación directa entre tropas rusas y ucranianas, donde tiene todas las de perder. De ahí que haya elegido el camino de la guerra indirecta. En el papel puede ser vista como una opción técnica. En la práctica se trata de un genocidio sistemático. No exagero. Durante los dos últimos meses Putin ha dedicado todo su esfuerzo a destruir desde larga distancia la infraestructura ucraniana. La palabra infraestructura también nos suena como una opción técnica. En la práctica se trata de demoler psíquica, moral y físicamente a la población civil de Ucrania.

Putin ya ha pasado a la historia como el primer estratega que privilegia los ataques a la población civil por sobre la infraestructura militar. Los daños militares que sufre Ucrania son más bien colaterales. Putin quiere convertir a toda Ucrania en una inmensa Guernica. La verdad es que puede ser aún peor.

Los propios oficiales de Hitler reconocieron que el bombardeo a Guernica fue un error, algo posible de creer en una época en que no existía la precisión digital de nuestros días. Una excepción a la regla, si se quiere. En cambio los misiles digitalizados de Putin explotan de modo directo sobre establecimientos civiles, viviendas, jardines infantiles, incluso hospitales. Esos ataques no son una excepción, son la regla.

"Putin nos está torturando", dijo frente a la pantalla una anciana ucraniana surgida desde las ruinas. Efectivamente, de eso se trata: de una tortura lenta a Ucrania, hasta que no quede nada ahí, hasta que no quede nadie ahí. La estrategia de la tabula rasa. Y en los días en que se perpetra esa masacre, Europa discute de modo bizantino si enviar armas ofensivas o no hacia Ucrania. Y mientras los gobernantes discuten, Putin cuenta con el tiempo, su aliado favorito.

Macron y Scholz esperan que alguna vez Putin accederá a sentarse en una mesa de negociaciones donde los enemigos rehusarán a poner condiciones. No los criticamos. Sabemos que las negociaciones son necesarias para finalizar toda guerra. Pero también sabemos que para hablar de negociaciones hay que conocer antes que nada el carácter de una guerra.

Conversaciones y negociaciones

Pues bien: esta es una guerra de invasión. Por lo tanto solo podrá terminar cuando termine la invasión. El punto entonces será encontrar una condición de tiempo y de lugar para que esta guerra llegue a su fin. La condición del tiempo responde a la pregunta cuándo. La de lugar, dónde. La respuesta de Putin a la primera pregunta es "hasta cuando me dejen seguir". La respuesta a la segunda, "hasta donde me dejen llegar".

En otras palabras, Putin seguirá avanzando hasta cuándo y hasta dónde pueda avanzar. Cuando no pueda más, si no está más loco de lo que está, aceptará una negociación. En las palabras precisas del politólogo alemán Herbert Münkler, "el curso de la guerra determinará las negociaciones y no las negociaciones el curso de la guerra". Pero en este punto habría tal vez que diferenciar entre dos palabras que a veces se confunden: conversaciones y negociaciones.

Conversaciones las hay siempre. Quizás hay muchas más de las que sabemos que hay. En toda guerra, y esta no tiene por qué ser una excepción, hay una diplomacia secreta y una diplomacia pública. El objetivo político es transformar las conversaciones en negociaciones, las que como tales, solo pueden ser públicas. Como no es difícil deducir, estas negociaciones solo tendrán lugar cuando una de las fuerzas enemigas entienda que ya no puede —aunque quiera y aunque deba— avanzar más. A ese objetivo tienen que llevar las conversaciones: A reconocer y a hacer reconocer al adversario, el punto crítico del no-poder.

El mismo Münkler explicita ese punto recordando una fina diferencia hecha por Clausewitz. Es la diferencia entre meta y propósito. La meta responde a la pregunta de qué queremos lograr con una guerra, y el propósito a la pregunta de qué queremos lograr en una guerra. Si la meta occidental es que Putin abandone Ucrania, el propósito está claro: hay que quitar el arma del tiempo a Putin. Y ese tiempo, agregamos, solo puede ser quitado con más armas y no con más palabras.

Quisiera, créanme, haber escrito justamente lo contrario (con más palabras y no con más armas). Pero no puedo. Estoy escribiendo sobre y durante una guerra genocida. Al fin y al cabo, si uno es honesto, no escribe sobre lo que quiere sino sobre lo que debe. Pero también, sobre lo que puede.


Este artículo apareció originalmente en el blog Polis. Se reproduce con autorización del autor.

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25 comentarios

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Profile picture for user Ex-cubano

combatir, combatir y combatir es la única opción con los bolos de mierda que quieren esclavizar a todo el mundo otra vez.

Si Putin gana la guerra, volverá la URRSS, volverán los países satélites y la URRSS tratará de devorarse a toda Europa, y eso será un pandemónium y la 3ª guerra mundial.

La 2ª guerra mundial terminó con la bomba de Hiroshima y la de Ucrania terminará si drones dejen caer bombas sobre el Kremlim. ¿Que llega una crisis? Siempre lo digo, a veces es necesaria una crisis para evitar otras peores.

Profile picture for user Ares

Si Weston, los castristas y los trumpistas están a favor o de Putin o de la capitulación incondicional ucraniana y la entrega del país a los orcs, ya sabemos de que lado tenemos que estar...

Profile picture for user Ares

ninguna ecuación en que yo termine del lado de los castrocomunistas y los bolos me da la cuenta...

Que sarta de sandeces en este articulo. Esto es como el granma pero de la OTAN. La intencion de USA al PROVOCAR a rusia convenciendo a Ucrania que entrara en la organizacion no es otra que separar a Rusia de Alemania que venia cogiendo impulso gracias al gas barato ruso, y lograr que Rusia hiciera que la vida en Ucrania fuera inviable como ya lo esta haciendo para cuando Ucrania implosione, que Polonia tenga la justificacion (para protegerse de rusia) de invadir por el oeste a recuperar los territorios que fueron suyos hasta que Stalin se los quito. Una vez que pase esto USA convertira a Polonia su perro fiel en la potencia de europa (como hizo con corea del sur) en sustitucion de Alemania en la que no confia y controlara el norte de africa que depende en gran medida de la producion de trigo de Ucrania.

Profile picture for user Ares

nadie, salvo Putin, va a invadir a nadie. El único pais que se ha anexionado partes de otros desde el 1945 para aca es la Rusia de Putin...

Profile picture for user El Santo

A ver estimado, sobre lo que usted dice, permítame recordarle que
durante y al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el fundamento que rigió todos los acuerdos y tratados firmados entre los aliados, fue el retorno a las fronteras europeas de 1937, pero con tres excepciones: la reducción del territorio alemán, el desplazamiento del territorio polaco varios kilómetros al oeste y el aumento del territorio soviético, con lo cual la extinta URSS se anexó los tres estados bálticos (Letonia, Lituania y Estonia), la parte norte de la prusia oriental (pasó a llamarse Kalinnigrado), una parte de la Checoslovaquia subcarpática y también de la Besarabia rumana, después la llamada Moldavia.
lgualmente, fueron anexadas las Islas Sajalín y Kuriles.
Así y todo, los cambios territoriales que se dieron, fueron menores que los ocurridos tras la Primera Guerra Mundial.
Creo que traer usted a colación este antecedente de la ahora Rusia de Putin, nada tiene que ver con su conflicto actual con Ucrania.

Mires:

Admito que es persistente. Como puede mentir una y otra vez? Acaso piensa que todos los lectores viven en una burbuja? Por favor, respetenos y respetese.

Con la conclusión de Condolezza Rice me resultó suficiente para no continuar leyendo. No puedo pensar que una sovietóloga de carrera haya dicho esto. ¿Por qué no pensó lo mismo cuando Rusia reaccionó exactamente igual en Georgia y ella tomaba decisiones al lado del Presidente George W. Bush? Esta guerra es una locura y bien que me lo dijeron mis compañeros de trabajo nortemaericanos recién llegado a los Estados Unidos en 2016: si los demócratas ganaban nos iban a meter en una nueva guerra, pues justificaciones para guerrear en este mundo siempre aparecerán. Lo peor en esta ocasión (ni ellos se imaginaron eso), es que se metieron con un hueso duro de roer y lo hicieron por nada. Al menos si fuera China nos quitábamos de encima un competidor directo, ¿pero Rusia?: un enano económico pero al mismo tiempo gigante militar (con mucha capacidad para haer daño).

Se ha gastado mucho dinero para negociar a estas alturas,lo que hay es que enviar HIMARS de la largo alcance y bombardear toda la frontera de entre Ucrania y Bielorrusia y el puente de Crimea.

Rusia out! y entonces a conversar.

Profile picture for user Espinoza

Tal y como van las cosas las acciones militares ya no decidiran la Guerra , sera la capacidad economica de los contrincantes ; y aqui hay un detalle que tiene en contra Ucrania , la falta de RESOLUCION de occidente a ir a la Guerra , desde un Principio (2014) tras la invasion de Crimea debio la OTAN ocupar Ucrania y mandar un mensaje claro a Rusia , no lo hicieron porque dependian del Gas Ruso ; pero tuvieron , desde que Trump les advirtio , tiempo para hacer lo que al final tuvieron que hacer por obligacion ; actuar debilmente es la peor manera de evitar la Guerra , ese mensaje debil que se le envia al Kremlin es lo que mantiene a Rusia en sus esperanzas de ganar la Guerra

Exactamente,eso que usted dice en un principio,pero si los EEUU y la OTAN sabían que Rusia entraría en Ucrania,debieron haber mandado la artillería pesada desde el principio y ocupar el espacio aéreo como pedia en presidente de Ucrania.

Profile picture for user El Santo

La guerra de Ucrania está destinada a seguir siendo un episodio doloroso por la destrucción y los miles de victimas civiles y desplazados ucranianos.
En la medida que aumente la combinación del estancamiento económico y la inflación en Europa, se acercará el momento del diálogo para poner fin a este conflicto, un conflicto, que como he dicho anteriormente, no es más que una guerra no declarada abiertamente entre los Estados Unidos y Rusia.
La economía será la que dirá cuando llegará a su final, aunque el complejo militar-industrial de occidente no renunciará tan fácilmente.

Exacto. Rusia cuenta con recursos ilimitados, EU está de expectador propiciando la continuidad del conflicto, cualquiera que sea el desenlace creo que Europa es la gran perdedora, ha perdido sus fuentes de energía, se ha sometido sin chistar a los caprichos de la OTAN (entiéndase EU) perdiendo su libre determinación y Ucrania jodida y corrupta como estaba o cae en manos de Rusia o seguirá igual de mal, sometiéndose al mejor postor con tal de recibir dinero y seguir haciéndole el cuento a sus ciudadanos del futuro luminoso en la Unión Europea.

Profile picture for user El Santo

Efectivamente, el final de este conflicto nada tendrá que ver con el de las narrativas que nos están vendiendo señores como este articulista.
Allá vamos.

Estados Unidos con su funcionaria de la OTAN visitó a los separatistas ucranianos varias veces antes del Maidem en ese país que derrotó al gobierno pro ruso.Los separatistas del Donbas que no son otra cosa que desendientes de los cosacos radicados en esa zona con una lengua rusa y fidelidad al zar y luego a URSS.Lenin cedió mediante el la paz de Brest gran parte de ese territorio al Kaiser a cambio de salir de la 1ra guerra mundial.Despues Polonia se repartiría parte de Bielorrusia y Ucrania después de la guerra ruso polaca de 1923.Es como Bahía de Cochinos pero sin la traición demócrata encabezada por Kennedy.El "Cenizas" premiará al p....del playboy de la Casa Blanca emplazado misiles del amo ruso apuntando a USA.El mundo que aplaudió a Castro ahora victorea a Zelensky,que al igual que su barbudo colega guapea detrás de un micrófono, mientras su pueblo muere en las trincheras.Ah sus armas vienen de USA y las de Cuba de la exURSS coincidencia no?.Es una guerra sucia e inmoral...

Es evidente por la foto que Putin no ha envejecido de forma precisamente natural.

Profile picture for user Ana J. Faya

Otro buen análisis de Mires sobre la guerra contra Ucrania.

Profile picture for user Weston

Coño!! Este tabaco me ha mareado. No veo la diferencia entre este artículo y el anterior del Sr. Fernando Mires. La conclusión es que la guerra se acaba….cuando se acaba. 🤪

Así es, en fin que la guerra no es entre Rusia y Ucrania sino entre Rusia y los EU que debe seguir dando billones para apoyar al bueno de Zelenski y que sigan matandose entre ellos, al final tenemos una justificación para los altos precios de los combustibles, los alimentos etc etc que tenemos que defender.

Profile picture for user Weston

Gracias HG. Me pregunto si los Estados Unidos de Biden van a abrir un segundo frente en Taiwán cuando más temprano que tarde los comunistas chinos hagan su movida. Y me pregunto dónde esconderán los ucranianos muertos al final, cuando terminen negociando con Rusia. Cuantas medallas y páginas de revistas se llevará Zelensky consigo? Y cuánta plata?