La reciente liberación por el grupo islamista Hamás de varios rehenes rusos mantenidos cautivos en la Franja de Gaza puso en evidencia la nueva postura de Vladimir Putin en Medio Oriente, aseguró el diario estadounidense The Washington Post, que enfatizó que este acuerdo se logró independientemente de Tel Aviv u otro mediador.
Según el reporte, a fines de octubre una delegación de Hamás visitó Moscú, ocasión en la que diplomáticos rusos le entregaron al grupo una lista de ocho ciudadanos ruso-israelíes retenidos como rehenes en Gaza, que Rusia quería que el grupo palestino liberara.
"Estamos muy atentos a esta lista y la procesaremos con cuidado, porque consideramos a Rusia como nuestro amigo más cercano", dijo entonces a la agencia rusa RIA Novosti un alto miembro de Hamás, Mousa Abu Marzook. "Tan pronto como los encontremos, los liberaremos", agregó.
Entre los rehenes ruso-israelíes liberados estaba Roni Krivoi, de 25 años, un ingeniero de sonido que trabajaba en el festival de música atacado por Hamás en Israel, quien se convirtió en el primer hombre adulto con pasaporte israelí en libertad, aun cuando la mayoría de los intercambios acordados con Catar, Egipto y EEUU involucraban a mujeres y niños.
Moscú subrayó que la liberación de Krivoi y de otras dos personas con doble nacionalidad ruso-israelí (Elena Trufanova, de 53 años, y su madre, Irina Tatti, de 73) se lograron independientemente de la mediación de Estados Unidos, Catar y Egipto.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, en una publicación en Telegram el domingo pasado, atribuyó "la liberación de un portador de pasaporte ruso" a "acuerdos directos entre representantes rusos y Hamás".
"Agradecemos a los dirigentes del movimiento Hamás por su respuesta positiva a nuestros llamados urgentes", dijo Zakharova el jueves. "Continuaremos esforzándonos por la rápida liberación de los rusos restantes retenidos en la Franja de Gaza", sumó.
El trato especial para los rusos secuestrados es una nueva manifestación del creciente alineamiento entre el Kremlin y Hamás, considera The Washington Post. Vladimir Putin busca presentarse en la relación como líder y defensor de un nuevo "orden mundial multipolar", y el grupo militante palestino obtiene un barniz de legitimidad en un momento en que muchos países lo han tildado de organización terrorista.
Desde el 7 de octubre, cuando Hamas llevó a cabo su ataque dentro de Israel, matando a unas 1.200 personas y secuestrando a más de 200, la mayoría civiles, Putin ha calibrado cuidadosamente su posición, aparentemente teniendo en cuenta la creciente dependencia de Rusia de Irán, uno de los principales patrocinadores de Hamás, como proveedor de drones y misiles para la guerra de Moscú en Ucrania.
Rusia inicialmente expresó "preocupación" por el ataque, pero no condenó a Hamás. Y en lugar de expresar sus condolencias a Israel, Moscú señaló con el dedo a Estados Unidos y Occidente, culpando a Washington por décadas de fracaso para resolver el conflicto latente en Medio Oriente y sugiriendo que Rusia podría ser un mediador.
Si bien Hamás rápidamente se convirtió en un paria en gran parte del mundo después del ataque del 7 de octubre, Rusia extendió una alfombra roja para la delegación de Hamás.
"El hecho de que Moscú los haya invitado a finales de octubre es algo muy importante, ya que es una manera de que Hamás demuestre que no son presuntos terroristas y que están siendo invitados a conversaciones oficiales", dijo Ruslan Suleymanov, un experto ruso independiente en Medio Oriente durante una entrevista con el diario estadounidense.
"Así que estas liberaciones son un gesto de Hamás para resaltar el papel especial de Putin, pues solo Estados Unidos, Egipto y Catar participan en las conversaciones reales sobre los rehenes y el alto el fuego", dijo.
Hamás también se ha beneficiado del apoyo político y diplomático brindado por Rusia en su papel de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde sus representantes bloquearon resoluciones lideradas por Estados Unidos contra el grupo armado.
Algunos observadores de Rusia consideraron la postura de Putin como una venganza por la falta de apoyo de Netanyahu a la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, y también como una señal de rencor contra Israel por dar refugio a miles de rusos que han huido del Gobierno de Putin en los últimos dos años.
Suleymanov consideró que el Kremlin también está utilizando la guerra en Gaza para presentarse como aliado de países del Sur Global contra Occidente.
"Putin se alegra en parte de que ahora mismo el sistema de seguridad de Estados Unidos y su relación en Medio Oriente estén enfrentando su prueba más dura en años", comentó. "Porque es Estados Unidos quien estaba promoviendo el alineamiento de Israel con el mundo árabe, pero ahora se ve obligado a hacer malabarismos con sus propios vínculos con él, y al mismo tiempo adoptar una postura muy claramente proisraelí".
"Rusia, en condiciones de aislamiento occidental, está tratando de demostrar que es una fuerza antioccidental", añadió Suleymanov. "Pero esto también es una prueba para Rusia, ya que no puede permitirse el lujo de perder a Israel", acotó.
Por su parte, Abbas Galyamov, consultor político y ex redactor de discursos de Putin, advirtió que el presidente ruso había perdido una posición cuidadosamente equilibrada.
"Durante años, caminó en la cuerda floja entre Israel y sus socios de Medio Oriente frente a Bashar al-Assad, de Siria, Irán y los palestinos, pero después del 7 de octubre cayeron del lado opuesto de Israel", dijo Galyamov.
"Lo veo como si perdiera la capacidad de llevar a cabo una política exterior independiente en la región y se convirtiera más en un representante de Irán. Los ayatolás tal vez dijeron: 'Les apoyamos en su tema clave, Ucrania, así que es hora de dejar de preocuparse y apoyarnos en nuestro tema fundamentalmente importante'", añadió.
Galyamov dijo que el hecho de que Putin se ponga del lado de Hamás podría socavar su objetivo en Ucrania: sostener la lucha hasta que el apoyo occidental a Ucrania comience a erosionarse, algo que podría suceder más rápido si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.
"En ese sentido, una parte de los republicanos que son aislacionistas son sus aliados, incluso si no simpatizan con él personalmente, pero creen que dos estados post soviéticos que luchan no son asunto suyo", dijo Galyamov.
"Pero apoyar a Israel es la cima de su política. Y al alinearse con Hamás, Putin les está quitando el aliento, ya que verán que se pone del lado del mal dondequiera que aparezca", subrayó.