Muere en prisión el general que devolvió a Chávez al poder en 2002

Ser compadre de Hugo Chávez no le salvó de la cárcel. Haber sido el general que resultó determinante, en abril de 2002, para que el defenestrado comandante Chávez volviera al poder, no le salvó de torturas e incomunicación durante su largo presidio. El general Raúl Baduel falleció siendo preso político del régimen de Nicolás Maduro, a los 66 años.

El taoísmo, del cual Baduel fue un abierto admirador, tiene entre sus principales principios la paz, el respeto por el mundo, el autocontrol y el autoconocimiento. Viviendo sus últimos 12 años en prisión, aislado en diversos momentos y sometido a tratos crueles, la última imagen que se conoció de Baduel se le muestra sereno, concentrado en la lectura de un libro mientras espera ingresar a una audiencia judicial.

Baduel estuvo entre los fundadores de la logia militar de izquierda que fundó Chávez desde fines de los 80, pero se separó y no participó en el fallido golpe de Estado de 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Aquella abortada asonada catapultó mediáticamente a Chávez. Del general, ahora fallecido mientras estaba detenido en El Helicoide (sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia), no se supo en una década, hasta 2002.

Al contrario de muchos de los colaboradores cercanos de Chávez que ocuparon puestos nulos dentro de sus promociones en la academia militar, Baduel estuvo entre los primeros de la suya. Luego realizó estudios en EEUU.

Baduel estaba al frente de la principal guarnición militar con poder de fuego en abril de 1992. Tras difundirse los entretelones del golpe de Estado y la decisión del autoproclamado presidente Pedro Carmona de disolver a los otros poderes públicos, la voz de este militar resonó para exigir la restitución del hilo democrático en Venezuela, que en ese momento significaba el regreso de Chávez al poder.

Diversos análisis posteriores de los sucesos de abril de 2002 evidenciaron que el papel jugado por Baduel resultó decisivo para abortar el golpe de Estado y devolver a Chávez a la presidencia.

Baduel ascendió luego a general en jefe y coronó su carrera siendo ministro de Defensa entre 2006 y 2007. El punto de quiebre entre los compadres tiene fecha clara. La reelección de Chávez en diciembre de 2006, que fue seguida de su decisión de que abrazaría el Socialismo del Siglo XXI, intensificó las expropiaciones y lanzó una campaña para reformar su propia Constitución y establecer así la relección indefinida.

En su discurso al pasar a retiro, en julio de 2007, Baudel atacó al llamado Socialismo del Siglo XXI. "Debemos inventar el socialismo del nuevo siglo, pero no de una forma caótica y desordenada… Antes de redistribuir la riqueza, debemos crearla. No podemos redistribuir lo que no tenemos", sentenció Baduel en un acto que estaba encabezado por Chávez.

Meses después, cuando iba a realizarse un referendo para reformar la Constitución, con lo que Chávez buscaba perpetuarse en el poder, Baduel fue enfático en condenar dicha propuesta.

De acuerdo con el libro La invasión consentida, que detalla el proceso de penetración de la Cuba castrista en la Venezuela chavista, Baduel hizo frente en el seno de las Fuerzas Armadas a tal política.

Su encarcelamiento dio un mensaje claro al alto mando que pudiese tener una posición independiente y defender la autonomía militar de Venezuela. La decisión de Chávez era subordinar el estamento militar venezolano al cubano y era tal su determinación que hasta sacrificó a su compadre y salvador en la crisis de 2002.

Como ha sido práctica común en el chavismo, las críticas internas son aceptadas, pero cuando se hacen públicas son sancionadas. A quienes cuestionan se les castiga, en realidad por sus cuestionamientos, pero se les crea un expediente, por ejemplo, por corrupción. Baduel, un taoísta sin afán de enriquecimiento, fue acusado de corrupción.

Pasó sus últimos 12 años de vida privado de libertad y sometido a la violación de sus derechos fundamentales. Entre estos derechos, no estuvo completamente vacunado contra el Covid-19, pese a que por su edad formaba parte de la población prioritaria, según la política sanitaria del régimen de Maduro.

La versión oficial dada a conocer por el fiscal general Tarek William Saab, un abierto defensor del chavismo, es que Baduel falleció a consecuencia de la pandemia. La familia del militar descarta esta tesis.

Tanto Amnistía Internacional como el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU han solicitado al Estado venezolano que esclarezca las causas de la muerte de Baduel. Su caso ya forma parte del demoledor informe de la Misión de Determinación de los Hechos de la ONU, que ha establecido la presunta existencia de crímenes de lesa humanidad en Venezuela.

Mientras se espera la decisión de la Corte Penal Internacional en relación a la apertura formal de un proceso contra Maduro y otras figuras del Gobierno de Venezuela, relacionadas con la represión y las violaciones sistemáticas y masivas de los derechos humanos, la muerte de Baduel termina recordándole a los organismos internacionales la existencia de presos políticos en Venezuela, con su vida en riesgo.

De acuerdo con el Foro Penal, una ONG especializada en la temática, en Venezuela existen unos 265 presos políticos, de los cuales al menos una tercera parte debería recibir tratamientos médicos especializados, dado que su vida corre riesgos por diversas patologías que no son debidamente tratadas en los centros de reclusión.