Venezuela, en este 2022, se ubica entre los países más desiguales del mundo según el coeficiente de Gini, con resultados obtenidos por la Universidad Católica Andrés Bello, tras un estudio sobre las condiciones de vida de los venezolanos.
A fines de los 90, antes de que Hugo Chávez llegara al poder en febrero de 1999, los estudios sobre la desigualdad mostraban en el país entre 0,42 y 0,48 del índice de Gini, bajo el cual cero es igualdad total en una sociedad y uno es la máxima desigualdad. En este 2022, según el estudio académico el registro venezolano fue de 0,60.
"Ha ocurrido, sin duda, un crecimiento significativo de la desigualdad. Además, en los últimos años no sólo se profundizó una preexistente desigualdad por clases sociales, sino que también ha ocurrido una desigualdad geográfica, con una concentración de la riqueza en Caracas, la capital", sostiene el sociólogo Luis Pedro España, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
España es investigador de la Universidad Católica Andrés Bello y responsable del estudio, que dio a conocer los resultados generales de la encuesta social el pasado 11 de noviembre. España ratifica que desde que se aplica el estudio, en 2014, por primera vez el Gobierno de Nicolás Maduro logró revertir el crecimiento de la pobreza multidimensional.
La otra cara de la moneda, empero, es el ensanchamiento de las brechas sociales tras 22 años del chavismo en el poder y teniendo este proyecto político la igualdad social como una de sus banderas centrales.
Sin cifras oficiales sobre la dimensión social, la mayoría de organismos internacionales no tiene manera de reportar lo que ocurre en Venezuela, por lo tanto, no hay formalmente puntos de comparación.
A inicios de año el Banco Mundial sostuvo que los cinco países más desiguales del planeta son: Zambia (índice de Gini de 0,57), Botsuana (0,60), Namibia (0,61), Surinam (0,613) y Sudáfrica (0,63). Si se comparan los resultados del estudio académico venezolano con los datos del Banco Mundial, que solo trabaja con cifras oficiales y por tanto no está incluida Venezuela, en realidad este país está entre los más desiguales del mundo.
"La diferencia entre el decil más pobre y el más rico es de 70 veces", precisa el estudio venezolano. Luis Pedro España pone de relieve esta cifra para demostrar la creciente desigualdad geográfica: "Casi el 40% de los hogares con mayores ingresos están en Caracas. Y Caracas solo concentra el 16% de los hogares del país".
El aparato de propaganda en Venezuela, tan proclive a mostrar la desigualdad y las injusticias sociales alrededor del mundo, no ha comentado ni reproducido los datos obtenidos por el estudio de la Universidad Católica Andrés Bello, obtenido tras visitar a 2.218 hogares en el país, con un muestreo proporcional al tamaño de la población por las distintas regiones del país.
Si bien la pobreza multidimensional, que es la que he venido midiendo estos estudios académicos, permite confirmar que en 2022 se detuvo el crecimiento de la pobreza desde que se hace el estudio en siete años, el panorama social es desolador.
A partir de las visitas a hogares, se estima que 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes venezolanos están fuera del sistema educativo en el período 2021-2022.
"Hay una pérdida diferenciada de las oportunidades educativas sin una respuesta del Estado venezolano para garantizar el derecho a la educación entre las poblaciones más vulnerables", precisa el estudio. Y junto a esto este dato más grave: "Casi la mitad de la población de tres a cinco años permanece excluida de los beneficios de la educación inicial".
En comparación con el año pasado, los especialistas reconocen que la pobreza se redujo en 15%. Siendo en este 2022 de 50%. Es decir, la mitad de la población no tiene ingresos suficientes para su alimentación y para atender necesidades básicas, estando por debajo de los estándares internacionales mínimos.
La tímida recuperación económica que han venido señalando gremios del empresariado privado venezolano ha permitido que quienes trabajan con el sector privado hayan mejorado. Los peores ingresos están entre empleados públicos (incluyendo educadores en todos los niveles) y jubilados.
Para el investigador universitario, una tarea urgente ante la desigualdad, es lograr que el Estado promueva bienes y servicios dirigidos a los más empobrecidos, en aras de aumentar su propio capital humano y social.
Sin embargo, esto no está sucediendo. De acuerdo con esta encuesta, en la actualidad la única política social activa por parte del régimen de Nicolás Maduro es el reparto irregular de bolsas o cajas de alimentos a través de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que ha sido objeto de diversas denuncias por corrupción.