Hace 11 meses, cuando se conoció que Tony Hernández había sido condenado a cadena perpetua, en EEUU por narcotráfico y uso de influencias políticas para beneficiar a los narcos, todo apuntaba a que el hermano del condenado, el entonces presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, también terminaría tarde o temprano ante la Justicia estadounidense.
"Se cierra el círculo alrededor del presidente de Honduras", fue el titular de entonces en DIARIO DE CUBA. Junto a la condena que pesa sobre su hermano, que fue diputado en el país centroamericano, el año pasado en otro caso, también en EEUU, salió a relucir el nombre del entonces mandatario: el narcotraficante Geovanny Fuentes Ramírez sostuvo ante la Justicia que Juan Orlando Hernández colaboró directamente para garantizar seguridad a las operaciones de narcotráfico.
En la sentencia contra Tony Hernández se presentó "evidencia sólida" por narcotráfico "patrocinado por el Estado (hondureño)". El juez de la causa mencionó en varias ocasiones al presidente Hernández, dado que su hermano aceptó sobornos de los narcotraficantes en su nombre.
Lo que se estableció hace un año es que el hermano del entonces mandatario fungía como intermediario. Los sobornos permitían a los traficantes contar con territorio seguro en Honduras, para desde allí introducir la droga en suelo estadounidense.
El ex mandatario terminó siendo arrestado este 15 de febrero, apenas dos semanas después del traspaso de mando. La nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, sin mencionar expresamente a Hernández, había sostenido que colaborarían con EEUU y otros países con tal de poner fin a la impunidad y la corrupción.
Una vez que la embajada de EEUU transmitió la solicitud formal de extradición, el ex presidente fue arrestado. Su detención también puso fin a una ola de rumores sobre su eventual exilio en Nicaragua. Hernández fue uno de los muy escasos asistentes a la toma de posesión del nuevo perIodo presidencial, considerado ilegitimo por buena parte de la comunidad internacional, de la pareja sentimental y presidencial que forman Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Los fiscales estadounidenses resumieron el caso del ex presidente Hernández como "narcotráfico patrocinado por el Estado" debido a que Hernández formaba parte de "una violenta conspiración de narcotráfico" que traficaba unos 500.000 kilos de cocaína a través de Honduras hacia EEUU.
La periodista Thelma Mejía aseguró a DIARIO DE CUBA que si bien en el papel Hernández aprobó la figura de la extradición cuando fue presidente del Congreso Nacional y respaldó siempre esta figura, según las acusaciones de EEUU, en privado se reunió con los capos de la droga para garantizarles protección a cambio de sobornos.
De acuerdo con la Justicia de EEUU, la colaboración de Hernández con el tráfico de drogas se inicio mucho antes de su presidencia (2014-2022), cuando fue diputado y presidente del Parlamento hondureño.
Periodistas en Tegucigalpa, en tanto, fijan su atención en otro ex presidente, Porfirio Lobo Sosa (2010-2014), dado que en la solicitud de extradición que envió EEUU a la Justicia de Honduras también se menciona la participación de Lobo Sosa en la trama de sobornos del narcotráfico.
"Por Honduras pasa, desde hace una década, la mayor parte de la cocaína que ingresa a EEUU. Si Colombia y Venezuela son los puertos de salida, Honduras es el puente", sostuvo meses atrás el reconocido periodista Carlos Dada, fundador del emblemático medio digital El Faro, de El Salvador.
Aunque Hernández seguramente pasará a la historia principalmente por estos casos que lo vinculan con el tráfico de drogas, el declive de su figura pública se inició para los hondureños cuando decidió torcer la constitución vigente para hacerse reelegir pese a que no existe la relección en ese país centroamericano.
Pese a que la Constitución prohíbe la relección, Hernández logró que el Tribunal Electoral aceptara su candidatura en 2016 con lo cual alcanzó el poder por otro periodo (2017-2022). Sin embargo, este hecho y sus presuntos vínculos con el narcotráfico generaron un clima de malestar social, que se expresó en diversas protestas de calle en 2019 y a inicios de 2020, antes de que cobrara fuerza la pandemia de Covid-19.
Hace dos años, mientras crecía el clima de descontento y se hacía más clara la ilegitimidad de la segunda presidencia de Hernández, este tomó otra decisión polémica que tuvo impacto negativo en la comunidad internacional, como fue acabar con la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), que dependía de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Esto es una hipocresía y raul y el cenizas y toda su camarilla que esta documentado toda la droga que mandan a este país y dándoles apoyo logístico y militar a las narco guerrilleras por que no los tumban y los mandan con el chapo para colorado? Este hombre culpable o no es un chivo expiatorio para lavar la imagen de esta administración filo comunista.