La fuga masiva de presos de dos cárceles en Puerto Príncipe, que supuso la salida a la calle de más de 3.500 presos incluyendo cabecillas de bandas criminales, ha profundizado una pesadilla de violencia que envuelve a Haití y ante la cual la respuesta de la Organización de Naciones Unidas será el envío de uniformados de Kenia, en una fecha aún indeterminada.
Desde Nairobi, donde se encontraba firmando justamente el acuerdo para el envío de fuerzas policiales de Kenia a su país, el primer ministro, Ariel Henry, decretó el estado de emergencia en Haití. Para observadores se trata de una medida extrema pero que debió tomarse con antelación, ante el avance que fueron consolidando las bandas criminales en los últimos dos años, al punto de ejercer control territorial en gran parte de Puerto Príncipe, y en otras zonas de la nación.
Haití vivió un fin de semana de violencia. El pasado sábado, en horas de la noche, bandas armadas atacaron la Penitenciaría Nacional de Puerto Príncipe, la principal cárcel del país, en una clara demostración de fuerza en contra de las autoridades.
Autoridades del sector penitenciario confirmaron que apenas un centenar de los 3.800 presos permanecieron dentro de sus celdas, incluyendo a los mercenarios, en su mayoría colombianos, señalados de asesinar al entonces presidente Jovenel Moïse en 2021. De seguidas, el domingo se registró una fuga de detenidos de la prisión civil Croix des Bouquets.
El portal que investiga el crimen organizado, Insight Crime, ha destacado que estas demostraciones de fuerza de los delincuentes han sido en respuesta al acto del 1 de marzo, cuando en Nairobi el primer ministro en funciones de Haití, Ariel Henry, firmó el acuerdo con el presidente de Kenia, William Ruto.
Se trata de un acuerdo votado en el Consejo de Seguridad de la ONU el año pasado, para que unos 1.000 uniformados comandados por oficiales kenianos traten de reestablecer el orden público en Haití y ayuden a reconstruir una diezmada fuerza policial haitiana.
De acuerdo con Insight Crime, el asalto a estas dos cárceles parece haber sido instigado por Jimmy Chérizier, alias Barbecue, un expolicía que dirige la confederación de pandillas más poderosa del país, el G9. En un vídeo difundido previamente, Barbecue anunció un aumento de los ataques con el objetivo de forzar a Henry a abandonar su cargo. El objetivo de estas acciones se cree sea de orden político para profundizar la situación caótica y el estado de anomia que asola a Haití.
El 2 de octubre de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó el envío de una nueva fuerza internacional al país caribeño con el objetivo de fortalecer a la Policía local y frenar a las bandas criminales que operan impunemente. Un aspecto relevante, en lo que puso su empeño el secretario general António Guterres, fue la de no incluir a los cascos azules de la ONU.
Con esto se ha tratado de aplacar las críticas que aún resuenan entre los haitianos por los excesos de la misión internacional que tuvo a la cabeza ese cuerpo durante una década, y que concluyó en medio de escándalos en 2017. Se aprobó, de esa manera, una fuerza internacional ad hoc liderada por Kenia y que se formaría con uniformados de países que voluntariamente se sumen a la iniciativa, que tendrá financiamiento de EEUU para comenzar a operar. Tras una serie de tropiezos legales en Nairobi, con la visita de Henry todo apunta que entrará en acción dicha misión.
Periodistas franceses, desde Puerto Príncipe, reportaron a sus medios en París que habían visto decenas de cadáveres la mañana del domingo en las inmediaciones de la cárcel atacada la noche del sábado.
El Gobierno encabezado por Henry, cuya legitimidad ha sido puesta en duda por diversos actores políticos, decretó un toque de queda durante la noche de cada jornada hasta mañana, 6 de marzo, con posibilidad de ser extendido. Las medidas de restricción se han puesto en práctica en el departamento de Ouest, que incluye la capital Puerto Príncipe.
Henry fue designado como primer ministro por Moïse poco antes de que este fuese asesinado. Dada la ausencia de Parlamento, por una crisis institucional prolongada, no hubo una ratificación parlamentaria como lo establecen las leyes del país caribeño. El primer ministro en funciones había anunciado que en febrero de 2024 habría elecciones generales, pero tal cosa no sucedió y en el ínterin también descabezó al órgano electoral.
Esta falta de institucionalidad ha sido el terreno fértil para la expansión del crimen organizado en Haití. Se estima que unas 300 bandas actúan dentro del país y que un 80% del territorio de la capital haitiana está en manos de grupos delictivos fuertemente armados.
A juicio de Insight Crime, los uniformados de Kenia, que tienen un historial adverso en su respeto a los derechos humanos según entidades africanas, tendrán ante sí una tarea titánica en el Caribe: "los kenianos se adentrarán en un Estado fallido y en una de las capitales mundiales del secuestro, donde las pandillas son la única autoridad visible en muchas partes del país. Se calcula que el año pasado alrededor de 3.000 personas fueron secuestradas para pedir rescate".
Entretanto, la Policía Nacional de Haití cuenta con aproximadamente 9.000 agentes para brindar seguridad a más de 11 millones de personas, según la ONU. Los agentes suelen verse abrumados y superados en armas por las poderosas pandillas criminales.
También, según cifras de la ONU, en 2023 se registraron casi 5.000 víctimas de homicidios, lo cual representó un aumento del 119,4% en comparación con 2022. Haití registró el año pasado una proporción de 40,9 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a 18,1 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2022. Los asesinatos se duplicaron entre uno y otro año.
Haití es el país más pobre de América Latina y el Caribe, según coinciden diversos organismos internacionales. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) estima que más del 60% de la población es pobre y un 45% sufre inseguridad alimentaria aguda, por lo que se necesita la cooperación internacional humanitaria. La pobreza haitiana se concentra en las zonas rurales y desde allí tiene lugar un continuo éxodo, ahora incrementado por la violencia, que afecta de manera directa a República Dominicana. Ambos países comparten la isla La Española.
Deshacerse del dominio francés, sin duda uno de los peores errores de la historia de las revoluciones.
Bueno, sigue Haiti pagando el precio de su revolucion lincha blancos. Pobre gente.