Para los opositores al chavismo que apuestan en Venezuela por la restitución democrática, el año 2022 se ha consumido, casi en su totalidad, en debates sobre cómo organizar unas elecciones primarias. Escoger un candidato o una candidata que concurra a las elecciones presidenciales, pautadas inicialmente para 2024, ha sido la prioridad.
La llamada Plataforma Unitaria, que congrega a diversos actores opositores, definió un estatuto para estas primarias opositoras, que se realizarán en junio de 2023. Sin embargo, los actores políticos que adversan al chavismo y que aún gozan del reconocimiento internacional, han eludido debatir y refundar una instancia unitaria, una necesidad que ponen sobre el tapete analistas consultados por DIARIO DE CUBA.
Unas primarias, sin que se haya discutido un programa unitario para una eventual transición, coloca ante escenarios de que, por ejemplo, se escoja una persona para las presidenciales, que enfrentaría a Nicolás Maduro en 2024, pero sin un programa prodemocracia consensuado y aprobado por los distintos actores.
La profesora universitaria y doctora en Ciencias Políticas Ingrid Jiménez, dijo a DIARIO DE CUBA que aún la propia organización de las primarias podría estar en riesgo: "Unas primarias no son suficientes; también se debe garantizar varios elementos: la capacidad técnica, la organización del proceso y que los miembros de la comisión técnica tengan credibilidad y liderazgo".
Aun cuando en Venezuela el rechazo a Nicolás Maduro es mayoritario, Jiménez apunta que el gobernante, que apostará por la reelección, tendrá a su favor "la desarticulación opositora".
El régimen autoritario en Venezuela ha logrado "normalizar" su presencia en el poder. Tras una intensa ola de presión internacional en 2019, factores como la pandemia de Covid-19 y el desgaste de la figura opositora de Juan Guaidó han jugado a favor de que el chavismo recuperara su control y hegemonía sobre la sociedad, explica a DIARIO DE CUBA el activista de derechos humanos Marino Alvarado.
Guaidó emergió en 2019 como presidente de la Asamblea Nacional electa en 2015. Muchos países, con EEUU a la cabeza, consideraron que ese Parlamento era el único poder legítimo y desconocieron la elección presidencial de 2018, en la que Maduro se reeligió. Eran los tiempos de Donald Trump en la Casa Blanca.
El Gobierno de Joe Biden ha optado en los últimos meses por una política pragmática, reconociendo que el chavismo tiene el poder efectivo en Venezuela y el control sobre la industria petrolera y los cuerpos de seguridad.
Aunque la Casa Blanca le sigue otorgando a Guaidó una condición de "presidente interino" de Venezuela, esto en realidad es meramente simbólico. Desde marzo pasado Washington mantiene un canal de negociación directo con el régimen de Maduro, enfocado en garantizar petróleo a EEUU y lograr la liberación de detenidos estadounidenses en cárceles venezolanas.
Recientemente el Departamento de Estado dijo que seguía apoyando una negociación política entre Gobierno y oposición venezolanos, cuyas rondas de diálogo en México se interrumpieron hace un año, y según el Gobierno de Biden este espacio de encuentro debe girar en torno a la agenda electoral.
"Siendo muy francos ya no tenemos vías para presionar a Maduro y su equipo a que se sienten a negociar con la oposición. Hemos agotado los recursos de disuasión diplomática. Y está descartado jugar con un discurso de presión militar como se hizo en el pasado", explica de forma clara a DIARIO DE CUBA un diplomático estadounidense desde Bogotá, donde funciona "la embajada virtual" para Venezuela, luego de que fuera cerrada la sede diplomática en Caracas en 2019, en el marco de la política de "presión máxima" de Trump que apostó al aislamiento del chavismo.
Un asunto que está sobre la mesa, en la ruta electoral, es la designación de un quinto director en el seno del Consejo Nacional Electoral. En la actualidad hay dos figuras del chavismo y dos independientes pro-oposición. Está por designarse la quinta persona, que será el fiel de la balanza en las votaciones del directorio.
Los más altos voceros del chavismo, entretanto, han comenzado a plantear la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales, para que tengan lugar en 2023, en lugar de 2024. Ya en otras ocasiones las fechas de votaciones se han adelantado o se han atrasado, según la conveniencia del chavismo.
El número dos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, reiteró este 23 de octubre que los comicios podrían celebrarse incluso antes de que los opositores seleccionen su candidato o candidata unitaria.
"Si dicen que son mañana, el PSUV sale a ganar mañana. Si dicen que son en enero, en enero ganamos… (Los opositores) andan de infarto, andan asustados porque ellos y que están organizando unas primarias, y ¿si las elecciones son antes de que ellos hagan las primarias?", sostuvo Cabello en un acto proselitista en el estado (provincia) de Apure.
La opción de acudir a elecciones ha terminado por captar incluso a figuras que eran recalcitrantes de ir a las urnas "mientras Maduro esté en el poder". Tal es el caso de la referente liberal María Corina Machado, una enconada opositora del chavismo.
Al definirse la fecha y mecanismo para las primarias opositoras, Machado dijo: "Voy a participar y voy a ganar las elecciones primarias". Guaidó también ha anunciado su interés en participar, así como el centrista Henrique Capriles, quien ya fue candidato presidencial en dos ocasiones anteriores.
Buena suerte con otras elecciones, pero no se hagan ilusiones. Si Venezuela fuera Bolivia, Nicaragua u Honduras no fuera tan calva la cosa, ya que muy poco se pudiera esperar, pero los venezolanos se han desprestigiado de forma escasamente remediable. Los cubanos, por supuesto, no pueden hablar mucho, pero lo de Venezuela es prácticamente increíble.
La oposición venezolana urge de un nuevo relevo político generacional capaz de unir en vez de dividir.
El bobolongo presidente interino encargado de asuntos sin importancia del país Juan Guaidó, junto a Capriles y la María Corina Machado, hablando en términos beisboleros, ya son bates quemados que ni para reciclar sirven.
Seguí, debo confesar, apasionadamente el desbarajuste de Venezuela, cómo cubano me siento un poco culpable de la destrucción de ese gran país por parte de la Dictadura de los Castro, con la bajada de los pantalones de Chávez ante FC y la posición "en cuatro" que adoptó ante el Cagandante Mariconzón en Jefe..
Terminé asqueado de la oposición, incluso de Güaidó, al final el régimen de Cubazuela los compró a todos, convirtiéndolos en los nuevos "enchufados".
Por mi Cubazuela que se vaya a la Chucha, todos son una pila de mierda, que se ahoguen en su petróleo, el más malo del mundo.
no deberia sentirse culpable de nada, bien se les dijo una y otra vez que no votaran por Chavez y cual fue su respuesta? '' Nosotros no tenemos mentalidad de esclavos como lo cubanos'', ''No somos Cuba (Capriles dixit)'', ''nosotros somos arrechos'', ''tenemos tradicion democratica, no como los cubanos'', ''eso nunca va a pasar en Venezuela'', etc. etc., alla fueron y lo eligieron, no una, varias veces. Tienen lo que se buscaron, igual que nosotros tuvimos a la KGB y a la Stassi para darnos cuero, ellos tienen a su G2 para aborregarlos
Vedado, debo discrepar con Ud. A Chávez lo eligieron solo una vez, la primera; las demás veces fue electo en virtud de pucherazos preparados por el HP en jefe FC.
Los izquierdos poderes internacionales ocultos se han enfocado en prometerle la presidencia del país a varios opositores "derechos" venezolanos. Y los muy codiciosos mordieron el anzuelo. Se olvidaron del pueblo para enfocarse en sí mismos. Se muestran incapaces de sentarse y lograr un partido único opositor que tendría muchas más posibilidades de victoria.
Divide y vencerás. Es clásico.
Con semejante apoyo, el mismo que tiene Cuba, el chavismo seguirá en continuidad.
No tendrá la infalible, omnipresente y todopoderosa "Unidad de Poderes" cubana, no tendrá la maravillosa gracia divina del partido único, tendrá que pasar por el estresante paso de la elección presidencial.....pero el PSUV ganará cualquier elección que discuta. Eso es seguro.
El Maduro aún no se pudre.