En una década como intendente de Canelones, el segundo municipio del país sudamericano, se ganó fama de hombre de diálogo y posiciones moderadas. De esta forma, el nuevo presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, de 57 años, encarna un cambio de época también dentro del Frente Amplio, la variopinta coalición de izquierdas de la cual proviene políticamente.
Este lunes 25, con el 100% de los votos escrutados, la Corte Electoral uruguaya confirmó que Yamandú Orsi obtuvo el 49,84% de la votación, mientras que el candidato oficialista Álvaro Delgado, un delfín político del presidente saliente Luis Lacalle Pou, sacó el 45,87% de los votos. La misma noche del domingo tanto el jefe de Estado como el aspirante derrotado reconocieron y saludaron el triunfo de Orsi, en un clima de civilidad y concordia política.
El resultado oficial echó por tierra las proyecciones de las encuestas que en su mayoría pronosticaban una votación muy cerrada, como la que tuvo lugar hace cinco años cuando Lacalle Pou se hizo con un triunfo con una diferencia mínima sobre el frenteamplista Daniel Martínez.
"Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez, una y otra vez al diálogo para encontrar las mejores soluciones, por supuesto con nuestros planteos, pero también escuchando muy bien lo que nos dicen los demás", dijo Orsi ante miles de seguidores, que se congregaron afuera del comando de campaña con las banderas tricolores del Frente Amplio.
Orsi, hijo de un agricultor y una costurera, y quien por años trabajó y estudió simultáneamente, representa un cambio de época en el Frente Amplio, ya que generacionalmente no fue una persona perseguida por la última dictadura militar uruguaya (1973-1985), como ocurrió con los líderes históricos de esta coalición de izquierda.
"Hoy Orsi tiene la llave, la posibilidad de buscar y encontrar los acuerdos nacionales. Pero sepan que acá va a haber una suma de partidos que vino para quedarse. Los dueños de la coalición son la gente, que la vivió y la militó en todo el país. Si necesita una mano en pos del país, le damos las dos", dijo Delgado, quien encabezó una diversa coalición de partidos de centro y conservadores donde sobresalía su agrupación, el Partido Nacional, y el Partido Colorado, dos entidades históricas en la dinámica política de Uruguay.
Para el periodista Víctor Rodríguez, consultado por DIARIO DE CUBA, el tema de la corrupción afectó negativamente a Delgado, y por otro lado Orsi logró sumar votos, entre la primera y segunda vuelta, que en principio le habría restado a la coalición oficialista de centroderecha.
"Sobre la base de una propuesta de diálogo, crecimiento con distribución y la propuesta de un 'gobierno honesto', Yamandú Orsi logró desbancar el impulso que traía el candidato oficialista Álvaro Delgado, que aprovechó en toda la campaña la alta popularidad del presidente en ejercicio Lacalle Pou, pero que no logró deslastrase de la sucesión de escándalos que rodearon al Gobierno saliente", explica Rodríguez, periodista del portal informativo de la Asociación de Prensa Uruguaya (APU).
Políticamente, el ahora presidente electo "logró aglutinar un sentimiento de unidad frenteamplista", al tiempo que "capitalizó un descontento presente en una gran masa trabajadora, obrera y profesional hastiada de las denuncias de hechos de apariencia de corrupción y mal manejo de la cosa pública", contextualiza Rodríguez, director del podcast de comunicación política Es la hora de hablar.
Otro elemento a favor del candidato presidencial del Frente Amplio es que "Orsi logró captar una decisiva fuga de votos de votantes de partidos de la Coalición" que promovía la continuidad entre el actual gobierno de Lacalle Pou y Delgado, quien fue mano derecha del mandatario saliente hasta que se separó para ser candidato.
Esa fuga de votos, según Rodríguez, podría estar relacionada con el clima de desazón que generó la selección que hizo Delgado de su compañera a la Vicepresidencia, al seleccionar a Valeria Ripoll "desestimando a todos sus contrincantes en la interna partidaria, inclinándose por una sindicalista (escindida del Partido Comunista) que tenía meses de militancia en el Partido Nacional, lo que a la postre terminó siendo una tiro en el ala durante toda la campaña, tanto para Delgado como para todos los demás integrantes de la coalición".
Orsi tuvo una actitud mucho más estratégica y nombró como candidata a la Vicepresidencia, haciendo fórmula con él, a Carolina Cosse, a quien había derrotado en las elecciones internas del Frente Amplio.
Orsi asumirá el Gobierno el 1 de marzo de 20025 por un lapso de cinco años, hasta 2030, año en que conmemorará el bicentenario de la República en Uruguay. Este pequeño país sudamericano de 3,4 millones de habitantes tiene una de las democracias más estables de la región, con claras reglas de juego en materia económica, lo que le ha permitido al país sobrellevar fuertes crisis como la pandemia y la sequía y recuperar el crecimiento del PBI, estimado en un 3%.
Apenas asuma el Gobierno, Orsi deberá afrontar varios reclamos de la sociedad, incluidos el alto costo de la vida y la seguridad ciudadana. Asimismo, hay reclamos de que mejoren los servicios públicos y el país tiene el desafío de tener una economía más competitiva.
Con casi el 90% de votantes presentes en la jornada, según Ana Lía Piñeyrúa, ministra de la Corte Electoral, esta fue una cifra similar a la de la primera vuelta de octubre, y habla del interés ciudadano en estas elecciones. La alta participación y la ventaja obtenida por Orsi sobre Delgado, dan cuenta de un Gobierno que tendrá de entrada legitimidad elevada.
Sin embargo, deberá lidiar y negociar con un Parlamento que no controla del todo el Frente Amplio. Si bien la coalición de izquierdas que apoyó a Orsi tiene mayoría simple en el Senado, en la Cámara Baja tiene 48 diputados ante los 49 de la Coalición oficial, que a su vez se dividen entre 29 del Partido Nacional, 17 del Partido Colorado, dos de Cabildo Abierto y uno del Partido Independiente. El movimiento disruptivo Identidad Soberana obtuvo dos legisladores, pero se desconoce hacia dónde inclinará sus votaciones en el Parlamento.
En política exterior, del Gobierno de Orsi se espera más cercanía y afinidad ideológica con los mandatarios de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva), Chile (Gabriel Boric) y Colombia (Gustavo Petro), y es una gran incógnita la interacción que pueda tener con el mandatario de Argentina, el liberal Javier Milei.
Este lunes 25 se anunció que Milei hará un viaje en breve a Montevideo para asistir a una conferencia, y también recibirá de Lacalle Pou la presidencia pro-tempore del Mercado Común del Sur (Mercosur), del cual forman parte Argentina y Uruguay.
De centro Izquierda, con un empujoncito y cae en el socialismo de rajatabla, y barricada, menos mal que es "moderado" y no de izquierda rabiosa ....
Como hicieron los Castro en Cuba, estos condenan a sus países al tercermundismo porque toman esa condición como un galardón y no como un problema económico y social a superar.
Sabido es que para Cañizales y sus correligionarios, lo de “extrema” sólo se aplica a la derecha.
Y precisamente en esa mayor "cercanía y afinidad ideológica con los mandatarios de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva), Chile (Gabriel Boric) y Colombia (Gustavo Petro), está la paradoja: este señor Ymandú, lejos de favorecer a América Latina empeora el panorama político antiliberal y antioccidental que lamentablemente impera en la región y la aleja del Primer Mundo
En el recuento de presidentes con "afinidad ideológica" con los que el uruguayo deberá formar alianzas faltó mencionar a la Sheinbaum de México.
Muy de acuerdo sra Faya.
Los pueblos no aprenden por cabeza ajena.
Moderado dice. Si, igual que la vicepresidente.
Este Canizalez es una maravilla. Milei y Bukele malos, Orsi, moderado.
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