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EEUU

De siete agencias de EEUU, cinco dudan que un enemigo extranjero causara el Síndrome de La Habana

Las otras dos consideran posible que otro país haya desarrollado un arma capaz de provocar los síntomas experimentados por primera vez en Cuba.

Washington
Embajada de EEUU en Cuba.
Embajada de EEUU en Cuba. Cubasí

Cinco agencias de inteligencia de Estados Unidos, de siete que realizaron una nueva revisión de los incidentes de salud conocidos como Síndrome de La Habana, consideraron "muy improbable" que un adversario extranjero participara en la aparición de los síntomas, experimentados por personal estadounidense desplegado en el exterior.

Las conclusiones, publicadas el pasado viernes por organismos de inteligencia, fueron dadas a conocer a la prensa por un funcionario de inteligencia, que mantuvo el anonimato, siguiendo las reglas de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, según un cable de la agencia AP.

Las otras dos agencias consideraron posible que una potencia extranjera haya desarrollado o incluso utilizado un arma capaz de causar las lesiones reportadas por diplomáticos y funcionarios gubernamentales estadounidenses.

Ninguna de las dos encontró pruebas que vinculen ningún incidente específico con una tecnología extranjera, pero basaron sus hallazgos en interpretaciones del desarrollo y capacidad de armas extranjeras. 

Una de las agencias afirmó que había una "posibilidad aproximadamente igual" de que un gobierno extranjero usara tal arma o dispositivo prototipo en un "número pequeño e indeterminado" de casos que afectaron al personal de Estados Unidos.

Por su parte, la otra agencia determinó que, aunque es posible que una potencia extranjera haya desarrollado tal arma, es improbable que haya sido desplegada.

Según un comunicado que el portavoz de del Consejo de Seguridad Nacional, Sean Savett, envió a los periodistas por correo electrónico, los nuevos hallazgos publicados el viernes 10 de enero representan un "cambio en los juicios clave por parte de algunos componentes de inteligencia" que demuestra la necesidad de una investigación adicional.

"Nuestro enfoque en estas prioridades sigue siendo inquebrantable y debe continuar", dijo Savett. "Es vital que el gobierno de Estados Unidos continúe la investigación crítica, investigue los incidentes creíbles y fortalezca los esfuerzos para dar atención oportuna y seguimiento clínico a largo plazo".

Sin embargo, el funcionario de inteligencia que informó a los periodistas sobre la nueva revisión restó importancia al cambio y señaló que las dos agencias que mantuvieron abierta la posibilidad de que un gobierno extranjero desarrollara o desplegara un arma responsable de las lesiones expresaron una "baja confianza" en sus propios hallazgos.

El funcionario declaró que otras agencias de seguridad nacional tenían más confianza en su conclusión de que no había gobiernos extranjeros involucrados y que pistas específicas encontradas por algunas agencias estadounidenses de inteligencia ponen en duda cualquier participación extranjera.

"No hay inteligencia que vincule a un actor extranjero con ningún evento específico", aseguró el funcionario a los periodistas.

Los síntomas, que incluyen mareos, dolores de cabeza y oído, y problemas de equilibrio, fueron reportados por primera vez por personal diplomático estadounidense y canadiense en la capital de Cuba en 2016. De ahí que hayan sido bautizados como Síndrome de La Habana.

En diciembre, un subcomité del Comité Selecto Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes, publicó un informe que tachó de "dudoso", en el mejor de los casos, el reporte de los servicios de Inteligencia de EEUU de marzo de 2023, que aseguraba que los mencionados síntomas no se debieron a la acción de un agente extranjero.

El informe, firmado por el presidente del subcomité, Rick Crawford, sostenía que que la investigación de la Comunidad de Inteligencia careció de integridad analítica y su formulación fue "altamente irregular".

El subcomité afirmó en el documento tener la certeza de que la Comunidad de Inteligencia continuaba escondiéndole información valiosa, por lo que, explicó, no podía publicar un informe no clasificado en ese momento.

Un mes más tarde, una exoficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EEUU, identificada solamente como "Alice", acusó a la entidad de encubrir los ataques del denominado Síndrome de La Habana, de los que ella misma sería víctima.

"Es un encubrimiento y es aterrador y debería ser aterrador para todos los estadounidenses", declaró la militar pasada a retiro tras haber sido presuntamente atacada en 2021 por "algún tipo de arma de energía extranjera", citó el diario The Washington Times.

"Alice" habló con la periodista de investigación Catherine Herridge, quien realizó entrevistas con más de una docena de pacientes con similares síntomas, y acusó a los funcionarios de Inteligencia de EEUU de "hacer luz de gas" a los enfermos y al público sobre la causa. 

Herridge comentó que su investigación incluyó múltiples fuentes que dijeron que el director de la CIA, William Burns, ha dicho en privado que cree que Rusia está llevando a cabo algunos de los ataques.

"Si bien nuestra investigación explora nuevas afirmaciones sobre armas de energía dirigida y su posible uso por parte de un adversario extranjero, también documenta acusaciones de gaslighting por parte del Gobierno", dijo Herridge. 

"Y lo que es más importante, subraya las afirmaciones creíbles de que la comunidad de Inteligencia, específicamente la CIA, no se ha preocupado por su propia gente, después de que informaron de ataques de energía dirigida", enfatizó.

Una portavoz de la CIA dijo a The Washington Times que la agencia "cuida de su gente" y está decidida a abordar "este difícil desafío".

El Congreso de EEUU anunció en febrero de 2024 que examinaría la investigación de la comunidad de Inteligencia. Casi dos meses después, The Insider, Der Spiegel y el programa 60 Minutos, de la cadena CBS, revelaron los resultados de una investigación periodística conjunta que vinculó a los Servicios de Inteligencia de Rusia con los incidentes de salud.

El Gobierno estadounidense reaccionó entonces defendiendo a su servicio de inteligencia.

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