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Opinión

Cumbre antiinflación de AMLO, ¿la izquierda se hace 'neoliberal'?

La cuestión verdadera es si los participantes tendrán voluntad y capacidad política para reducir la inflación.

La Habana
Miguel Díaz-Canel y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Miguel Díaz-Canel y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Presidencia de México

Es cierto, como afirmaron los asistentes el pasado 5 de abril a la Cumbre (virtual) de Presidentes de América Latina y el Caribe Contra la Inflación, que parte significativa de la subida de precios que sufren sus países es importada, principalmente desde Estados Unidos y Europa.

También es cierto que los asistentes tienen margen para reducir la inflación inducida, tanto como lo tienen para reducir la que ellos mismos generan —inflación endógena—, aunque como es habitual entre políticos, prefirieron centrarse en las culpas ajenas y ocultar las propias. Se trata aquí, en definitiva, de que los gobiernos resuelvan un fenómeno que los gobiernos crearon.

La inflación es siempre —históricamente lo ha sido— causada por políticas estatales, pues en un mercado sin intervención gubernamental es imposible que surja. Podría generarse una burbuja, pueden subir algunos precios, pero jamás todos los precios a la vez durante periodos prolongados de tiempo, que es como se define inflación.

Entonces, estamos ante políticos que pretenden resolver el desaguisado que ellos mismos u otros como ellos crean y, para ser honestos, debemos alegrarnos de que lo intenten... si de verdad llegan a intentarlo.

Ya dijimos que de inflación endógena —predominante en Argentina y Cuba— ni siquiera hablaron, si lo hubiesen hecho tendrían hoy que estar anunciando políticas fiscales menos irresponsables —dejar de financiar gasto corriente con deuda— y políticas monetarias más en sintonía con el tipo de interés natural de cada economía. Pero nada de eso van a hacer.

En su lugar, el campechano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anfitrión del evento, propone ver si "nos ponemos de acuerdo y quitamos obstáculos, aranceles y medidas sanitarias", una idea que, curiosamente, parece ser consenso aceptado entre los gobiernos de izquierda asistentes. ¿Se habrán vuelto neoliberales?

Y es que, efectivamente, si se quitan los obstáculos al comercio internacional los precios bajarán, lo que demuestra que la mejor "ayuda" que pueden darle los gobiernos a la economía es no interferir, limitándose al importantísimo rol de proteger las instituciones que permiten el capitalismo —contratos, derechos de propiedad, seguridad y justicia— y, cuando sea necesario, corregir las fallas puntuales del mercado.

Con un comercio internacional —que en nada es económicamente distinto al comercio interno— sin aranceles estatales distorsionando los precios, y sin licencias y cuotas restringiendo la competencia, personas y empresas podrían especializarse mejor en aquello que son más eficientes, con lo que la producción global crecería y los precios bajarían considerablemente.

El problema es que los 11 gobiernos de izquierda convocados a la cita no gustan de la libertad de capitales ni de la competencia de mercados; además, necesitan los aranceles para financiar sus gastos normalmente exorbitados, y menos pueden deshacerse de las cuotas y licencias que protegen a los productores nacionales, con lo que una cosa es saber qué hay que hacer, pero otra es hacerlo.

Participación de Canel

Podría comenzarse un chiste así: "Los presidentes de Argentina y Cuba entran a un banco…", porque tener a estos sujetos hablando de inflación es como tener al Che Guevara disertando sobre amor al prójimo.

Por suerte, para bien de la puesta en escena, el discurso de Díaz-Canel hizo honor a su rol de broma de mal gusto allí presente solo porque AMLO padece una macabra devoción por la dictadura castrista.

Mientras los otros participantes hablaban de facilitar el intercambio de mercancías, que es donde se puede atajar la inflación, Canel, presidente de un país que cada vez produce menos, agregó a la discusión que "debemos promover también el intercambio de servicios esenciales (médicos)" y "acudir al comercio barter (trueque)".

Las propuestas de Canel son perfectamente homologables a las de los manicongos del Reino del Congo cuando conocieron a los portugueses: "envíennos mercancías y a cambio les daremos personas que trabajaran en condiciones inaceptables para sus nacionales, y a costos inferiores". En aquella época, a eso se le llamaba esclavitud, ahora Canel lo llama solidaridad.

Conclusión

Aunque las intenciones y recomendaciones de AMLO son correctas, pudiendo estos gobiernos reducir los precios si se ponen de acuerdo para facilitar el comercio cumpliendo el viejo adagio liberal "Laissez faire, Laissez passer" —dejen hacer, dejen pasar—, la cuestión verdadera está en si tendrán voluntad y capacidad política para hacerlo. Así qué, ¿veremos un descenso de la inflación en Latinoamérica gracias a esta reunión? Es posible… pero poco plausible.

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4 comentarios

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Profile picture for user EL BOBO DE LA YUCA

Gracias, Rafaela

Ya no se habla del avión presidencial. ¿Se lo quedó AMLO?

Profile picture for user cubano libre

Esa reiterada abrazadera va a terminar en matrimonio, creo que a López Hablador le gusta el narizon.

Cumbres, asambleas, reuniones, concentraciones y blablablá, blablablá, pero nada se resuelve.