Fue electa en la dupla presidencial junto a Pedro Castillo. Pese a ser la vicepresidenta de un Gobierno que tuvo cinco jefes de gabinete en 16 meses y diversos cambios en los ministerios, Dina Boluarte pasó discretamente por todas esas crisis y este 7 de diciembre asumió como presidenta de Perú, su país, donde es prácticamente desconocida por la población.
La abogada de 60 años, oriunda de la región andina sur de Perú, que se caracteriza por la pobreza, logró sobrevivir al convulso período en el poder de Castillo, siendo vicepresidenta electa junto a él en las elecciones del año pasado. Con posiciones de izquierda, pero sobre todo caracterizada por la discreción y el bajo perfil, Boluarte ha anunciado su decisión de completar el período de cinco años de Gobierno que deberá concluir en 2026.
En medio de una crisis política e institucional que está lejos de resolverse tras la caída de Castillo, la periodista alemana Hildegard Willer le comenta a DIARIO DE CUBA que las encuestas recientes mostraban un alto rechazo ciudadano al ahora expresidente, pero una desaprobación aún mayor para el Congreso.
De hecho, hace semanas un sondeo realizado por el Instituto de Estudios Peruanos revelaba que para el 87% de los peruanos la salida, si concluía de forma anticipada el Gobierno de Castillo, era convocar unas elecciones generales para escoger tanto a un nuevo presidente como a un nuevo Parlamento. Ni Boluarte ni los congresistas parecen estar en sintonía de convocar elecciones generales en el corto plazo.
Esta opción, según pudo conocer DIARIO DE CUBA, se discutió de forma amplia en Lima hace tres semanas durante la visita de una misión de alto nivel de la Organización de Estados Americanos (OEA) que trató de conciliar el choque de trenes que protagonizaban por largo tiempo Castillo y el Congreso, y que tuvo su cenit este 7 de diciembre, cuando el aún presidente intentó disolver el Parlamento y decretar un estado de excepción.
Boluarte se desligó del anuncio de Castillo, dejando en claro que nos respaldaba lo que a todas luces era un intento de golpe de Estado.
Willer sintetiza los últimos meses de esta manera: el Gobierno de Castillo estuvo muy atacado desde el Congreso, desde la prensa de Lima, pero su presidencia fue bastante torpe, ha hecho un mal gobierno. La periodista alemana, radicada en Perú por largos años, califica de "autogol" el anuncio de Castillo que pretendía disolver al Congreso y que en la práctica acabó con su Gobierno después de 16 meses.
En medio de un clima de incertidumbre, dado lo desconocida que es la ahora presidenta, junto a una sucesión muy rápida de hechos, tras el sorpresivo anuncio de Castillo este 7 de diciembre, los primeros análisis apuntan a que Boluarte podría ser una presidenta sin poder real, una suerte de rehén del Congreso.
Resulta llamativa la coincidencia de que el 5 de diciembre, dos días antes de la fecha programada para debatir la destitución de Castillo en el Congreso, ese mismo legislativo haya cerrado una denuncia que pesaba contra Boluarte, por presuntas irregularidades.
La subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso aprobó con 13 votos a favor y ocho en contra archivar por falta de evidencias la denuncia contra quien en ese momento era vicepresidenta en el Gobierno que encabezaba el otrora maestro y dirigente gremial Pedro Castillo.
La entonces vicepresidenta fue denunciada ante el Congreso por la Contraloría por ejercer un cargo en una entidad privada al mismo tiempo que era funcionaria, algo que la ley peruana prohíbe. Según la Contraloría, Boluarte firmó documentos como presidenta del Club Departamental Apurímac cuando ya formaba parte del Gobierno.
Boluarte llega a la Presidencia sin ser una figura política conocida, y además habiendo sido derrotada en dos ocasiones que se postuló a cargos de elección popular. Ingresó a la administración pública en 2007 cuando ocupó el cargo de asesora de alta dirección del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) en una oficina secundaria. En esa misma dependencia asumió luego el cargo de jefa encargada en un distrito.
En 2018 postuló su candidatura a la alcaldía de Surquillo con el partido Perú Libre (el mismo que le sirvió de plataforma a la candidatura presidencial de Pedro Castillo). Y en 2020, participó en las elecciones parlamentarias extraordinarias. En ninguna de esas oportunidades resultó favorecida con el voto popular.
Es posible que haya terminado formando dupla con Castillo por puro azar. "Al inicio cuando se hicieron esas listas nadie imaginaba que iban a ganar", apunta Willer.
Luego, poco tiempo después de llegar al poder, al igual que hizo Castillo, Boluarte rompió con el médico marxista formado en Cuba Vladimir Cerrón, quien mantiene el control sobre el partido Perú Libre. Esto dejó tempranamente sin bancada parlamentaria propia al Gobierno juramentado el 28 de julio de 2021, en una situación inédita en Perú.
Entretanto, la ruptura entre Castillo y Boluarte se evidenció el 25 de noviembre cuando anunció que dejaba su cargo de ministra de Desarrollo e Inclusión Social, en rechazo a la decisión del entonces presidente de juramentar como jefa de Gabinete a Betssy Chávez, quien hasta el momento se desempeñaba como titular de Cultura y es investigada por la Fiscalía por presuntamente contratar a sus allegados para cargos públicos. Analistas interpretaron esta designación como un desafío al Congreso.
Con mucha incertidumbre sobre la nueva presidenta, al ser consultado por DIARIO DE CUBA el profesor James Dettleff, un experto en Comunicación política, resume el momento de Perú de esta manera: "Es una incógnita lo que va a pasar con ella y hacia dónde irá su Gobierno".
