Una telenovela política: ¿Cuándo irá a prisión el expresidente Bolsonaro?

Acosado con un rosario de causas judiciales, en medio de diversas especulaciones sobre cuándo será finalmente detenido, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro protagoniza una suerte de telenovela política en Brasil. El capítulo más reciente ha sido su solicitud, la segunda tras el fracaso de la primera, de que le sea devuelto su pasaporte, retenido por la Policía Federal.

Bolsonaro, quien fue presidente entre 2019-2022 y perdió la elección en la que buscaba la reelección ante el septuagenario referente de la izquierda latinoamericano Luis Inácio Lula da Silva, seguramente terminará en prisión dados los muy diversos frentes judiciales que enfrenta, según estiman observadores. La pregunta que flota en el ambiente público es el cuándo, en qué momento el exmandatario será aprehendido.

A través de sus abogados, este miércoles Bolsonaro solicitó al Supremo Tribunal Federal (STF) la devolución de su pasaporte. El documento fue incautado el 8 de febrero, en el marco de la investigación de que presuntamente el expresidente y colaboradores cercanos planearon un golpe de Estado para evitar el regreso de Lula da Silva al poder, pero esto resultó fallido porque las Fuerzas Armadas no se involucraron de lleno, salvo contados casos en el alto mando de entonces.

Apenas le fue incautado el pasaporte, la defensa del exmandatario apeló la decisión del magistrado Alexandre de Moraes, alegando falta de fundamento técnico, pero no tuvo éxito. En la campaña electoral de 2022 Bolsonaro fustigó duramente a este magistrado y se presume que este es afín a Lula da Silva.

Lula da Silva, tras ser presidente entre 2003 y 2010, estuvo en prisión entre 2018 y 2019 acusado de corrupción por el entonces juez federal Sérgio Moro. Los casi 600 días de reclusión de Lula da Silva le impidieron enfrentar electoralmente a Bolsonaro. Una vez que el exmilitar conservador obtuvo la presidencia nombró a Moro como su ministro de Justicia. Para el septuagenario ex obrero metalúrgico y para la izquierda internacional, hubo una componenda para sacarlo de las elecciones y permitir el triunfo de Bolsonaro.

En el contexto actual, Bolsonaro y sus seguidores sostienen que el exmandatario conservador es víctima de una venganza en la cual el Partido de los Trabajadores (PT), que fundara Lula da Silva, actúa de la mano del STF con magistrados afines.

En la solicitud que presentó este miércoles ante el STF, Bolsonaro adjuntó una invitación firmada por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para que el expresidente de Brasil visite Jerusalén y Tel Aviv entre el 14 y el 18 de mayo.

La defensa del expresidente, quien ya ha sido inhabilitado políticamente, con lo cual no podrá presentarse en la carrera presidencial de 2023, ha denunciado que tal decisión, junto a la retención del pasaporte, es una anticipación de una sentencia que no ha sido dictada aún. Las autoridades creen que existe el riesgo de fuga de Bolsonaro, una arista que vivió también una suerte de show televisivo con la pernocta breve de dos noches del expresidente en la Embajada de Hungría en Brasilia.

Usando imágenes de las cámaras de seguridad de esta legación diplomática, el estadounidense The New York Times mostró el 25 de marzo a Bolsonaro ingresando al edificio. El expresidente ha negado que fuese a pedir asilo o que planee huir de Brasil, aseveró que su presencia en la sede diplomática, que ocurrió de manera subrepticia, fue para disponer de un espacio de diálogo e intercambio de información con diversas figuras internacionales.

Ha sido pública la amistad y cercanía entre Bolsonaro y el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Ambos coincidieron en Buenos Aires el 10 de diciembre pasado, cuando tuvo lugar la toma de posesión del presidente argentino Javier Milei.

La estancia del expresidente en la Embajada de Hungría tuvo lugar entre el 12 y el 14 de febrero, apenas unos días después de que la Policía Federal confiscara su pasaporte y detuviera al coronel Marcelo Câmara, su ex ayudante personal y Filipe Martins, exasesor de Asuntos Internacionales de la Presidencia.

A las investigaciones que tiene en su contra, donde la tentativa de golpe de Estado es la más grave, Bolsonaro suma causas por el mal manejo de la pandemia de Covid-19 y presuntos casos de corrupción. A todo esto, se añadió otro tema polémico, que sumó un capítulo en esta telenovela política.

El pasado 19 de marzo la Policía Federal solicitó oficialmente que el exmandatario sea imputado por falsificar su cartilla de vacunación y la de su hija, Laura, de 13 años. Las investigaciones judiciales apuntan a que Bolsonaro y al menos una docena de personas más, de su entorno presidencial, se inscribieron de forma fraudulenta como vacunados contra el Covid-19.

Ante estos dos delitos que suman penas de 15 años, Bolsonaro ha respondido que no es ningún secreto que él nunca se vacunó. De hecho, él fue un abierto negacionista de la pandemia. Sin embargo, no brindó explicaciones convincentes de por qué entonces figuraba como inmunizado en el registro oficial de sanidad.

Con tantos frentes judiciales abiertos, se da por descontado que Bolsonaro termine en prisión. Sin embargo, tal escenario no parece afectar su imagen pública, ya que tiene cerca de un 40% de popularidad y aceptación. La politóloga Denilde Holzhacker apunta este dato que refleja una base de apoyo duro para el expresidente conservador: un grupo clave en su respaldo es la comunidad evangélica, que conforma alrededor del 30% del electorado en Brasil.